El control mediático de la derecha española

Autores/as

  • Marcos Rodríguez Schiavone

Resumen

Difícil momento vive, en la actualidad, la derecha española representada por el Partido Popular (PP), donde el liderazgo de Mariano Rajoy está siendo cuestionado de cara al próximo congreso partidario, cuando el dirigente gallego espera lograr su reelección como conductor de la fuerza política. Sus defensores esgrimen que, a pesar de su segunda derrota frente al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, el partido ha aumentado en votos; sus detractores, que dos elecciones perdidas han sido suficientes, y por lo tanto debería tirar la toalla.

Hasta ahora nada nuevo, pues ésta es la dinámica que se espera en toda interna política partidaria en una democracia liberal. Lo excepcional del caso es que el surgimiento y la consolidación de la oposición a Rajoy no es obra de líderes partidarios –quienes en amplia mayoría respaldan su continuidad-, sino de medios de comunicación afines a la derecha: más precisamente la COPE, cadena radial de la Conferencia Episcopal Española, y el diario "El Mundo", quien ganara notoriedad hace más de una década dinamitando la administración de Felipe González con la revelación de supuestos y no tan supuestos casos de corrupción del  gobierno socialista.

Tanto la COPE y "El Mundo" han sido muy cuestionados en los últimos años, no sólo desde la izquierda española, sino también desde la derecha más moderada, e inclusive, en el caso de la COPE, por muchas autoridades eclesiásticas. Ambos medios fueron quienes propagaron la hipótesis de que el atentado del 11 de marzo del 2004 no había sido obra de elementos islamistas radicales –como la justicia a posteriori demostrara-, sino de una inverosímil y estrafalaria conspiración que llegó a incluir a E.T.A., los servicios secretos marroquíes e inclusive al mismo PSOE. Ambos medios propusieron un boicot a los productos catalanes y vascos en el resto de España, como respuesta a las corrientes autonomistas en ambas regiones. Finalmente, ambos medios se dedicaron a atacar con saña al carismático  alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, la figura más centrista dentro del PP. A pesar de todo esto, tanto El Mundo como la COPE han mantenido su influencia sobre el electorado español de derecha, como demuestra la actual crisis.

Dos causas puntuales desencadenaron el enfrentamiento: la posibilidad de que la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, presentara una candidatura alternativa en el próximo congreso “popular”; y, en paralelo, el acercamiento de Rajoy al centro de su partido, más precisamente a la figura de Gallardón. Este último movimiento fue una señal de alerta para la prensa derechista española, que sin duda lo interpretó como una ofensiva contra su poderosa influencia dentro del partido y su electorado. Aguirre, que no goza de estima alguna entre los demás “barones” (líderes regionales) del PP, cosechó, previsiblemente, el importante apoyo de los medios ya mencionados. El resultado se ha manifestado de formas cuanto menos curiosas para un observador externo: hace pocos días Rajoy era recibido en la sede de su partido por unos doscientos manifestantes que lo acusaban de, entre otras cosas, “traidor”, “asesino” y “amigo de los etarras”, calificativos otrora destinados en exclusividad al socialista Presidente del Gobierno español.

Esta situación invita a reflexionar sobre el riesgo al que se somete una fuerza política al hacer suyo el  discurso de los medios de prensa ideológicamente afines, cuando en realidad éstos no están sometidos a ningún tipo de control formal por parte de la autoridad partidaria.

Un análisis de la oposición al gobierno de Zapatero de los últimos años señalará que el sentido de la misma fue dirigida, en menor o mayor medida, no por el PP, sino por los medios ya mencionados a través del PP. Como ejemplo señalaremos la ya mencionada “teoría de conspiración”: de una serie de editoriales de “El Mundo”, pasó increíblemente a ser uno de los temas centrales de los debates en el congreso, al menos hasta que la justicia dictara sentencia. Se invirtieron entonces los papeles: en lugar del medio actuando como vocero del  partido, el partido se convertía en vocero del medio.

En semejante contexto no es de sorprender el escenario actual. El hecho de que la mayoría del PP impulsara como “verdad incuestionable” la conservadora línea editorial de “El Mundo” y la COPE, y a su vez tomara dicha “verdad” como la suya, provocó que buena parte del electorado “popular” se identificara más con los medios que con la dirección del partido. Esto a su vez logró que dichos medios aspiraran a mantener una cuota razonable de control sobre el PP. El intento de Rajoy de “centralizarse” ha desatado por un lado la ofensiva de los medios contra su persona, con el consiguiente apoyo a un liderazgo alternativo, y por otra la confusión de un electorado obligado a tomar partido por dos actores que hasta hace poco creía inseparables.

El resultado de esta pulseada es todavía incierto: aún en el caso de que Rajoy se impusiera nuevamente como líder de los “populares”, sus posibilidades electorales a futuro se verían muy limitadas ante la ofensiva mediática de su propio espectro políticoProvisionalmente el único vencedor es el gobierno de Rodríguez Zapatero, que a pesar de la desaceleración de la economía española no ve mermar su apoyo en las encuestas.

 

* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales. 
Universidad ORT- Uruguay

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Publicado

2008-06-12

Número

Sección

Política internacional