¿Qué futuro para Yemen?

Autores/as

  • Trilce Gervaz

Resumen

Yemen es un país pobre y muy dividido que ha estado vivido revueltas desde enero de este año. El norte de Yemen fue parte del imperio Otomano, mientras que el sur estuvo en manos de los británicos desde 1839, bajo la modalidad de protectorado. Cuando en 1970 el sur del país entró en la órbita de la Unión Soviética, mucha gente se exilió al norte, y durante veinte años hubo una guerra civil en el país. Norte y sur se unieron en 1990 dando lugar así a la República de Yemen, aunque la violencia y los conflictos internos no cesaron.

Ali Abdullah Saleh es el presidente desde 1978, aunque su mandato está siendo amenazado desde varios frentes como son lo separatistas del sur, los rebeldes del norte, militantes de Al Qaeda y protestas civiles que piden su renuncia.

Ante la evidencia de la pérdida de poder de Saleh, y los reclamos de la población, el mismo prometió no postularse para las elecciones siguientes a realizarse en 2013, así como subir salarios y ordenar control de precios, promesas que ha hecho y ha roto anteriormente.

La coalición opositora del país, propuso un plan mediante el cual Saleh debería retirarse del gobierno para finales de 2011, aunque protestantes luego rechazaron esta alternativa, pidiendo el retiro inmediato del presidente.

La respuesta del actual presidente ante estos pedidos fue que cumplirá con lo establecido en la constitución en lo que refiera a transferencias de poder, por lo que continuará resistiendo los pedidos de renuncia.

El gobierno es muy poco popular en regiones en las cuales Al Qaeda tiene una gran influencia. Sumado a esto, está el hecho que Saleh ha manejado su influencia en las tribus por medio de la lealtad de sus líderes, obtenida mediante cargos importantes, dinero, y armas. Pero esos mismos líderes han sido activos partícipes de las revueltas que vienen aconteciendo desde principio de año, lo que debilita su presencia en lugares que poco tiempo atrás parecían asegurados.

Incluso Estados Unidos, que apoyaba a Saleh desde hace ya un tiempo, ha virado su posición luego de concluir que las reformas necesarias para el país no podrán ser llevadas a cabo por su actual mandatario.

Luego de los atentados del 11 de setiembre, Yemen formó parte de una alianza antiterrorista con los Estados Unidos, quien brindó recursos tanto económicos como  militares. Como informó la secretaria de Estado Hillary Clinton, la principal preocupación en la lucha contra el terrorismo es eliminar las causas de tal extremismo, como la pobreza, la corrupción y la desigualdad social, problemas que son una clara amenaza en Yemen. Se busca un país estable en el cual la democracia tenga un campo de acción y no Al Qaeda.

Yemen es un país en la mira internacional mucho antes de los recientes acontecimientos. Sin embargo era en condiciones muy distintas pero no del todo independientes. La preocupación estaba apuntada principalmente a la existencia de un importante centro operacional del grupo terrorista Al Qaeda.

Las características geográficas del país, con grandes montañas y desiertos, hacen que ciertas áreas sean inaccesibles para el gobierno y por lo tanto lugares propicios a tribus guerreras y grupos terroristas con una importante presencia como lo es Al Qaeda.

Las fuerzas de oposición pensaron que sería suficiente con el número de muertes hasta ahora, sin embargo la administración Obama no ha hecho nada en comparación a su accionar en Egipto y Libia, donde se impulsa un nuevo gobierno. Se ha despertado entonces un sentimiento de enojo y frustración ante un país que pensaron los apoyaría, pero que hasta ahora se ha mantenido un tanto distante.

Cabe preguntarse entonces, el por qué de esa distancia en Yemen pero no en otros países como los nombrados anteriormente. La clave reside en el dilema entre la lucha por valores democráticos que tanto énfasis ha hecho la actual administración norteamericana, y la presencia de Saleh como aliado en la región y en uno de los países con mayor actividad terrorista y amenaza contra la seguridad estadounidense.

Por otro lado, el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico ha propuesto que el presidente Saleh se retire, y que al hacerlo tanto él como sus allegados tendrán inmunidad. La iniciativa ha sido aceptada por el mandatario, quien habría de dejar el poder en el correr de 30 días. Ante esto, la oposición tiene grandes dudas, pues entiende sería un mecanismo complaciente a los intereses saudíes y estadounidenses, y no un camino efectivo hacia la salida del poder.

La gran preocupación es quién tomaría el lugar de Saleh si él se fuera. Ante esto, se prevé un gobierno interino liderado por la oposición yemení, aunque la población se resiste fuertemente. La existencia de grandes debilidades políticas, enfrentamientos internos de diversa índole y una larga exclusión de la oposición de la política, hacen que el escenario actual sea tal vez más favorable que el venidero.

Mientras tanto, las protestas y choques mortales con las fuerzas de seguridad continúan, con una cifra de muertos que supera el centenar desde el inicio de las revueltas.

El futuro del país es incierto independientemente de la permanencia de Saleh en el poder. Problemas culturales, políticos, geográficos y económicos, sumados a una importante corrupción, hacen que el destino del mandatario no esté necesariamente ligado al destino del país.

 

* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales. 
Depto de Estudios Internacionales. 
FACS - ORT Uruguay.

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Publicado

2011-04-28

Número

Sección

Política internacional