POEMA Y TEATRO ÉPICOS
Resumen
La Ilíada es un poema épico, compuesta poco antes del 700 a.C, por un poeta llamado Homero (autor también de La Odisea), y que pertenece a una larga tradición con la que comparte temas, personajes, motivos y otros elementos. Sin embargo, el rasgo más notable de estos poemas es su carácter artificial. La lengua homérica no ha sido hablada nunca en ningún lugar de Grecia, ni pertenece a una misma época ni lugar. Tampoco existió una sociedad como la que se describe, ni una organización política y militar, ni las costumbres u objetos materiales como los que aparecen en el relato.
Los llamados poemas del Ciclo Épico, fueron compuestos posteriormente a la Ilíada y completaban la parte de la leyenda troyana que no había sido relatada en ella. Sin embargo, por las alusiones en La Ilíada a alguno de los episodios, se puede deducir que hay versiones de ellos que pertenecen a una fecha anterior.
El recitado de las obras estaba a cargo de poetas conocidos como aedos, que componían de manera oral e improvisada, sin ayuda de la escritura y acompañados por un instrumento de cuerda. No lo hacían porque repitieran de memoria un texto previamente aprendido, como fue el caso de los rapsodas de época posterior, sino porque dominaban ciertas técnicas tradicionales para componer como eran, por ejemplo, los sistemas de fórmulas.
La narración se instala en el pasado heroico sin ninguna referencia al presente del poeta. El contenido y los motivos básicos como la cólera del héroe, la importancia de la amistad, la venganza por la muerte del amigo o el deseo de obtener honra, venían de la tradición. Los personajes eran famosos. Se suponía que el público conocía la totalidad de la leyenda. Antes de comenzar, el aeda comunicaba cuál era el primer episodio que iba a recitar.
El aedo no era un relator pasivo que de pie frente al público iba diciendo el poema. Todo lo contrario: transmitía la obra con sentimiento y acompañaba las palabras y el canto con el gesto, la música y la danza. Entonces, se producía una interconexión entre el público y el poeta. La gente se entusiasmaba ante el ritmo y la fuerza de semejante espectáculo.
La versión de la Ilíada de Baricco que se ha representado en el Teatro Victoria (Montevideo, 2010), es un ejemplo de teatro épico. En esta forma teatral, llamada así por Bertolt Brecht y antes por Piscator, surge como elemento importante el hecho de narrar lo que sucede, como una reacción frente a las representaciones dramatizadas, donde la trama se desarrolla a través de acción y diálogos.
El comentario puede estar a cargo de un relator que aparece con ese fin, o de los propios personajes los que cuentan la historia. De esta manera se tiene la posibilidad de optar por un punto de vista determinado para presentar cualquier argumento, manteniendo una distancia emocional entre el personaje y lo que este expresa. El actor ya no vive una situación, la relata.
En la actualidad no es muy corriente ver teatro épico en su estado puro. Lo habitual es que la obra teatral esté en parte relatada y en parte expuesta en base a diálogos. Así se logra que la puesta en escena tenga un mayor dinamismo, no se le exija un gran esfuerzo al público y este pueda sentir lo que está viendo y escuchando.
*Uruguayo, nacido en 1939. Artista plástico,
traductor, hombre de teatro, crítico cultural y autor de relatos breves.
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