Trans: comunicación y mutación antropológica
Trans: communication and anthropological mutation
Trans: comunicação e mutação antropológica
DOI: https://doi.org/10.18861/ic.2023.18.2.3511
MARÍA ANGULO EGEA
mangulo@unizar.es – Editora invitada / Universidad de Zaragoza, España.
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1717-2370
DANIEL H. CABRERA ALTIERI
danhcab@gmail.com – Editor invitado / Universidad de Zaragoza e Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, España - Unión Europea -NextGenerationEU.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6781-260X
CÓMO CITAR: Angulo Egea, M. & Cabrera Altieri, D. H. (2023). Trans: comunicación y mutación antropológica. InMediaciones de la Comunicación, 18(2), 17-29. DOI: https://doi.org/10.18861/ic.2023.18.2.3511
LO TRANS Y LA COMUNICACIÓN
A propósito de un malentendido
Hablar de comunicación trans descoloca, desubica. ¿A qué hace referencia? ¿Qué significa? La convocatoria que abrimos el año pasado bajo el título “COMUNICACIÓN E IMAGINARIOS TRANS” generó una reacción de cierta incertidumbre ante lo que pudiera significar “lo trans” respecto a la comunicación. El imaginario trans está indisolublemente unido a las luchas y perspectivas trans-sexuales y transgénero, y todo lo que desafía el binarismo excluyente, lo heteronormativo y el patriarcado. Y con ello, también, el cuestionamiento profundo de la epistemología desde la que trabajamos en humanidades y ciencias sociales (Stone, 2020; Preciado, 2022). Pero la dificultad de la convocatoria aumentaba con la especificidad del imaginario trans en el campo de la comunicación, como, por ejemplo, aquello que encierra la comunicación transformadora –propia de la comunicología latinoamericana– (Freire, 1991) o el universo que abre la comunicación transmedia –que revela la perspectiva de la convergencia tecnológica y los nuevos consumos e identidades) (Jenkins, 2006), entre muchos otros.
La convocatoria de este número nace de la convicción de que estamos ante un mundo mutante donde es necesario reconsiderar las nociones y enfoques con las que pensamos la comunicación. Pensar la comunicación en la transformación social –no ante, o post– como un modo de entrar en el presente desde las estrategias de colonización del imaginario sociopolítico. Pensar la comunicación más allá de la agenda del mundo paper académico descriptivo (Calvo et al., 2021) implica moverse hacia las ideas y las apuestas que contribuyan en la comprensión de la transformación.
La actualidad habla de los desafíos de un verdadero tsunami civilizatorio. La pandemia y las estrategias biopolíticas, la farmacología generalizada como ortopedia social, la necropolítica del alma que consume las energías del espíritu, la polarización política y la desinformación que manipula las poblaciones, la hibridación humana-tecnológica, la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), son algunas de las facetas del torbellino en el que estamos inmersos y que exigen creatividad para pensar críticamente las cuestiones que permanecen radicadas y radicalizadas. Ahí tenemos la desigualdad y la injusticia social, la violencia patriarcal, la guerra, la explotación y un sistema económico extractivista que agota la tierra, el agua dulce, el clima y la humanidad mientras los piensa como “recursos” –naturales o humanos.
Si la convocatoria del presente número se hubiera hecho con el nombre de “comunicación y transformaciones digitales” seguramente se habría entendido mejor. Después de todo, los investigadores en comunicación vivimos de ese tema desde hace al menos tres décadas. Tendría un valor indudable poner foco, otra vez, en diversos aspectos de los procesos tecnológicos, pero no es lo que nos ocupa aquí y ahora. Al apuntar a la comunicación y a los imaginarios trans pretendemos ir con lo tecnológico, atravesando su fenómeno, más allá de él. Se trata de apreciar dónde estamos como humanidad, qué nos pasa en la actividad académica y en la investigación sobre temas de comunicación en relación con los urgentes y graves procesos sociales, culturales y políticos contemporáneos. De ahí la pertinencia y el arrojo de dedicar este segundo número continuado de InMediaciones de la Comunicación, al igual que el Volumen 18 – Nº 1 publicado en enero de 2023, a la comunicación trans, una perspectiva que se expresa como signo epocal y que apuesta de manera clara por evidenciar lo trans. Esta vez, centrado en las interacciones algorítmicas y en las narrativas disidentes.
