Turquía: ¿Laicidad en peligro?

Autores/as

  • Lic. Alan Turniansky

Resumen

Luego de 11 años, durante los cuales estuvo prohibido a las mujeres que usaran el velo islámico, el ingreso a universidades y centros educativos, , el Parlamento turco decidió levantar esta medida, alegando que se estaba restringiendo la participación de un importante sector de la población en la educación.

En la actualidad, Turquía es el único país  mayoritariamente musulmán cuya Constitución lo define como un Estado secular.  Esta definición es uno de los pilares que Ataturk, fundador de la república turca moderna, consideró esencial al momento de dar vida a la nueva república independiente.

Desde su primera Constitución, Turquía se consideró un Estado secular, que respeta la libertad de religión y de culto. Esto se manifestó en la práctica en la fuerte separación impuesta entre el Estado y la religión musulmana, lo que trajo como consecuencia entre otras importantes medidas, la abolición del Califato para pasar a constituir una República de carácter laico.  

En Turquía el secularismo está asociado a relegar las creencias religiosas a la esfera privada y a la eliminación de los preceptos del Corán de la vida pública. Las instituciones islámicas permanecen bajo el control del Estado, supervisando el gobierno las instalaciones y la educación religiosa, regulando también el funcionamiento de las mezquitas y de las fundaciones religiosas de beneficencia, incluyendo escuelas, hospitales y orfanatos.

Lo que se persiguió tradicionalmente con esta organización ha sido la búsqueda de un equilibrio político que evite que el fundamentalismo islámico cobre relevancia dentro del país, garantizando así el buen funcionamiento del sistema democrático.

Sin embargo en las últimas semanas se produjo este acontecimiento decisivo en el seno del Parlamento que cuestiona lo anteriormente mencionado y que seguramente traerá repercusiones mayores. Y ello no tanto por las consecuencias directas que pueda tener la enmienda a los artículos de la Constitución que prohibían el uso del velo islámico en los centros educativos del país -(porque, a primera vista, esto podría parecer una medida sin mayor trascendencia)-.  En realidad lo que ha sucedido es que la decisión legislativa ha sacado a la luz un eterno debate y una profunda división de carácter estructural, con la que ha tenido que lidiar la sociedad turca, incluso desde antes de dar sus primeros pasos como nación independiente.

En Turquía ha existido, tradicionalmente, un fuerte antagonismo entre quienes se identifican con los ideales seculares y laicos de Ataturk y quienes, por otro lado, defienden la idea de nutrir al Estado de un mayor componente religioso.

Pensando en el intento de Turquía por adherirse a la Unión Europea, esta fuerte división existente en la sociedad, muestra que no resulta sencillo poder compatibilizar la religión musulmana con los estilos de vida y las tradiciones laicas y seculares.  Más que un choque abstracto entre religiones, lo que podría cuestionar este proceso de integración, sería la incongruencia entre las costumbres turcas,  la injerencia religiosa del Islam en política, su acendrado tradicionalismo, etc.  con un secularismo europeo, fuertemente arraigado en todos los ámbitos de las sociedades de aquel continente, que ha separado siempre, mas o menos radicalmente al estado de las diferentes religiones.  

El hecho de que la religión musulmana aparezca con una fuerte presencia en política y en  varias esferas de la sociedad turca, marca una importante diferencia con la realidad de las sociedades europeas. Si a esto sumamos el hecho de que las autoridades parlamentarias, con medidas como la mencionada, están alejando a Turquía del camino secular que defendía Ataturk, podremos observar que coexisten dos elementos que hacen del acercamiento a Europa algo no tan probable como muchos pueden pensar.

La principal preocupación en el seno de la Unión Europea  vinculada al carácter musulmán de Turquía, está dada por la posibilidad de que pudiera emerger un gobierno de carácter fundamentalista en un Estado turco integrado al bloque.

De esta forma, los europeos ponen en tela de juicio el rol que ha desempeñado el secularismo en la sociedad turca, después de más de 80 años de haberse instaurado la República, lo que sin duda constituye un elemento de choque, que no hace más que exacerbar las diferencias entre turcos y europeos.

Estos últimos deben ser conscientes, que de esta forma, están otorgando mayor legitimidad y poder de acción a quienes proponen la extensión del Islam al ámbito público, y debilitando a quienes pregonan por una Turquía laica, secular y democrática.

Es por eso que los europeos deben ser sumamente cuidadosos a la hora de referirse a la sociedad y al Estado turco. En definitiva, la existencia de amplios sectores moderados dentro de esta sociedad, es precisamente lo que podría funcionar como nexo entre ambas civilizaciones, para poder acercarse e integrarse en el futuro.

En gran medida, el éxito que estos grupos puedan tener haciendo prevalecer sus ideales dentro de Turquía, está asociado al reconocimiento que Europa otorgue a los importantes aportes que los mismos han realizado desde la fundación de la República, para mantener el carácter laico y secular del Estado turco.

Licenciado en Estudios Internacionales. FACS – ORT- Uruguay

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Publicado

2008-03-06

Número

Sección

Política internacional