El paradigma chavista

Autores/as

  • Valentina Niremberg

Resumen

Decir que el objetivo de Chávez es permanecer en el poder ya no es ninguna novedad, y si de intentar entender su política se trata, es lo que deberíamos tomar como base. Su estrategia se va elaborando a medida que pasan los días, por lo tanto se irá adaptando a las distintas circunstancias. El caso de Colombia es una verificación empírica de que la política de Venezuela está hecha a conveniencia personal de Chávez y no de los intereses de Venezuela en tanto país.

En tan solo cinco años, Venezuela y Colombia han roto relaciones cinco veces. Cuando el gobierno era de Uribe, la actitud de Chávez se balanceaba entre lo protocolar y la tensión extrema. En febrero de este año, en la Cumbre de Río, todo lo que existía de formal se desvaneció cuando Uribe, al criticar el bloqueo económico que le aplica Venezuela a Colombia, despertó la reacción de Chávez quien amenazó con irse del foro. Uribe, sin poder contenerse, se dirigió a Chávez: “¡sea varón!... usted es valiente para hablar a distancia y cobarde para hablar de frente". La tensión fue en crecimiento cuando Chávez le increpó a Uribe la entrada de fuerzas militares estadounidenses a territorio colombiano. En ese momento todos los mandatarios presentes se preocuparon por las acaloradas palabras e intentaron mediar en la situación. 

La última denuncia de Uribe ante la OEA sobre la presencia de FARC en territorio venezolano, finalmente derivó en un nuevo rompimiento de relaciones bilaterales, de iniciativa venezolana, a poco tiempo de asumir el nuevo presidente colombiano Santos. 

Santos, para Chávez, es el reflejo de una nueva etapa, y le significaría poder utilizar la excusa de “empezar de cero” para volver a hacer de las relaciones bilaterales lo que más le convenga. Santos también vio en este conflicto la posibilidad de empezar su mandato promoviendo el diálogo directo con Chávez. Así fue que, veinte días después de haber roto las relaciones bilaterales, ellas se volvieron a retomar y el discurso de Chávez volvió a variar_ quien alguna vez dijo estar organizando al ejército para la guerra contra Colombia, hoy dice estar reconciliado y amar a los ‘hermanos colombianos’.

Si bien existen problemas gravísimos entre ambos Estados (FARC, narcotráfico, bases militares estadounidenses, bloqueos económicos, etc.), lo más grave de todo es, a mi parecer, la particular personalidad política de Chávez. 

Colombia es a simple vista el sujeto más estable y predecible de los dos. Chávez, en contraposición, es un actor que marcó un antes y un después en la política venezolana. Este hecho es definitivo para la definición de las relaciones bilaterales, en el sentido de que el tratamiento de los problemas por parte del mandatario venezolano está muy ligado a sus inclinaciones personales y a propagarse en el poder, y no tanto a pensar en la buena vecindad.

Para mantener buenas relaciones con Venezuela, Colombia deberá pensar siempre a Chávez como un actor atípico, con intereses puramente personales. Esto demuestra una vez más lo autoritario de su gobierno, que se presenta como democracia, pero no garantiza ni lo más elemental de ésta: la representación de los intereses generales, la alternancia en el poder, la protección de los derechos de los individuos y las libertades fundamentales.

Es por todo esto que el problema bilateral deberá abordarse partiendo de la base de que el problema de Venezuela es sólo uno: Chávez. Es cierto que las FARC, el bloqueo económico y las bases militares estadounidenses son un problema real. Pero sus abordajes por los representantes de ambos países definirán si son pasibles de solución o si seguirán siendo meras excusas del presidente venezolano para extender su poder, y tomar acciones que, en otras circunstancias, no estarían justificadas.

La estrategia de Chávez es seguir aparentando una democracia consolidada, mientras que en la realidad es un totalitarismo incipiente, y como totalitarismo, intentará mantenerse en el poder, cueste lo que cueste.

En general, quien esté en el poder querrá perpetuarse. Pero esta tentación se evita dándole a los gobernantes recursos limitados y asegurando la alternancia en el poder mediante una constitución sólida. Por eso es que la democracia es tan importante en este sentido: deben existir garantías de que los intereses generales estén bien representados y no que las acciones que se tomen sean puramente representación de los intereses del gobernante.

Concluyendo, la política irregular de Chávez parece no dirigirse a ningún lugar, mientras que sin querer lo está haciendo; ya que su objetivo supremo es seguir en el poder, y efectivamente sigue en él. Al estudiar la política de Chávez a través del conflicto con Colombia, podría afirmar que la política venezolana ya no merece ser abordada de la manera habitual, sino que deberá adaptarse al mundo chavista, en el cual cualquier acción es justificada mientras se trate de mantenerse en el poder.

* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales. 
Depto de Estudios Internacionales. 
FACS - ORT Uruguay

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Publicado

2010-08-26

Número

Sección

Política internacional