Un mundo mutante: banalidad y omnipotencia de la comunicación
La presente publicación quiere ser una invitación a considerar la comunicación y su estudio como parte de un proceso civilizatorio acelerado y de gran calado transformador. Tenemos avisos de la relevancia de las transformaciones y de su ritmo trepidante. Piénsese, por ejemplo, en la tan invocada pandemia que nos encerró y que ralentizó de un modo impensable la producción económica mundial (Browne & Valle Rojas, 2020). Una alerta que se pensó marcaría un antes y después en la actitud de nuestra civilización respecto de la tierra, la desigualdad, el modelo económico, los estilos de vida (Costa, 2021), pero no fue así. No es así.
La aceleración social (Rosa, 2016) implica un estado de novedad permanente (Cabrera Altieri, 2022) que tiene una dimensión negacionista producto, entre otras cosas, del olvido de lo sucedido. Aceleración y olvido caminan juntos en una sociedad donde los cambios, a pesar de afectar directamente al cuerpo personal, a la familia y a la pequeña comunidad de referencia, parecen pasar desapercibidos. La pandemia actualizó, al menos en sus primeros meses, el miedo a la amenaza de la humanidad en su conjunto; el horizonte de la extinción de gran parte de la población se activó como una posibilidad real. Un miedo que solo puede ser comparable con la posible catástrofe atómica durante la llamada Guerra Fría. Pero todo ello, ya pasó. En ambos casos, hemos sido, y seguimos siendo, “incapaces de imaginar lo que estamos produciendo” (Anders, 2019, p. 175).
Mientras tanto, la esperanza y los miedos en el discurso público siguen viniendo de la “ultima” novedad tecnológica, la IA y su aplicación asesina, el ChatGPT de la empresa OpenAI. La IA aparece en los discursos públicos actuales como el sujeto de la transformación definitiva de la sociedad y como amenaza de extinción para la humanidad. Casi no se habla aún de que la I.A. es un conjunto de prácticas técnicas y sociales, infraestructuras, minerales de tierras raras, petróleo, carbón, agua, mano de obra y capital. Tampoco de que “los sistemas de IA no son autónomos, racionales ni capaces de discernir algo sin su entrenamiento… con enormes conjuntos de datos y reglas” (Crawford 2022, p. 29). Entre los problemas urgentes que se solapan, están los implicados en los datos de entrenamientos, en los algoritmos de aprendizaje y en los modelos utilizados con sus lógicas del capital, la vigilancia y la militarización.
La pandemia o el cambio climático y sus manifestaciones, considerados como fenómenos sociales de transformación, aparecen escondidos entre otros temas de la agenda de la opinión pública, de las estrategias universitarias y de los enfoques políticos. La discusión pública en su prisa por el comentario presentista olvida los procesos de mutación antropológica en los que estamos inmersos. La estructura empresarial, el modo de la comunicación actual y una gran parte de la sociedad, participan en un intercambio desigual de mensajes cuya única función es el entretenimiento. Lo comunicacional aparece, entonces, como el espacio donde se banalizan los contenidos y los intercambios de los usuarios, a la vez que se manifiesta su omnipotencia algorítmica de manipulación.
Medios, Internet, redes digitales y plataformas comparten propietarios financieros con el sistema económico y productivo y, por lo tanto, son parte del problema. Como también lo es un ejercicio del periodismo que vive del escándalo, de la alerta y la alarma, tantas veces camuflada por la supuesta aura de objetividad científica y tecnológica. Lo que contribuye a la desinformación y a la polarización social y política alimentada por bots privados en las redes sociales (Cano-Orón et al., 2021). Un periodismo que sucumbe sin análisis y alimenta al recién denominado “capitalismo de tiempo infinitesimal”, fruto de la conjunción de la digitalización de la realidad y del análisis masivo de los datos estadísticos. La “datalogía” como una nueva religión que le rinde culto a una combinatoria de toda suerte de datos sin contextualizar (Fernández Mallo, 2023).
El cambio climático y la pandemia, a pesar de que en su momento significaron una alerta mundial, se siguen viviendo como parte de una “normalidad” que no transparenta la mutación profunda y acelerada de la civilización y que, por lo tanto, no modifica la percepción y las actitudes de las poblaciones. Estamos en un mundo cambiante y no somos solo sus testigos, como cuando se dice: “pobres los jóvenes, a ellos les toca enfrentarse a estas crisis”. Vivimos una civilización mutante, en transformación, y el cambio nos sucede, nos atraviesa. Nosotros –los sujetos– estamos mutando; nuestras vidas y nuestros cuerpos mutan y se transforman. Y el sistema comunicativo y la comunicación parecen más dispuestos a la negación y al negacionismo que a la deliberación racional. El desafío es complejo, pero debemos poder pensar una comunicación trans como radicalización de la apuesta por lo comunicacional de la transformación.
