El proceso de desnuclearización: éxitos y fracasos

Autores/as

  • Andrea Lacuesta

Resumen

La humanidad pudo apreciar el alcance destructivo de la bomba atómica con los ataques estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Desde ese entonces, nos encontramos frente a un tipo de armamento capaz de destruir y arrasar con todo en el mundo.

Por otro lado, desde el punto de vista político, poseer o no poseer dicha bomba constituía una diferencia sustancial para algunos Estados.

Después del año 1945, muchos la consiguieron. No es casual que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Organización de las Naciones Unidas (ONU) - URSS, Francia, Reino Unido, y China, además de EEUU - tengan la bomba. De hecho, que así sea, constituye una forma de balance de poder. A eso se suman otras potencias regionales como India y Pakistán; Israel y Corea del Norte.

Con el motivo de frenar la proliferación nuclear, muchos países firmaron en el marco de la ONU, a través de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), el Tratado de No Proliferación Nuclear en el año 1968. Allí se comprometieron a la no proliferación, al desarme y al uso de la energía nuclear para fines pacíficos. 

Un paso importante en el proceso de desnuclearización fue el tratado bilateral START (Strategic Arms Reduction Treaty) que firmaron Estados Unidos y la URSS en el año 1991 donde cada uno se comprometió a reducir en grandes cantidades su arsenal nuclear. Fue un tratado exitoso: hacia el 2001, casi el 80% de las armas nucleares existentes fueron eliminadas. Caducó en diciembre del 2009 y, de común acuerdo, esos Estados firmaron un nuevo tratado en abril del 2010 en Praga, representados por el Presidente Obama y su homólogo ruso Medvedev.

Este buen entendimiento entre estos países, que tuvieron un largo período de enfrentamiento, seguramente se traduzca por el apoyo mutuo dentro de la ONU. Las situaciones nucleares de Irán y de Corea del Norte lo precisan.

Por un lado, Corea del Norte se retiró del Tratado de No Proliferación Nuclear en el 2003 para llevar a cabo sus programas nucleares, aunque ya a mediados de la década de los noventa había comenzado a producir plutonio. El Estado norcoreano en aquellos años había frenado su programa gracias a un acuerdo con Estados unidos en el año 1994. Fue en 2001 que retomó el programa, siendo hoy en día capaz de producir armamento nuclear. El país gobernado por Kim Jong Il expresó que dicho programa era no sólo para fines civiles sino también para fines bélicos; sobretodo, para utilizar los logros alcanzados como elementos militares disuasivos. Después de haber hecho sus primeros ensayos nucleares en el año 2005, Corea del Norte fue sancionada por la comunidad internacional en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Por otro lado, está el caso de Irán, quien está ejecutando un programa nuclear y forma parte del Tratado de No Proliferación Nuclear. El gobierno iraní afirma que el uranio enriquecido es sólo para uso civil (con fines pacíficos); sin embargo, el uranio que se necesita para este tipo de uso es de un nivel de enriquecimiento menor que el que se está produciendo actualmente. Los expertos señalan que en Irán se está produciendo uranio a gran velocidad y con altos niveles de pureza.
 
A partir de ello, se sospecha que el uranio enriquecido tendría un destino para uso bélico. Estas sospechas no son infundadas, ya que Irán no se compromete a cumplir con las debidas diligencias ante la AIEA.

Los países occidentales y la propia organización creen que Irán ya estaría en condiciones de fabricar armamento nuclear, si es que ya no lo está haciendo. Pocos días atrás, el director de la CIA declaró que Irán tiene uranio como para producir dos bombas atómicas para el 2012.

La comunidad internacional, a través de la AIEA, ha intentado frenar el programa nuclear de la República Islamista con sanciones económicas, pero  en la lógica del presidente Mahmud Ahmadineyad, ellas poco importan. Más aún, el mandatario dijo que no cederá ante la presión extranjera para abandonar el programa nuclear.

La comunidad internacional hace hincapié en sancionar a Irán ya que si el programa tiene fines bélicos, es una amenaza para la estabilidad y seguridad del Medio Oriente y del mundo.

Un camino auspicioso de salida a la crisis iraní puede radicar en el ejemplo del mes pasado. Irán tuvo el primer éxito público de su programa nuclear con la apertura de la primera central nuclear para producir energía en Bushehr. Es una central supervisada por la AIEA y se provisiona de uranio y combustible nuclear ruso. En estas condiciones, el mundo no concibió dicha apertura como una amenaza. Todo el planeta le estará con los ojos encima siguiendo y analizando paso a paso los movimientos que realice: si el mecanismo funciona, puede ser un camino para evitar que la tensión aumente entre Irán y la comunidad internacional.


*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS - ORT

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Publicado

2010-10-07

Número

Sección

Política internacional