EL DÍA QUE SECUNDARIA SE SEPARÓ DE LA UNIVERSIDAD (2da. Parte)
Resumen
En ese entonces, el filósofo más importante que ha registrado la historia del pensamiento uruguayo, ejercía el rectorado de la Universidad.
Carlos Vaz Ferreira, que era desde hace años figura central en la vida intelectual y educativa del país, sería contundente en su apreciación sobre la situación, acompañando el posicionamiento de estudiantes y de la Federación de Magisterio, entre otros, en medio de una situación de resistencia que llegó a tener enfrentamientos muy duros:
“Para la Universidad fue una gran encrucijada. El Consejo Central Universitario rechazó la ley basado en que no había contado en la Cámara de Diputados con el quórum necesario para crear un Ente y estudió interponer el recurso de inconstitucionalidad. El Dr. Carlos Vaz Ferreira –rector de la Universidad– consideró la separación de Secundaria de la Universidad como un “horror pedagógico, administrativo y moral”, destacando que la norma era inconstitucional, de tendencia regresiva porque subordinaba la enseñanza al poder político y afectaba la organización e integridad de esa casa de estudios. Significaba para el rector una clara intromisión del poder político en el ámbito educativo realizada por una comisión ajena a la Universidad mientras precisamente el Claustro de la Universidad estudiaba un estatuto coordinador de toda la enseñanza bajo la dirección de la Universidad.
Los estudiantes fueron los actores más activos y quienes llevaron a delante una sostenida y decidida movilización en defensa de la autonomía y contra la reforma que separaba la enseñanza Secundaria y Preparatoria de la órbita de la Universidad de la República. Fue un motivo más de enfrentamiento del sector estudiantil opositor a la dictadura terrista. Las reacciones contra el proyecto de ley de Creación de Enseñanza Secundaria, principalmente en el sector estudiantil fueron importantes, y consistieron en huelgas, asambleas, manifestaciones y choques callejeros con la policía, entre las que se destacaba la resistencia protagonizada por los estudiantes de Enseñanza Secundaria. En dichas manifestaciones participaron también diversas fuerzas populares e instituciones culturales como la Federación de Magisterio.” (Op. Cit, pág. 53-54)
En medio de este conflictivo marco, se ponía fin a la dependencia de secundaria del ámbito universitario, período que abarcó de 1849 a 1935 y en donde la enseñanza media era considerada meramente como preparatoria para los estudios universitarios.
El primer Consejo Nacional de Enseñanza Secundaria tuvo como su primer Director a Eduardo de Salterain Herrera y las tareas que tuvieron que enfrentar fueron varias y variadas, en tanto comenzó un acentuado crecimiento y expansión del sistema, sumando más alumnos, más docentes, más liceos. E incluyendo diversas realidades socio-económicas.
En julio de 1949 se crea por ley el Instituto de Profesores y por un artículo de otra ley de agosto de 1950 se le denomina “Artigas” (al cumplirse en ese año el centenario de la muerte del prócer). En 1951 comienza funcionar el Instituto de Profesores “Artigas”, bajo la dirección de Antonio Grompone.
Y aquí, en este punto de la Historia, sería importante centrarnos directamente en la dupla Vaz Ferreira-Grompone, en sus dos visiones sobre la formación docente, que preceden y determinan, en buena medida, la creación del IPA por un lado y la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias por el otro. Hechos que están, en definitiva, estrechamente vinculados a esa proceso de separación de secundaria del espacio universitario, iniciado en 1935.