Mutación, ¿de qué tipo de cambio hablamos?
El mundo muta, la sociedad se transforma, el capitalismo se mueve y se sacude, y todo ello no sucede solo en el escenario o en la pantalla. Acontece en nosotros, en primera persona, acaece en mí. Somos el campo del cambio, la tierra del sismo, el cuerpo de las transformaciones, la subjetividad que tiembla. “La pregunta ya no es quiénes somos, sino en qué vamos a convertirnos” (Preciado, 2022, p. 38).
La comunicación actúa como un sistema de contagio que modifica el cuerpo social, verdadero campo de batalla de la mutación. La comunicología, el estudio de la comunicación, enfrenta la necesidad de alentar la creación de un sistema inmunológico (Exposito, 2012) que defienda los cuerpos de la infección de la negación y del olvido que hacen posible que la transformación siga su curso sin nosotros. Comunicación como una inmunología transformadora para enfrentar el cambio.
La comunicación interpretada como “digital”, es decir, desde el elemento tecnológico, señala la retirada de los antiguos medios (con permiso de la Televisión, aún determinante en la opinión) y el triunfo de Internet con sus nuevos soportes. Hablar así, hace sentir que se domina la ola del cambio. Una dominación que, para los investigadores, parece consistir en el registro de las modificaciones en las tecnologías, los cambios en el consumo y en los usos, en las estructuras de la comunicación, en la ecología de los medios. La especificidad de la comunicología, alentada por la “academia acelerada” (Calvo et al., 2022), de la productividad cuantitativa de los papers, no deja ver dónde está ese campo, qué fuerzas lo atraviesan, qué subjetividades resisten y cuáles se ahogan, qué apuestas son necesarias y cuáles son los objetivos del pensamiento, mucho más allá de la seducción de fuentes de financiación para la investigación. Porque lo que no logra, ni logró, el cambio climático ni el paso de los peores momentos de la pandemia, parece provocarlo la tecnología, sobre todo la informática y la digital, con su novedad siempre renovada apelando discursivamente a una evolución asociada al asombro y la admiración. Como se ha dicho, “lo que hoy es la computación antes fue el oráculo de los dioses o los libros sagrados de las diferentes religiones” (Fernández Mallo, 2023, p. 32). O, como también se ha dicho, “nuestra época, como todas las anteriores, es fértil en mitos. La Gran Singularidad, la tecnología exponencial, la transparencia, el narcisismo, la viralidad… Resulta difícil distinguir los mitos sociales de los empresariales o tecnológicos” (Moreno, 2022, p. 7).
La sociedad está más sensibilizada a la sorpresa tecnológica constante que a su contracara: la lógica extractivista y la explotación humana. Así, la evolución tecnológica parece ocultar la profunda transformación antropológica, geológica, cultural y social de la que procede y a la que contribuye.
Y en medio de todo, la primera persona, el yo, para el que se promociona comunicacionalmente infinidad de tipos de ortopedias de resiliencia, optimismo y emprendimiento para soportar la acelerada mudanza (Fernández Aragonés, 2023). La comunicación algorítmica (Cabrera Altieri & Angulo Egea, 2020) que muestra las estrategias de culpabilización de los individuos como si fueran la causa de las vidas rotas a consecuencia de las características de las transformaciones económicas y socioculturales. Se abandona a los ciudadanos que no logran, por ejemplo, conservar su empleo y su vivienda, y se proyecta una mirada punitiva sobre esta nueva clase social denominada precaria hasta excluirla socialmente y culpabilizarla por su fracaso (Angulo Egea, 2017).
