Resultados Electorales, el Futuro del Chavismo y el Pueblo Venezolano

Autores/as

  • Adrián Krupnik

Resumen

Ahora conocemos los resultados finales de las elecciones legislativas venezolanas que se realizaron el domingo pasado. Mientras el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 97 bancas, la Mesa de Unidad Democrática se alzo con 65 y otros partidos recogieron las 3 restantes. Dos datos se destacan rápidamente para cualquier análisis: a) El presidente Chávez no contará ya con los 3/5 de las bancas requeridos para introducir leyes por decreto sin consultar al parlamento. b) La relación entre la cantidad de bancas que obtuvieron los dos principales bloques políticos enfrentados no refleja proporcionalmente la cantidad de votantes que brindó su apoyo a cada uno de estos. En efecto, la diferencia entre el chavismo y la oposición fue de tan solo 100.000 votos sobre un total que rondó los 11 millones.  

En gran medida los resultados descritos se explican debido a la reforma introducida en el sistema electoral luego del referéndum que Chávez perdió durante 2007. Momento en que la oposición comprendió que debía participar en las elecciones al tiempo que gobernadores alineados hasta entonces con el chavismo negaron su apoyo por temer que la eternización del ex golpista amenazara sus propias cuotas de poder. Dicha reforma ha rediseñado las jurisdicciones electorales teniendo por objetivo equiparar el peso, medido en número de representantes en la asamblea, entre los estados menos poblados y aquellos de mayor peso demográfico. En la práctica esto significa que los votos de los ciudadanos no han sido contabilizados del mismo modo sino que han sido ponderados. No casualmente, por supuesto, este rediseño ha otorgado un valor extra al voto efectuado en las áreas rurales del país, aquellas que históricamente, y también desde que Chávez gobierna el país, coinciden con los índices nacionales de pobreza más elevados. Si algo puede saberse respecto de la noción de “revolución bolivariana” de la cual habla Chávez es que el lema “un hombre un voto” legado por la Revolución Francesa no goza de vigencia en Venezuela. Tal cosa no ha de sorprendernos puesto que en otro artículo ya hemos aclarado el carácter no liberal del sistema político Venezolano. (1)

El mismo presidente venezolano ha reconocido este rasgo del sistema electoral que ha impulsado y ha afirmado que similares mecanismos existen en otros países. Cierto. Lo que debe agregarse es que el caso de mayor similitud de una reforma electoral conocida en América Latina es el de la efectuada por el dictador y exterminador de derecha chileno Augusto Pinochet. De hecho, las circunstancias y cronología de las reformas guardan un asombroso e irónico parecido.

El caso chileno fue claramente analizado por Marcus J. Kurtz.(2) Este politólogo de la Ohio State University explicó el modo en que los militares chilenos detectaron que el apoyo a su política en áreas rurales era marcadamente más elevado que en áreas urbanas. El descubrimiento tuvo lugar luego del plebiscito de 1988 en el cual la dictadura buscaba permanecer en el poder por ocho años más. En aquella votación los militares fueron derrotados por un delgado margen de 55% a 45% a nivel nacional, mientras en áreas rurales alcanzaban más del 65% de los votos. Con esos datos la transición a la democracia chilena atravesó la modificación de regulaciones y distritos electorales.

La “revolución bolivariana” impulsada por Chávez emplea los mecanismos electorales pinochetistas, no ya para transitar el camino desde una dictadura hacia una “democracia protegida” al compás de la liberalización económica tal como sucedió en Chile, sino en nombre del “socialismo del siglo XXI.”

En relación a dicho “socialismo” caben algunos interrogantes. El más apremiante se relaciona con el número de muertos que el proyecto de Chávez le viene costando al pueblo sobre el cual gobierna. Según el Observatorio Venezolano de Violencia, el homicidio ha terminado con la vida de 118.541 venezolanos desde 1999, año en que Chávez ya era presidente. (3) Este número está por encima del triple de “desaparecidos” por la última dictadura argentina y rebasa también el trágico record alcanzado por la dictadura guatemalteca. Si bien es cierto que las raíces del problema son históricas y que las cifras ya eran altas antes del chavismo, las mismas se han triplicado desde 2007. El gobierno ha prohibido la publicación de ciertas informaciones relacionadas con el delito seguido de muerte en la prensa nacional. El problema persiste. 