Este punto supondría otro desarrollo mucho más específico, que va más allá de las intenciones de este breve artículo, pero aún así quisiera señalar al pasar que el punto central de esas diferentes perspectivas parece remitir a la manera de concebirse la institucionalización de la formación de profesores
Por un lado Vaz Ferreira, apunta a un docente poseedor de una vasta cultura general, poseedor de un “espíritu libre” y autónomo como materia intelectual y ética necesaria para formarse y ejercer la docencia, de un saber desinteresado por oposición a un saber utilitario, alejado de la idea de que estudiar y formarse es rendir exámenes académicos. El filósofo ya señalaba el peligro de terminar asociando la enseñanza a una pedagogía restringida que alimentara un sistema educativo basado en la mera funcionalidad social y fiscalización institucional del saber-
Por otro lado Grompone, apunta a un docente profesional que esté preparado para su actuación en la emergente y compleja realidad social del contexto de enseñanza media y sus particulares actores involucrados antes que apuntar a cómo se forma ese individuo/docente en su “espíritu libre”. El educador contempla las consecuencias de la masificación del ingreso de estudiantes a la enseñanza media y los nuevos objetivos a partir de esa situación, que ya no podían ser el de únicamente tomarse como una enseñanza de estudios preparatorios para el ingreso a la universidad o el de un sostener una elite cultural.
Sobre estas dos visiones, que se pueden etiquetar una como “idealista” y otra como “práctica”, es que se proyectarán dos instituciones que, en alguna medida, aún están en pugna respecto de la formación y práctica docente: el Instituto de Profesores Artigas (IPA) y la actualmente denominada Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE).
Este dilema es determinante histórica e institucionalmente en la historia de la educación uruguaya, y en nuestra concepción de la formación docente, entre dos posiciones diferentes respecto de la misma. Pero es en definitiva, una “falsa oposición”, como le gustaría decir seguramente a Vaz Ferreira al plantear el asunto, consecuente con su Lógica viva.
La diyuntiva aparece tan vigente hoy en día –y acaso sea hasta más preocupante en el presente– como en esos años 40 y 50 del Siglo XX. Por eso, en momentos de conmemorarse otro aniversario de la separación de secundaria de la universidad, parece importante para el actual debate educativo volver a poner el tema en el espacio del diálogo público.
Algunas breves reflexiones finales
Quisiera en este punto esbozar y arriesgar alguna hipótesis, buscando desarrollarla debidamente en posteriores instancias de diálogo y debate:
a) La particular historia de la gestación de la enseñanza media uruguaya, incluyendo su “traumática” separación de la Universidad, es condición de algunos problemas actuales aún no resueltos en el terreno de la formación docente para este nivel educativo. Así, las perspectivas de Vaz Ferreira y Grompone sobre la formación docente no hacen más que explicitar –y finalmente institucionalizar– un problema heredado desde la historia misma de nuestra conformación como nación y acuciante en determinado momento de nuestra historia educativa.
b) La separación de la enseñanza secundaria de la Universidad, resuelta en un contexto de crisis institucional del país, sin un debido debate y finalmente generando una marcada separación formativa –entre un perfil docente apuntando a las necesidades sociales y prácticas del contexto del alumnado de secundaria y otro perfil apuntando a la libre formación e investigación universitaria–, terminó a la larga afectando a ambos niveles (secundaria y universidad). Se trata de un problema fuertemente presente, de delicado costo intelectual y cultural para el país, aunque no debidamente explicitado. Por ello mismo traer a escena a Vaz Ferreira y Grompone puede ser determinante para retomar un debate inteligente sobre el asunto.
c) La mencionada separación ha generado a la larga un negativo divorcio entre docencia e investigación.
d) El sistema educativo nacional necesita una re-estructuración, que contemple la posibilidad de inyectar de más “espíritu” universitario a la formación docente para secundaria, y una Universidad que a su vez se involucre marcadamente con la realidad social circundante, con el contexto inmediato y sus problemas, y que contemple debidamente en su perfil la formación pedagógica y –particularmente– la reflexión desde el espacio de la Filosofía de la educación.
En este sentido, se me ocurre que quizás la idea de una Universidad Pedagógica Nacional –que por estos lares ha sido planteada pertinentemente por el profesor y filósofo Mauricio Langón– sea una buena iniciativa a tener en cuenta, quizás –agrego–matizando y sintetizando en ella las perspectivas de Vaz Ferreira y Grompone.
FUENTE:
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*Profesor de filosofía, coordinador del Proyecto Cultural Arjé
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