Comunicación que justifica el curso manipulado de los cambios de la opinión pública, la desinformación y la polarización política. Pero también tenemos otras narrativas, las de subjetividades dañadas, resistentes y disidentes que dan testimonio de los muchos individuos, cuya lucha se socializa y crea tendencias transnacionales. Las narrativas comprometidas que se instalan en la fractura, que martillean en la supuesta continuidad homogénea de lo social para dejar al descubierto la manipulación del poder que busca instalar, una y otra vez, una historia lineal de superación. Opuestas a las
narrativas hegemónicas que quieren colocar la heterogeneidad entre los horizontes de expectativas sociales con los espacios de experiencias individuales. Una heterogeneidad que debe irrumpir en la “experiencias” de las “otras/os” luchando por ser reducidas a lo mismo, mezcladas en masas de datos para hacerlas inofensivas e inocuas y poder nombrarlas como “efectos colaterales”, sujetos sin nombres, ni rostros (Angulo Egea, 2021, p. 33).
Asaltan algunas cuestiones urgentes aún sin respuesta definitiva. ¿No será que la comunicación –como conjunto estructural del diálogo social– forma parte de un aplazamiento frente a la imposibilidad de parar la economía mundial y su orientación? ¿Cómo participa, más allá de la evidente función de entretenimiento, y de qué manera? ¿Acaso una comunicación que invite a reflexionar activamente sobre las consecuencias y los objetivos de la mutación no se convertiría en una amenaza? ¿Y si el horizonte para pensar nuestra civilización, el posible apocalipsis planetario, se convirtiera en clave de un sistema inmunitario comunicacional que infecte el cuerpo social para hacerlo resistente? ¿Podremos convertir nuestros cuerpos mutantes en una clave de disidencia y lucha? ¿No será que la comunicación es el elemento clave para arrastrar el ritmo humano tras el cambio exponencial de la tecnología?
Comunicación trans podría ser un modo de enfrentar este tipo de preguntas sobre las transformaciones antropológicas y planetarias en su dimensión comunicacional y desde miradas desprejuiciadas y transdisciplinarias. Mutación como algo que nos sucede y que implica nuestros cuerpos en primera persona y que parece acercarnos a la obsolescencia de lo humano. Como una inmunología social transformadora frente al intento de convertir la comunicación en un apantallamiento profiláctico (Cabrera Altieri & Martins, 2020). Se trataría, tal vez, de poner la imaginación a la altura del problema y nuestros esfuerzos al nivel del desafío. Hubo una época que en la investigación en comunicación alertaba sobre los mensajes subliminales, a los pequeños estímulos que no generaban reacción consciente. Günther Anders (2019) sugiere que, a lo mejor, sea necesario analizar “lo supraliminal: el estímulo demasiado grande como para generar una reacción o para activar algún mecanismo de frenado” (p. 176).
Transformaciones socioculturales e interacciones algorítmicas
Los artículos que se presentan a continuación se han agrupado en dos partes donde lo trans es, a la vez, inquietud ante la mutación social, contenido que enfrenta el análisis de las diferentes transformaciones y enfoque epistemológico que apunta a agrietar la estructura productiva académica. En la primera parte, se enfrenta desde diferentes enfoques y con distintos matices la cuestión de la cultura del algoritmo, la narrativa no lineal, el colonialismo de datos y las redes sociales.
En “Sobre el colonialismo digital. Datos, algoritmos y colonialidad tecnológica del poder en el sur global”, Andrés Tello da cuenta de un enfoque crítico del colonialismo digital y de una propuesta de descolonización de la economía del conocimiento y el desarrollo científico implantada por las Big Tech. Para ello, examina la función central del extractivismo masivo de datos y el creciente desarrollo de mercados para la IA, discutiendo el colonialismo digital y la colonialidad del poder. Tello revisa, además, las principales estrategias críticas para recuperar el pensamiento decolonial que puede hacer frente al régimen capitalista de acumulación de datos y sus aplicaciones basadas en IA.
David Vidal Castells, Cristina Garde Cano y Patricia Ventura Pocino, en el artículo titulado “Alteritmo y periodismo-otro en la cultura del algoritmo. Aportes de la filosofía y el comparatismo literario ante la hegemonía de los lenguajes sintéticos”, apuntan a una mirada transdisciplinaria que, desde la filosofía y las humanidades ensayan la posibilidad de introducir lo indeterminado y la ambigüedad de lo humano en la cultura algorítmica. Para ello, trabajan la categoría alterítmico y el concepto alteritmo refiriéndose a un tipo de actividad cognitiva de naturaleza simbólica; y exponen las características del periodismo-otro, alterítmico, que desarrolla un lenguaje del silencio.
