La gran sociedad

Autores/as

  • Lic. Hernán Bonilla

Resumen

Desde que se convirtió en líder del Partido Conservador en 2005, David Cameron sabía que el objetivo de convertirse en Primer Ministro estaba a su alcance. Luego de los 10 años de gobierno de Tony Blair (1997-2007) y su “tercera vía” el Partido Laborista parecía agotado ya cuando Gordon Brown tomó la posta. A la tendencia natural en las democracias maduras de que los partidos roten en el ejercicio del poder, se sumó el escaso carisma de Brown y varios errores que fueron haciendo crecer a los partidos de oposición.

En las elecciones de 2010 el Partido Conservador se impuso al Laborista pero sin lograr la mayoría parlamentaria (lo que suele llamarse “hung parliament”) lo que lo forzó a formar una coalición con el Partido Liberal Democrático. Por esta razón  el programa conservador debió absorber varios planteos de los liberales y aceptar la influencia decisiva de su líder, Nick Clegg. Con este panorama en vista, Cameron camina hacia los primeros 100 días de gobierno con una agenda que ya permite ver por dónde caminará Gran Bretaña en los próximos años.

La elección 2010 deparó algunas novedades. Amén del retorno al primer lugar de los conservadores, que no lo conseguían desde las elecciones de 1992, la principal novedad fue el resurgimiento del Partido Liberal Democrático, aunque poco tenga que ver esta nueva agrupación con el Partido Liberal del siglo XIX o con los “viejos whigs”. El gobierno de coalición, por lo tanto, implicará que los ritmos y los acentos de Cameron se vean atenuados.

¿Hacia dónde va la Gran Bretaña de Cameron y Clegg? En una línea que podría denominarse thatcherista está la principal iniciativa anunciada por el Primer Ministro: su proyecto de la “Gran Sociedad” (Big Society Plan). Se trata en su aspecto filosófico de devolverle poder al ciudadano en detrimento del Estado (el liderazgo está en la responsabilidad social no en el control del Estado). En su parte política  un ambicioso proyecto de descentralización que le dará a los pueblos y comunidades el control de los servicios públicos. En el plano económico se promete congelar el gasto público, ir reduciendo impuestos y terminar con los monopolios. Se anuncia también la reforma del sistema de salud más importante de los últimos 60 años, centrada también en la descentralización y un drástico recorte en los gastos en burocracia.

Cameron argumenta que el cambio que propone, la gran sociedad, en oposición al gran gobierno de los laboristas, podrá desatar las fuerzas bloqueadas de Gran Bretaña. En su conjunto parece un plan coherente, bien intencionado y en la dirección correcta.

En lo relacionado con la Unión Europea (UE) la coalición es crítica de su funcionamiento, lo que los hechos de los últimos meses no hacen más que reafirmar. Se sostiene que no habrá ningún tipo de transferencia de soberanía hacia los organismos de la UE. Dada la situación compleja que enfrentan algunos países de la UE con altas tasas de desempleo, déficit fiscal y deuda pública, el gobierno no va a encontrar mayor oposición a esta línea.

En balance el gobierno británico muestra una saludable reacción al rumbo socializante que lidera Obama en los Estados Unidos. Da la sensación de que los británicos están recordando que lo que los hizo una potencia mundial fue la libertad económica y que cuando pretendieron seguir otros caminos les fue definitivamente mal.

No deja de ser un soplo de aire fresco y saludable que demuestra que no existen rumbos inexorables y que los discursos sobre “el fin del capitalismo” y la equiparación de la crisis financiera de 2008 con la caída del muro de Berlín son sólo estupideces.



*Licenciado en Economía.
Director Instituto Manuel Oribe
Vice Presidente Fundación Libertad

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Publicado

2010-07-29

Número

Sección

Comercio y economía internacional