Otro interrogante se plentea a nivel teórico, si es que hay alguna teoría que guíe el proyecto chavista. De acuerdo al pensamiento marxista clásico existe un paso previo a la “socialización de los medios de producción” que tendría por finalidad convertir a una sociedad capitalista en una de carácter socialista. Este paso previo se relaciona con las “fuerzas productivas”. Para que la transición sea exitosa, sostiene la teoría, estas fuerzas deben estar lo suficientemente maduras y desarrolladas. Dicho en el lenguaje coloquial que Trotsky utilizaba para criticar las reformas introducidas por Stalin en la Unión Soviética, ninguna sociedad puede pretender distribuir lo que produce cuando aún no produce lo suficiente. Cuando se pretende tal tipo de reparto el resultado es, como decía el ex líder del Ejército Rojo citando a Marx, la “distribución de la miseria”. Si la misma teoría marxista afirma que solo habrá de obtenerse miseria al pretender distribuir una producción insuficiente, ¿Qué puede esperarse de un supuesto reparto de riqueza llevado adelante por un estado en desintegración y corrupto cuyas ineficiencias le impiden llevar al mercado  las toneladas de alimentos frescos importados antes de que estas lleguen a la putrefacción en los puertos. Debe ser destacado que el porcentaje de alimentos importados por Venezuela aumenta sostenidamente debido a la baja en la producción nacional. Baja que se debe a múltiples desincentivos por los cuales debe responsabilizarse al actual gobierno. A pesar de lo anterior, la única fórmula que Chávez ha presentado hasta el momento ha sido la expropiación y la nacionalización.
Resulta ilustrativa la tensa situación vivida por la empresa distribuidora de alimentos y otros artículos Polar y sus trabajadores durante expropiaciones o amenazas de estas por parte del gobierno. En cada oportunidad los trabajadores han resistido la iniciativa gubernamental pues han recibido sobradas muestras de cómo son tratados los empleados de empresas nacionalizadas. ¿Si no son los trabajadores, quiénes se benefician de las nacionalizaciones y expropiaciones realizadas en nombre de una mayor igualdad, quienes son los beneficiarios? La respuesta ha de buscarse en casos como el de las fraudulentas quiebras de bancos cuyos propietarios eran hombres muy cercanos a Chávez, que dieron origen al término “boligarcas” en la jerga de la calle venezolana.

Aún falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales de 2012 y restan aun tres meses durante los cuales Chávez podría intentar realizar nuevas reformas antes de que asuman los funcionarios elegidos. Entre los factores que resultaran relevantes estarán el precio del petróleo, el nivel de organicidad que logren alcanzar las fuerzas opositoras y el grado de desgranamiento que pueda afectar al cúmulo de fuerzas que lidera Hugo Chávez Frías. (4) Quizá puedan esperarse consecuencias no menores como resultado del dialogo que Fidel Castro ha intentado abrir con los Estados Unidos. Pero este tema deberá aguardarnos hasta el próximo artículo, en el cual abordaré el modo en que el antisionismo funciona como estrategia diversionista de aquellos que carecen de proyecto de desarrollo nacional para sus pueblos.

(1) Krupnik, Adrian; “Los Problemas de Venezuela y los Fundamentos de la Industria del Petróleo,” Letras Internacionales, disponible online:  http://www.ort.edu.uy/facs/boletininternacionales/contenidos/93/krupnik93.html

(2) Kurtz, J. Marcus; “Free Markets and Democratic Consolidation in Chile: The National Politics of Rural Transformation”, en Politics and Society, Vol. 27, N 2, Junio de 1999. 

(3) Citado por Romero, Simón en “Venezuela More Deadly Than Iraq, Wonders Why.”, The New York Times, 22 de Agosto de 2010.

(4) Al igual que la Mesa de Unidad Democrática, el “partido” de Chávez no es ciertamente un partido. Puede verse López Maya, Margarita; “Venezuela: Ascenso y Gobierno de Hugo Chávez y Sus Fuerzas Bolivarianas.”, Marzo, 2008. Además, figuras prominentes del entorno chavista, como el general Luis Baduel, ex ministro de defensa, se han ido apartando políticamente del líder venezolano incluso mostrándose dispuestos a reunir fuerzas en su contra.


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Sociólogo, Universidad de Buenos Aires (UBA)
Maestría en Estudios Internacionales, Universidad Torcuato Di Tella (Tesista)
Schusterman Center for Israel Studies Fellow, Brandeis University

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Publicado

2010-10-07

Número

Sección

Enfoques