En “Compresión narrativa y no linealidad en las series audiovisuales actuales”, Sergio Romero nos propone una mirada hetedodoxa para analizar las estrategias narrativas utilizadas en la escritura y en la producción de series audiovisuales en el marco del escenario transmedial actual, además de reflexionar sobre la emergencia del Showrunner y los efectos generados en la estructura productiva. Romero sigue el sendero abierto por el investigador uruguayo Víctor Silva Echeto (2018) que comprendía el enfoque de las narrativas transmedia como un síntoma de lo que viene sucediendo desde principios del siglo XX, una crisis del “narrador ya que no hay un sustento narrativo (continuidad, linealidad) sino una cadena de imágenes discontinuas como flujos rizomáticos” (p. 43).
Dos artículos analizan la cuestión de las redes sociales y lo político en Argentina. En “To bot or not to bot? Un acercamiento a Twitter durante los alegatos contra Cristina Fernández de Kirchner (Argentina, 2022)”, Irene Lis Gindin, José Rostagno y Ana Laura Cardoso describen y reflexionan, con una metodología muy interesante y desde la perspectiva de la semiodata y la semiótica de las mediatizaciones, acerca de los intercambios producidos en la plataforma mediática Twitter durante los alegatos en una de las causas de corrupción contra Cristina Fernández de Kirchner, identificando el impacto de las cuentas falsas en la discusión pública. Por su parte, Germán Rosso, en “La hipermediatización de las manifestaciones partidarias. La campaña del #SíSePuede de Juntos por el Cambio (Argentina)”, focaliza la atención en la circulación de los intercambios producidos en torno de las movilizaciones de la campaña del #SíSePuede llevada adelante por la coalición política Juntos por el Cambio en el contexto de las elecciones presidenciales de 2019 y presenta un modelo para el estudio de las manifestaciones hipermediatizadas.
Finalmente, Fernando Domínguez Pozos, en el artículo “Narrativas universitarias. Testimonios de estudiantes del noroeste de México durante el retorno a las aulas posconfinamiento”, analiza las transformaciones vividas y el proceso de aceleración en los usos de lo tecnológico en la vida universitaria mexicana a partir de la experiencia de las plataformas y las redes sociales durante la pandemia en México.
Narrativas disidentes
En la segunda parte de la sección Artículos, se han agrupado lo que entendemos como una suerte de narrativas disidentes. Es decir, ese conjunto de relatos –también por la suma de testimonios–, que trata de dotar de sentido o de señalar el sinsentido de las formas y los conceptos que “textifican” y “empalabran” el mundo actual. Narraciones en el sentido benjaminiano, expresada como la facultad de intercambiar experiencias en momentos como el actual, donde la crisis estructural antes descrita parece ahogar la narración de la experiencia. Se ha producido un desajuste evidente en el orden simbólico, en la manera en la que los sujetos se representan a sí mismos y construyen discursivamente su lugar en el mundo. De ahí que parte fundamental de un enfoque trans de la comunicación y de sus imaginarios, como el que se pretende alentar en este número de InMediaciones de la Comunicación, transite de modo transdisciplinar por la diversidad de relatos que vienen construyéndose para intentar dar respuesta, como mínimo, a tres objetivos: 1) atender a las semejanzas que presentan determinados cambios políticos tal y como lo muestran sus narrativas para comprender el contexto transnacional común y generar herramientas de discusión al tiempo que crear comunidad, 2) detectar los relatos políticos e ideologías hegemónicas para poder ejercer la crítica, y 3) descubrir y aprender de las disidencias vitales que testimonian ciertos sujetos para poder proyectar e imaginar subjetividades diversas y decoloniales.
Si bien los artículos que recogemos responden de manera más o menos explícita a estos tres objetivos, podemos situar –mínimamente– a cada uno de ellos dentro de estas tres líneas de trabajo. Dentro del primero de los objetivos mencionados, estaría el abordaje que nos propone la catedrática María Ángeles Naval con el establecimiento de una narrativa transicional de carácter transnacional, lo cual trata de crear un marco innovador de reflexión conjunta, además de ser una herramienta metodológica que permita el estudio interrelacionado de la narrativa sobre las transiciones políticas producida en diferentes países y contextos nacionales que experimentaron un proceso político de transformación de un régimen dictatorial en un estado democrático de derecho en el último tercio del siglo XX. Relatos cuya escritura, como escribe Naval en el artículo “Literaturas transicionales. Nostalgia, memoria, utopía”, no se producen de manera cronológicamente simultánea a los procesos de transición política, sino que operan como recurrencias narrativas en diferentes literaturas nacionales. Dos ejes, la melancolía y la nostalgia, tal como las han teorizado Svetlana Boym (2015) y Enzo Traverso (2019), le sirven para estructurar este análisis que entrecruza distintas transiciones políticas que tienen en el año 1968 un punto de origen aglutinador y de referencia.
