“Ayer, Una Vez Más” Implicancias Teóricas de la Crisis de la Unión Europea

Autores/as

  • Prof. Nicolás Terradas

Resumen

En ocasiones anteriores, ya hemos hablado aquí en Letras Internacionales sobre qué hace único y distintivo al campo de las relaciones internacionales con respecto a otras disciplinas, y sobre las implicancias generales de teorizar o pensar en términos teóricos acerca del mundo. En esta oportunidad, sin embargo, hablaremos más bien sobre qué iguala a nuestra disciplina con las demás ciencias sociales. Sobre todo en lo que concierne a la teorización. Asimismo, discutiremos con cierto grado de detalle un caso paradigmático y ejemplificador como es la perdurabilidad de la Unión Europea (UE) dentro del marco de explicaciones teóricas de la disciplina. El foco principal de este ensayo está puesto en analizar las implicancias de la existencia de la UE para la teoría de relaciones internacionales; en particular, en lo que respecta a la última gran crisis europea.

I

En términos generales, se considera que una teoría debiera poder cumplir dos funciones básicas. Por un lado, simplificar realidades complejas con el fin de ayudar a alcanzar ciertas explicaciones sobre relaciones causales presentes en determinados tipos de situaciones. Es decir, clarificar y dar sentido a fenómenos complejos. Y por el otro, en base a esas relaciones de causas y efectos supuestas y/o constatadas, generar expectativas y predicciones sobre futuros rumbos o resultados concretos a partir de un objeto de estudio determinado. En relaciones internacionales, así como en todas las disciplinas dentro de las ciencias sociales, el acto de teorizar está sujeto a múltiples limitaciones y dificultades.

A diferencia de las ciencias “duras” o naturales, por ejemplo, donde quien teoriza tiene la capacidad de experimentar controlando su objeto de estudio —ya sea en un laboratorio o en una computadora—, y donde dicha experimentación puede ser repetida una y otra vez bajo mismas condiciones, en las ciencias sociales cada situación es, como bien dice Jean-Baptiste Duroselle, un suceso esencialmente único e irrepetible. Este punto de contraste entre ambas áreas de estudio también plantea serios obstáculos a la capacidad predictiva de las teorías. En lo exclusivamente concerniente a la teoría de relaciones internacionales, al no poder escapar a estas mismas fuertes limitaciones más generales, ésta va necesariamente detrás de los hechos. En otras palabras, en nuestra disciplina, construir teorías para predecir el futuro es un acto más de fe que de ciencia exacta. A lo sumo, el carácter predictivo de las teorías de relaciones internacionales se asemeja más a una partida de póquer que a una de truco, ya que nuestras expectativas teóricas sobre el futuro no se apoyan en adivinanzas sobre las cartas del otro (o donde es posible y hasta beneficioso “engatusar” al otro con “trucos” y “envidos”), sino en lo que comúnmente se llama “educated guesses” (o “adivinanzas educadas”). Éstas, a diferencias de las otras, son decisiones del tipo de “adivinanza”, pero que están respaldadas por estimaciones de probabilidad. Comprender dicha distinción es fundamental para evaluar cuándo estamos frente a una “predicción” simplona que bien podríamos reemplazar con el lanzamiento de una moneda, o bien cuándo estamos frente a una “prognosis”, apoyada en cierto conocimiento probabilístico y/o contextual, aunque nunca despojado por entero del gran factor homogeneizador que es la incertidumbre. Con estos elementos introductorios en consideración, veamos ahora cómo algunas de las teorías más importantes de relaciones internacionales tratan el caso de la UE, tanto en su creación como en su perdurabilidad, y los prospectos a futuro.

II

Desde el fin de la Guerra Fría, el continente europeo ha brindado la oportunidad de estudiar y contrastar, en los hechos mismos, el grado de validez de muchas teorías de relaciones internacionales. En particular, ha permitido evaluar con profundidad cada una de las “predicciones” destiladas de las diferentes corrientes teóricas. La UE, en tanto caso de estudio, representa una de esas oportunidades históricas inigualables (como se ha dicho más arriba), únicas e irrepetibles, que es de gran utilidad a la hora de evaluar tanto las virtudes como las limitaciones de la teorización en relaciones internacionales.

