2009: ¿El año de la incertidumbre?

Autores/as

  • Leonardo Martín

Resumen

Quienes hacemos, semana a semana, LETRAS INTERNACIONALES, intentamos acercar a los lectores distintas miradas sobre la realidad mundial. Muchas veces desde nuestro país esta tarea es por demás dificultosa ya que abundan las miradas aldeanas y la vocación de mirar para adentro sin entender que, como decía el escritor peruano Ciro Alegría en 1941, “El mundo es ancho y ajeno”.

Es esta una de las premisas de nuestro intento por “descubrir” esa anchura y ajenidad tan importantes para entender que muchos de los procesos en los que está inmerso un país o una sociedad, son el producto de un todo hoy más global que nunca. Producto de fenómenos sociales más abarcativos y, por lo tanto, es algo miope, cuando no contraproducente, quedarse con lo que pasa dentro de fronteras. Sobretodo si esas fronteras son tan pequeñas e irrelevantes para la realidad de todo el planeta.

El 2008 termina, como cualquier otro año, cargado de acontecimientos relevantes y, por supuesto, de miles de millones de historias mínimas ocurridas en los más cercanos y lejanos rincones de la Tierra.

Cualquier intento por realizar un inventario medianamente objetivo sería a la vez que imposible, inabarcable en estas líneas. No obstante se puede decir que el 2008 fue un año importante por algunas cosas que ocurrieron.

Estados Unidos, la mayor economía del mundo y el país más poderoso del planeta sin discusión posible, una vez desaparecido su tenaz contrincante desde hace 20 años (desde la caída del muro de Berlín), eligió por primera en su historia un Presidente de raza negra. Pero además de eso, eligió un presidente que deberá lidiar con muchos y muy complicados frentes de batalla, desde las guerras en Irak y Afganistán, hasta graves problemas domésticos.

China, el país emergente con mayor potencial económico pero con un sistema político que, desde el punto de vista occidental, deja muchas dudas e interrogantes, celebró los juegos olímpicos más impactantes de la historia, dando una muestra de su decisión de convertirse en una verdadera potencia de alcance global.

El temor de una escasez de alimentos de escala mundial sembró preocupación en la mayor parte de los dirigentes del mundo y la especulación hizo trepar los precios de las commodities agrícolas a cifras siderales que, de continuar, harían sin duda insostenible la vida de millones de personas. Todo esto de la mano de una extensa e intensa discusión sobre la utilización de productos alimenticios como materia prima para la generación de combustibles ante la certeza del agotamiento de las reservas de petróleo.

El terrorismo se llevó nuevos titulares, esta vez en India, donde nuevamente dejó cientos de muertos en una causa que nunca se termina de explicar ni de entender del todo.

Y por si fuera poco, el 2008 será recordado por la ocurrencia de la crisis financiera y económica que, según la opinión casi unánime será la más profunda desde la Gran Depresión de 1929. Los titulares de los medios internacionales terminan el año anunciando una catarata de nuevos países entrando en recesión y relatando de modo espectacular y sensacionalista la realidad individual de millones de personas en el mundo, la pérdida de sus trabajos, la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones, etc.

Pero también podemos decir que en el 2008, hay cosas que lamentablemente no ocurrieron y que deberían haber ocurrido.

En África, no ocurrieron soluciones para el conflicto en la zona de Darfur, para la explosión de nuevos disturbios en Congo y los países vecinos, para la piratería y el vandalismo en Somalia, para los abusos de poder del Presidente Mugabe en Zimbabwe, por mencionar solo algunos focos de tensión.

En América Latina, se cierra otra década perdida desde el punto de vista económico y político, en dónde nuestro continente quedó nuevamente “anclado en el pasado” (como me acotara un lector a propósito de unas líneas que recientemente publiqué sobre América Latina), preso de discusiones que tienen más de 50 años y que ya no existen en el resto del mundo. La pobreza y el hambre no cede y el año termina con el anuncio de que 963 millones de personas son víctimas de este problema.

El 2008, entonces, termina, como todos los años con una gran cantidad de cosas que ocurrieron y otra cantidad de cosas, muy importantes, que no ocurrieron.

Pero tiene de particular, probablemente como hace muchos años que no ocurre, que termina cargado de más incertidumbre que nunca.

Incertidumbre por cómo evolucionará la crisis económica, por cómo se desempeñará el nuevo presidente de Estados Unidos, por cómo se combatirá el terrorismo, por cómo será el nuevo orden mundial con la emergencia de China e India, por el nuevo protagonismo ruso, etc.

La incertidumbre crecería si le agregamos la preocupación por el futuro de los alimentos, por la falta de petróleo y el cambio de matriz energética, por los fenómenos climáticos, cada vez más incontrolables, etc.

Y es que el 2008 cierra los primeros 20 años del fin de un modelo que tuvo al mundo en tensión pero cargado de certezas. Nos referimos al mundo de la Guerra Fría. Un mundo peligroso pero previsible, que luego de 1989 se quedó sin explicaciones y encuentra, aún hoy, a la comunidad internacional anclada en ese mundo de certezas sin fuerzas aparentes para enfrentar la nueva agenda internacional de cara al siglo XXI.

El 2009 tendrá una agenda, sin duda, cargada de hechos que ocurrirán y de cosas que no ocurrirán, pero será un año en que se deberá, además de buscar soluciones concretas, abordar temas globales que comiencen a mitigar la incertidumbre y comenzar a recorrer el camino de la estabilidad.

Y, porque es importante seguir tratando de acercar, entender y reflexionar sobre los acontecimientos mundiales desde este lejano rincón del planeta, seguiremos haciendo estas "LETRAS INTERNACIONALES".


Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Departamento de Estudios Internacionales.
FACS - ORT

 

 

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Publicado

2008-12-11

Número

Sección

Comercio y economía internacional