AIG Y LAS “JOYAS DE LA ABUELA”

Autores/as

  • Lic. Andrés Bancalari

Resumen

A lo largo de la crisis financiera que comenzó en 2008 fuimos siguiendo desde esta sección algunos de los aspectos centrales del rescate que el gobierno de los Estados Unidos debió realizar para evitar el colapso de varias de las mayores instituciones financieras, buscando de esa forma no caer en el posible riesgo sistémico, con las terribles consecuencias que el mismo tendría.

Uno de los casos emblemáticos de dicho rescate, sin duda fue el del grupo asegurador AIG (American International Group), el cual vuelve a estar por estos días en los titulares de las principales publicaciones financieras internacionales.

El motivo de su reaparición en los titulares no es, por suerte, la necesidad de nuevos rescates gubernamentales, sino que en esta ocasión se trata de las negociaciones que AIG venía llevando desde hace algunos meses con la aseguradora británica Prudential para la venta de sus operaciones en Asia, más conocida bajo la sigla de AIA.

¿Porqué es relevante analizar esta negociación para la venta de AIA?

En primer lugar porque siempre es bueno tener un seguimiento de las noticias. Es decir, durante los últimos meses del 2008 fuimos bombardeados diariamente con la necesidad de un rescate gubernamental a AIG y de la importancia que el mismo tenía no solo para la economía de los Estados Unidos sino también para la economía mundial. Por lo tanto, siempre es bueno saber que es lo que en definitiva termina pasando con aquellas situaciones tan pasibles de problemas para todos nosotros.

En segundo lugar, es relevante desde el punto de vista del análisis económico e histórico del mismo. Es decir, tienen que estar claras las consecuencias positivas o negativas de dicho rescate, para que ante la eventualidad de situaciones no deseadas como éstas en el futuro, haya un antecedente de cual fue el desempeño y la función de dicho rescate y la eventual recuperación de los fondos prestados.

Esto no se aplica exclusivamente a los Estados Unidos, sino que siempre es válido para todos aquellos involucrados en la toma de decisiones tan trascendentales en momentos críticos.

Pero sin duda que el mayor interesado en el seguimiento de dicha operación debe de ser el contribuyente de los Estados Unidos. Recordemos que los sucesivos rescates por parte del gobierno de dicho país para AIG terminaron con una factura total de 132.000.000.000 dólares, o por decirlo de una forma que impacte menos visualmente, 132.000 millones de dólares.

Esta cifra significa que si tomamos que la población estimada de los Estados Unidos en la actualidad es de 310 millones, cada ciudadano de ese país le prestó a AIG la cantidad de 425 dólares, para evitar su quiebra.

Más allá de los avances y retrocesos en la negociación entre AIG y Prudential que finalmente terminaron en la negativa por parte de la primera a la oferta de Prudential de 30,4 billones en lugar de los 35,5 billones de la negociación original, resulta interesante la postura de AIG y por lo tanto de la Reserva Federal y del Tesoro de los EE.UU. a una rebaja significativa en el precio original.

Aquí sin duda hay muchos intereses en juego pero está claro que con la reciente mejora de la economía de los Estados Unidos y un mayor al esperado rescate de los fondos del programa TARP, los americanos están enviando la señal al mundo, y en especial al mercado de las aseguradoras y de los bancos, de que no hay desesperación por su parte en hacerse de caja.

No es una señal menor, ya que sin duda AIA será vendida en algún momento. Se trata de la unidad más valiosa que AIG posee a nivel global y nadie más que el gobierno de los Estados Unidos desea recuperar una parte de los 132 billones prestados en plena crisis. Pero, este proceso de negociación ha mostrado que business are business y la política de momento queda en otro lugar.

No se han conocido hasta ahora presiones sustanciales de la administración Obama para que la venta se concretara, pese a que sin duda desde el punto de vista político resultaría más que interesante a los ojos del contribuyente ver que los fondos del TARP continúan volviendo a la fuente de origen.

Resta saber, si cuando los tiempos electorales empiecen a presionar la agenda de un presidente con varios frentes abiertos y muchos sin resolver aún, veremos una mayor predisposición de AIG a desprender de las “joyas de la abuela”.

Sin duda que será un tema a seguir en los próximos meses.


Coordinador Académico Adjunto. 
Licenciatura en Estudios Internacionales. 
FACS - ORT Uruguay

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Publicado

2010-06-17

Número

Sección

Comercio y economía internacional