Los argumentos teóricos más importantes acerca de la UE pueden ordenarse en tres grupos. En un primer lugar, existe un grupo numeroso de trabajos que problematiza los orígenes de la UE en clave “seguridad” vs. “economía”. Según este grupo, el identificar cuáles son las motivaciones particulares iniciales detrás del proyecto de integración europea es central para la discusión del segundo grupo. Así, en segundo lugar, otro grupo de trabajos problematiza lasustentabilidad del proyecto europeo en el tiempo. Para ambos grupos, entender los orígenes de la UE en términos de amenazas a la seguridad, o de prosperidad económica, plantea grandes diferencias analíticas ya que, uno u otro rumbo, sirven por igual para sustentar distintas explicaciones con respecto a la capacidad de la UE de perdurar en el tiempo, o bien menguar lentamente, a la luz de la implosión de la Unión Soviética (URSS) en 1991. Un tercer grupo de trabajos problematiza el carácter único, distintivo e inédito del proyecto europeo. Según esta última perspectiva, la UE constituye un fenómeno nunca antes visto en las relaciones internacionales y que, por lo tanto, no puede supeditarse tan rígidamente a los mismos estándares teóricos que, por ejemplo, se aplican para entender las relaciones interestatales más vulgares.

En la primera discusión, son más bien los autores realistas y neorrealistas quienes plantean de manera más sólida la tesis de la “seguridad” como el disparador de la integración europea. Principalmente, autores como Mearsheimer, Layne, Waltz, Posen, Grieco, Jones, y en especial Rosato, defienden la idea de los orígenes más bien paganos de la UE. En concreto, la UE se explica por el efecto combinado del contexto histórico de hostilidad bipolar de la Guerra Fría, la amenazante presencia cercana de la URSS, y el rol de primacía de los Estados Unidos. Para estos autores, el acercamiento entre los otrora archirrivales Francia y Alemania se explica de manera muy natural y simple por factores que la corriente realista tradicionalmente ha resaltado. Por el contrario, otro grupo sostiene que los orígenes se encuentran en la búsqueda de la prosperidad (principalmente autores liberales europeo-norteamericanos como Moravcsik, Olson, Cooper, Keohane, Hoffmann, Rosecrance; o constructivistas, como Risse-Kappen, Haas, Checkel, o Wendt). Es decir, que el motivo fundamental del acercamiento y la pacificación de las relaciones franco-alemanas, que permitió luego dar inicio a una serie de proyectos integradores a escala continental, no se debió a cuestiones mundanas de seguridad, típicamente destacadas por los realistas, sino que más bien surgió del reconocimiento por parte de los líderes del momento (una versión europea de los “padres fundadores”) de que la lucha, el antagonismo y la confrontación crónica de las relaciones europeas sólo había llevado a los países del continente a una posición relegada y disminuida en las relaciones internacionales. En resumidas cuentas, la versión realista de los orígenes de la UE se apoya en consideraciones de seguridad, supervivencia, temor a un enemigo común, y a la presencia protectora del paraguas militar norteamericano. El momento clave para los realistas es, pues, el Tratado de Dunkirk (1947) y el Tratado de Bruselas (1948). Para la versión liberal-constructivista, los puntos de inicio son 1951, año de la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), y más formalmente 1957, con el Tratado de Roma.

En la segunda discusión, nuevamente se da un corte entre realistas, por un lado, y tanto liberales como constructivistas, por el otro. Los primeros sostienen que dada la naturaleza de seguridad de los orígenes de la UE, su evolución y sustentabilidad en el tiempo están estrechamente ligadas a los mismos factores. En concreto, sostienen que en la medida en que tanto la actual Federación Rusa no pueda reemplazar en igual grado de amenaza y antagonismo a la otrora URSS, como que el compromiso norteamericano mengue, las fuerzas estructurales en juego hacia el mantenimiento de una UE coherente y unificada se debilitarán. Como consecuencia principal, para los realistas, la UE en tanto una institución internacional se encuentra en jaque hoy más que nunca ya que los incentivos que le dieron origen y justificación actualmente han desaparecido o están en un franco proceso de retirada. Los segundos, compuestos tanto por liberales como por constructivistas, sostienen una visión mucho más optimista de la UE. Se apoyan en los clásicos argumentos liberales relacionados al rol estabilizador y homogeneizador de las instituciones internacionales por sobre el comportamiento exterior de los estados, así como por sobre las identidades y la configuración de sus preferencias de política exterior. En este sentido, la institución internacional que todos llamamos “Unión Europea” ha cobrado vida por sí misma y, ahora, su perdurabilidad depende de sí y ya no de elementos típicamente realistas. El impacto por sobre los estados-miembro de la UE no sólo se da en el plano institucional, sino también en el de las identidades y la identificación con la forma de gobierno democrático-republicana, y ciertos valores y principios generales que incluyen, pero van más allá, de la declaración de los Derechos Humanos y las normas del derecho internacional.