La vinculación entre la detección de discursos de funcionamiento hegemónico –segundo objetivo– y la proyección de su crítica, pero también la visibilización de testimonios disidentes capaces de dar cuenta de lo que constriñe y oprime –tercer objetivo–, como es obvio, están relacionados. En tal sentido, Nérida Filipelli, en el artículo “Figuras de la infancia en la fantasía del mérito”, lleva adelante una crítica ideológica y reflexiona sobre el vínculo entre las figuras de la infancia y las fantasías del mérito haciendo uso de la perspectiva crítica delineada por el pensador esloveno Slavoj Žižek (1999, 2003). Con este propósito, se centra en escenas de la comunicación política y de la producción informativa que circularon entre 2015 y 2021 en Argentina y que le permiten reflexionar sobre la meritocracia y el emprendimiento como “expresiones performativas que hacen del esfuerzo y la voluntad individual dos cualidades centrales para pensar la organización social y la vida política”. De ahí que lo que se entiende hoy en día por solidaridad también termine por convertirse en asunto de debate.
Bajo el paraguas del tercer objetivo, tres artículos focalizan la atención en autores y autoras como Pedro Lemebel, Leila Guerriero, Gabriela Wiener y Silvina Ocampo con el propósito de invocar sus relatos o de testimonios escriturales que, formalmente transdiciplinares, en tanto cabalgan entre la ficción y la no ficción, representan diferentes tipos de apuestas de eso que llamamos narrativas disidentes. Es decir, presentan una hibridación y un carácter fronterizo consustancial que las enmarca dentro de lo que Josefina Ludmer (2010) llamó las literaturas post-autónomas. Crónicas, historias y relatos desde y sobre los márgenes, desde la falla, la grieta, la herida. Enunciadas y relatadas en muchos casos como testimonios e, incluso, como experiencias de la subalternidad.
En ese marco, María Virginia Ventura se adentra, en el artículo “Narrativa y transfeminismo. El caso de La liebre dorada de Silvina Ocampo”, en el transfeminismo e indaga, desde una perspectiva literaria e histórica, los modos en que el cuento “La liebre dorada” de Silvina Ocampo permitía pensar los feminismos, el lugar de las mujeres en el campo literario y la alegorización de una disputa que también atraviesa el llamado canon literario. Por su parte, Natalia Corbellini analiza la novela Huaco retrato de la escritora peruana Gabriela Wiener y propone, en el desarrollo del artículo “Huaco retrato de Gabriela Wiener. Filiación, identidad, deseo y migración”, pensar la condición transgenérica de esa obra, atravesada por los cruces entre la novela, la crónica y la autoficción en el marco de una tradición que se inscribe en la narrativa latinoamericana. Asimismo, se propone una hipótesis de lectura que reúne conceptos de la escritura del yo como una suerte de señalamiento de la subjetividad de la narradora en torno de cuatro ejes principales: filiación, identidad, deseo y migración.
Completa esta línea de trabajos el artículo de Gabriel Montalli titulado “Poéticas de la ambigüedad. Realismo inseguro, desfiguración identitaria y estéticas anti-heteronormativas en las obras de Pedro Lemebel y Leila Guerriero”, cuyo centro de atención es pensar la reconfiguración reciente de la literatura testimonial del Cono Sur a partir del análisis de la obra del escritor chileno y la cronista argentina mencionados. Ambos, Lemebel y Guerreiro, coinciden al situarse en la ambigüedad para construir formalmente un realismo inseguro, en términos de Miriam Chiani (2014, p. 399). Un realismo que habita la incertidumbre y que se aleja por completo del género testimonial de los años 60 y 70, tiempo donde las certezas y el dogmatismo eran notorios. Cada quién desde su poética, problematizan, nos explica Montalli, la distancia y la posible correspondencia entre los hechos y nuestras interpretaciones.
