¿SE NOS VIENE…? Anuncios de una nueva crisis económica en la República Argentina

Autores/as

  • Fabian Wajner

Resumen

En las últimas semanas se fueron sumando las voces que alertaban sobre la posibilidad de una nueva crisis en la Argentina, a raíz de la vulnerabilidad que presentaría su economía en determinadas variables. Para muchos, todo hace indicar que estamos en la antesala de un espiral de desconfianza, del cual Uruguay podría verse nuevamente perjudicado.

Pero no fueron Don José y Doña María quienes así lo dedujeron mirando Crónica TV. Los anuncios vinieron desde reconocidos analistas de Wall Street y el FMI, que pusieron en duda la fortaleza económica e instalaron la posibilidad de una nueva cesación de pagos, a los que se agregan algunas calificadoras de riesgos (Standard & Poor’s bajó la calificación de la deuda argentina) y el Banco de España, calificando la inversión en Argentina como “riesgosa”.

Las advertencias se concentran, principalmente, en la continua salida de capitales y la fuerte desvalorización que sufrieron los principales activos financieros domésticos, producto del incremento de la deuda pública, del manejo de los índices inflacionarios del INDEC y de la reducida captación de inversión extranjera directa.

Enfoquémonos en estos problemas uno por uno, comenzando por el aumento de la deuda. Las sucesivas colocaciones de bonos a Venezuela desde el canje de 2004 implicaron un aumento de la deuda para la Argentina de más de 23.000 millones de dólares. Mes a mes se paga, pero cada vez se debe más por la inflación, la colocación de nueva deuda y los intereses impagos. Se calcula que el año próximo tendrá que pedir unos US$4500 millones extras, y no puede acceder a las puertas del financiamiento internacional hasta en tanto no haya acordado la cancelación de la deuda con el Club de París. De allí que muchos analistas venían clamando por hacer uso de esta opción.

En lo que respecta al descrédito del INDEC, la situación es ya caótica, pues nadie (salvo el gobierno puertas adentro) tiene una idea certera de cuál es la inflación, que se estima mayor al 30% anual. Siete de cada diez personas no confían en las cifras del INDEC, según una encuesta realizada por Ibarómetro en Buenos Aires provincia y capital. La manipulación de las cifras inflacionarias inquieta a los inversores extranjeros que ya operan en la Argentina y desata enormes críticas en la prensa internacional, como la de los diarios Financial Times, Le Monde, Liberation, etc.

Asimismo, al endeudamiento y la inflación se suman otros tantos elementos que alejan nuevas inversiones de la Argentina, como fue expresado por fuentes del Departamento de Estado de los EEUU. El no cumplimiento de los fallos adversos dictados por el CIADI, los casos de corrupción y el reciente conflicto con el grupo Marsans ante la renacionalización de Aerolíneas Argentinas, son ejemplos de por qué la Argentina se encuentra demasiado al fondo del ranking de captación de inversiones en Sudamérica, por detrás de Brasil, Chile, Colombia y Perú.

Pero no todos los números evidencian problemas. Por el contrario, la economía argentina avanza desde hace cinco años entre un 8 y 9% anual, y su crecimiento para el 2009 fue estimado por la CEPAL en un 4% anual, similar al anunciado para Brasil, aunque en el caso argentino en tendencia bajista. Existe un importante superávit fiscal (por un importante incremento de la recaudación impositiva) y comercial, se han acumulado sólidas reservas en el Banco Central para enfrentar shocks externos y se argumenta que el peso de la deuda representa actualmente un 53% del PBI frente al 140% para fines de 2003.

¿A quien responden, entonces, estos augurios de crisis? ¿Se tratan de meros intereses de quienes los impulsan, como declaró la presidente Kirchner? ¿O hay por detrás una legítima preocupación sobre la evolución de las variables macroeconómicas?

Lo cierto es que, en cualquiera de los casos, este escenario de desconfianza ya es preocupante por aquello de la “profecía auto-cumplida”: una expectativa negativa (aún si es errónea) no hace otra cosa que generar un “efecto dominó” que, finalmente, acaba en una verdadera crisis.

Y ello el gobierno argentino lo sabe muy bien. De allí que buscó salir en los últimos días a contrarrestar estas crecientes señales negativas y asegurar que la economía está sólida y lejos de un nuevo “default”. En primer lugar, con discursos, a través de un seminario internacional que organizaron el Consejo de las Américas y la Cámara Argentina de Comercio, en el que expusieron el ministro de economía, Carlos Fernández, el presidente del Banco Central, Martín Redrado y el actual jefe de gabinete nacional, Sergio Massa.

En segundo lugar, lo hizo con medidas. Decidió el pasado miércoles 3 cancelar la deuda que la Argentina tiene con el Club de París desde inicios de la democracia, comprometiéndose al pago de US$ 6700 millones, sin renegociarlo y pagando todo al contado. Buscó así dar un fuerte golpe de imagen, de modo de evitar la escalada de desconfianza y captar mayor inversión y financiación.

Es temprano aún para emitir juicios al respecto. Ya han surgido voces que atribuyen la drástica acción al deseo de (los) Kirchner de huir de las negociaciones con el FMI que los obligue a impulsar una lucha sincera contra la inflación. Pero también han aparecido muestras de tímido optimismo entre analistas e inversores financieros, que resaltan que habrá un mayor financiamiento para los sectores público y privado y se recompondrán los activos financieros locales.

¿Qué sucederá con la Argentina? ¿Marchará hacia una nueva crisis o logrará esquivar estas poderosas alertas?

En el Uruguay, por las dudas, vayamos preparando las defensas. No nos olvidemos que cada vez que soplan los vientos huracanados del “Pampero”, los que ligamos tormenta somos nosotros.

* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Depto. Estudios Internacionales.
Universidad ORT- Uruguay.

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Publicado

2008-09-11

Número

Sección

Comercio y economía internacional