Por último, en la tercera discusión, un grupo pequeño pero creciente de autores da por tierra con todos los argumentos anteriores, ubicándolos en el plano del anacronismo y la obsolescencia. Desde esta nueva perspectiva, las herramientas teóricas tradicionales de la disciplina (y particularmente las provenientes del realismo), ya son parte del pasado, de una  forma ya anticuada de ver el mundo, y de una concepción de las relaciones internacionales anclada en una etapa anterior de la evolución del sistema internacional. Por ello, la UE exige la elaboración de nuevos enfoques y herramientas analíticas, de un carácter mucho más original y sui generis. Muchos de los autores dentro de esta última corriente se ubican en lo que comúnmente llamamos teorías del “post-modernismo” en relaciones internacionales, aunque también muchos autores liberales y constructivistas suelen aportar ideas interesantes en este otro campo. Uno de los trabajos más característicos de esta discusión es el libroInternational Relations and the European Union, editado por Hill y Smith en 2005. Esta obra ya clásica, demuestra en todo su esplendor el argumento en pos de una concepción distintiva e inédita sobre la UE, presentando una pléyade de autores que recorren el espectro liberal, de sociedad internacional, marxistas y neo-marxistas, así como otros de difícil categorización.

III

En suma, entonces, como hemos visto existen diversos tipos de explicaciones teóricas con respecto a los orígenes, el desarrollo y el carácter de la UE, y cada uno de ellos se condice de manera coherente con los preceptos básicos de cada corriente teórica. Sin embargo, aún resta por aclarar algunos aspectos relacionados a la predicción o prognosis de estos mismos enfoques. Por un lado, y si pausamos por un momento los alegatos del tercer grupo, podemos decir que tanto las teorías realistas como las liberales y las constructivistas poseen elementos claramente distintivos unos con otros y que generan potenciales escenarios a futuro de manera clara y coherente. Para unos, más pesimistas, el futuro de la UE está ligado a las condiciones de seguridad iniciales, y dado el actual entorno internacional, su futuro es incierto y problemático. Para otros, más optimistas, las condiciones iniciales de búsqueda de prosperidad económica plantean escenarios prospectivos de otra índole, más estables y duraderos, aún a pesar de los grandes cambios en el entorno.


Como conclusión, debemos regresar a nuestro punto de inicio. Dado que, como se ha dicho al comienzo, la teorización en ciencias sociales va más bien por detrás de los hechos, momentos como el actual constituyen una instancia inigualable de testeo de muchas de las premisas y predicciones teóricas de nuestra disciplina. Plantear cuáles perspectivas o autores arrastran más peso sería traicionar los principios planteados por nosotros mismos en este ensayo. Sin embargo, sí puede mencionarse la constante renovación y ascenso en importancia de distintas teorías en distintos momentos históricos de la UE; es decir, el constante estado de auge y declive de ciertos grupos de explicaciones por sobre otras. En los últimos diez años, las corrientes liberales y constructivistas, así como también las post-modernas, parecían reinar por sobre las más tradicionales, simplistas y añejas perspectivas; parecían verse constatadas de manera irrefutable por los hechos. Sin embargo, cual ave Fénix, estas mismas perspectivas se han quedado mudas frente a los renovados embates mundanos de las corrientes siempre-escépticas y más pesimistas de la UE y las relaciones internacionales más en general. De hecho, uno podría argumentar que no son estos embates en sí quienes han descolocado a las explicaciones optimistas de la UE, sino la evidencia de los hechos en sí. Si bien aún es muy temprano para declarar quiénes han sido refutados y quiénes revalidados, las tendencias son cada vez más claras en el sentido contrario a los defensores de la perdurabilidad de lo inédito y lo imaginado. Todo pareciera indicar que el cambio cualitativo en las relaciones internacionales (es decir, uno que modifique sustancialmente y haga trascender la condición “anárquica” o descentralizada del sistema de estados) es más difícil incluso de lo que muchos escépticos creen. Todo pareciera indicar que estamos comenzando a vivir el ayer, una vez más.

*Profesor, Universidad Abierta Interamericana (UAI), Buenos Aires.
Maestría en Estudios Internacionales,Universidad Torcuato di Tella (Tesista).


Lecturas sugeridas

Visiones generales:

Filippo Andreatta, “Theory and the European Union’s International Relations”, en: Christopher Hill y Michael Smith (eds.), International Relations and the European Union(Oxford: Oxford University Press, 2005).

Simon Collard-Wexler, “Integration Under Anarchy: Neorealism and the EU”, European Journal of International Relations, Vol. 12, No. 3 (2006), pp. 397-432.

Joseph M. Grieco, “The Maastricht Treaty, Economic and Monetary Union and the Neo-Realist Research Programme”, Review of International Studies, Vol. 21 (1995), pp. 21-40.