Pensar lo comunicacional de la(s) transformación(es)
La comunicación y su estudio vive momentos de cambios y de aceleración que llevan a centrar la atención en la cuestión tecnológica y la cultura que ella genera. Esta actitud asegura la pertinencia de la investigación en la disciplina académica y sus productos (proyectos de investigación, publicaciones, equipos humanos, docencia). Con comunicación e imaginario trans, como se ha mencionado, se busca llamar la atención a las mutaciones antropológicas que suceden como desplazamientos subterráneos y transformaciones silenciosas (Jullien 2010). Frente a una investigación que se concentra en los acontecimientos, en las novedades revolucionarias, generalmente de corte tecnológico, queremos invitar a no separar los acontecimientos de las tendencias, lo que sucede de lo que lleva dentro. Mirar lo que se gesta, lenta y silenciosamente, en y detrás de las mutaciones en las que nos encontramos, para ver en ello lo comunicacional de las transformaciones profundas en la que se encuentra nuestro Presente.
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Artículo publicado en acceso abierto bajo la Licencia Creative Commons - Attribution 4.0 International (CC BY 4.0).
IDENTIFICACIÓN DE LOS EDITORES INVITADOS
María Angulo Egea. Doctora en Periodismo, Universidad de Málaga (España) y Doctora en Filosofía y Letras (Filología), Universidad Autónoma de Madrid (España). Profesora Titular de Periodismo, Universidad de Zaragoza (España). Ha trabajado en diversas universidades españolas y americanas. Sus intereses se centran sobre todo en nuevas narrativas: periodismo narrativo y el periodismo de investigación. Ha publicado varios libros en colaboración, entre otros: Periodismo literario –con Jorge Rodríguez– (2010, Fragua) y Artículo femenino singular –con Teodoro León Gross– (2011, Ediciones APM), coordinó Crónica y mirada (2014, Libros del K.O.) y es autora de Inmersiones. Crónica de viajes y periodismo encubierto (2017, Univesitat de Barcelona Ediciones). En la actualidad, investiga y publica artículos sobre “narrativas de la crisis” y análisis de discursos feministas en el ámbito del periodismo narrativo. En esta línea de investigación ha coordinado el Nº 18 de la revista Información y Comunicación (2021, Universidad de Sevilla, España), dedicado al tema: imágenes, imaginarios y nuevas narrativas en contextos de crisis. Y con Daniel Cabrera Altieri ha publicado “Lo imaginario de las narrativas algorítmicas” (2020, Revista Perspectivas de la Comunicación). Ha trabajado los relatos e intervenciones de escritoras y periodistas en medios y en redes. Se destaca su capítulo –junto con Maite Gobantes Bilbao– titulado: “De generación a genealogía: crítica feminista a la producción literaria contemporánea” (2022, Interrupciones. Narrativas, tecnologías y crítica al fascismo –libro compilado por Cabrera Altieri, Sierra Caballero & Silva Echeto, y publicado por Comunicación Social). También escribió el prólogo “Trabajos y cuidados. La configuración del espacio público desde el periodismo feminista” para el volumen de June Fernández titulado Abrir el melón (2020, Libros del K.O.). En 2023 publicó –junto con Marcela Aguilar Guzmán– una antología de cronistas hispanoamericanas actuales titulada Criaturas fenomenales (2023, La Caja Books). Es directora de la revista de periodismo cultural y narrativo Zero Grados (zgrados.com) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza.
Daniel H. Cabrera Altieri. Doctor en Comunicación y Diploma de Estudios Avanzado en Filosofía, Universidad de Navarra (España). Magíster en Sociosemiótica, Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Profesor Titular de Periodismo, Universidad de Zaragoza (España). En la actualidad, realiza una estancia de investigación (2022-24) en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid, financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU. Fue Investigador Titular del Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana (México). Fue Coordinador del Grado de Periodismo de la Universidad de Zaragoza y Coordinador del Doctorado en Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba. Se desempeñó como profesor invitado en diversidades universidades de Colombia, México, Chile, España, Argentina y Cabo Verde. Entre sus publicaciones recientes se pueden mencionar los artículos “El imaginario textil: una interpretación alternativa en los estudios de la comunicación” (2022, History of Media Studies) y “El algoritmo como imaginario social” (2020, Revista Zer), además del libro Tecnología como ensoñación. Ensayos sobre el imaginario tecnocomunicacional (2022, Ediciones Universidad de la Frontera). Ha coordinado Cosas confusas. Comprender las tecnologías y la comunicación (2019, Tirant Humanidades) y, junto a Sierra Caballero y Silva Echeto, el libro Interrupciones. Narrativas, tecnologías y critica al fascismo (2022, Comunicación Social).