Visiones realistas y neorrealistas:

John J. Mearsheimer, “Back to the Future. Instability in Europe After the Cold War”,International Security, Vol. 15, No. 1 (Summer 1990), pp. 5-56.

Eric Posner, “Europe's Missing Identity”, Wall Street Journal (June 4, 2010). Disponible en: 
http://online.wsj.com/article/SB10001424052748704596504575272742111445082.html

Niall Ferguson, “The End of the Euro”, Newsweek (May 07, 2010). Disponible en:www.newsweek.com/2010/05/07/the-end-of-the-euro.html.

Sebastian Rosato, “The Untied States of Europe”, en: Stephen M. Walt Foreign Policy blog (Wednesday, June 23, 2010). Disponible en: 
http://walt.foreignpolicy.com/posts/2010/06/23/guest_post_the_untied_states_of_europe
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Barry S. Posen, “ESDP, Response to Unipolarity”, Security Studies, Vol. 15, No. 2 (April-June 2006), pp. 149-186.

Sebastian Rosato, “Balancing Act: The Power Politics of European Integration”, Program on International Politics, Economics, and Security (PIPES), Fall 2006 Speaker Series, University of Chicago (October 5, 2006), 57 pp.

Sebastian Rosato, “The Strategic Logic of Integration”, paper presentated at the Annual Meeting of the American Political Science Association, Washington, DC (September 2005), 22 pp.

John J. Mearsheimer, “Warum herrscht Frieden in Europa?”, Leviathan, 37 (2009), pp. 519-531.

Stephen Van Evera, “Primed for Peace: Europe after the Cold War”, International Security, Vol. 15, No. 3 (Winter 1990/91), pp. 7-57.

Adrian Hyde-Price, “A ‘Tragic Actor’. A realist perspective on ‘ethical power Europe’”,International Affairs, Vol. 84, No. 1 (2008), pp. 29-44.

Christopher Layne, “America as European Hegemon”, The National Interest (Summer 2003), pp. 17-29.

Visiones liberales y constructivistas:

Andrew Moravcsik, The Choice for Europe. Social Purpose and State Power from Messina to Maastricht (Ithaca: Cornell University Press, 1998).

Stanley Hoffmann, “Obstinate or Obsolete? The Fate of the Nation-state and the Case of Western Europe”, Dædalus, Vol. 95, No. 3 (Summer 1966), pp. 862-915.

Richard Rosecrance, “The European Union: A New Type of Actor”, en: Jan Zielonka (ed.),Paradoxes of European Foreign policy (The Hague: Kluwer Law International, 1998), pp. 15-23.

Stanley Hoffmann, Robert O. Keohane y John J. Mearsheimer, “Correspondence. Back to the Future, Part II: International Relations Theory and Post-Cold War Europe”, International Security, Vol. 15, No. 2 (Fall 1990), pp. 191-199.

Bruce M. Russett, Thomas Risse-Kappen y John J. Mearsheimer, “Correspondence. Back to the Future, Part III: Realism and the Realities of European Security”, International Security, Vol. 15, No. 3 (Winter 1990/91), pp. 216-222.

Andrew Moravcsik, “In Defense of Europe”, Newsweek (May 30, 2010). Disponible en:www.newsweek.com/2010/05/30/in-defense-of-europe.html.

Thomas Risse, “Social Constructivism and European Integration”, en: Antje Wiener y Thomas Diez (eds.), European Integrations Theory (Oxford: Oxford University Press, 2004), pp. 159-176.

Robert O. Keohane y Lisa L. Martin, “The Promise of Institutionalist Theory”, International Security, Vol. 20, No. 1 (Summer 1995), pp. 39-51.

Joseph Jupille, James A. Caporaso y Jeffrey T. Checkel, “Integrating Institutions. Rationalism, Constructivism, and the European Union”, Comparative Political Studies, Vol. 36, No. 1/2 (February/March 2003), pp. 7-40.

John G. Ruggie, “The False Premise of Realism”, International Security, Vol. 20, No. 1 (Summer 1995), pp. 62-70.

Visiones post-modernas:

 Christopher Hill y Michael Smith (eds.), International Relations and the European Union(Oxford: Oxford University Press, 2005). En especial, ver cap. 1 y cap. 18.

Karen Smith, “The European Union: A Distinctive Actor in International Relations”, The Brown Journal of World Affairs, Vol. 9, No. 2 (Winter/Spring 2003), pp. 103-113.

Alex Warleigh, “Learning from Europe? EU Studies and the re-thinking of ‘International Relations’”, European Journal of International Relations, Vol. 12, No. 1 (March 2006), pp. 31-51.

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Publicado

2010-07-22

Número

Sección

Enfoques