Armamento y políticas de grandes potencias
Resumen
El armamento es esencial en cualquier política de potencia. En tiempos en los que se definen las estrategias militares de los grandes jugadores globales, importa un repaso de sus principales gastos y objetivos.
En Europa, el panorama militar está dominado por Francia y Gran Bretaña. Alemania, por ejemplo, solo tiene 7.000 militares en misiones internacionales enmarcadas en la ONU. De forma general, el recorte de gastos propio de tiempos de austeridad económica se hace en el rubro de defensa de todos sus países. Es que tampoco en la dimensión militar Europa logra posicionarse como actor preponderante del siglo XXI, con una coordinación en defensa y un gasto acordes a su peso económico. La intervención en Libia en 2011 fue clara ilustración del fracaso europeo: fueron Francia y Gran Bretaña, y no Europa como tal, que avanzaron en la escena diplomática y militar para ayudar a derrocar a Gadafi.
En la próxima década, el presidente recientemente reelecto Vladimir Putin prevé gastar unos 750.000 millones de dólares. En 2022, el gasto en defensa ruso representará 6% de su PBI, cuando en 2005 era de un 3,7%. El objetivo es modernizar su arsenal de misiles en particular, para enfrentar la política estadounidense del escudo antimisil previsto para Europa del Este. Se trata de poder contar nuevo armamento: 400 nuevos misiles balísticos intercontinentales; 600 aviones de combate; y 8 submarinos nucleares, entre otros.
Como se sabe, Estados Unidos es la principal potencia militar del mundo. El 40% del gasto total mundial le corresponde hoy en día, y era el 47% hace 7 años atrás, en plena intervención en Irak y en Afganistán. Un solo dato ilustra la dimensión del asunto: con cerca de 700.000 millones de dólares por año actualmente, Estados Unidos gasta prácticamente lo que Putin pretende para Rusia en el total de los próximos 10 años. Su objetivo es bajar ese gasto militar a 500.000 millones para 2022, lo que igualmente implica mantener su lugar preponderante en el mundo al menos hasta mediados del siglo XXI.
La clave es la mirada estadounidense hacia el Pacífico. Una reorientación del gasto, más que una merma de su presencia en Asia, es lo que ocurrirá. En vez de 100.000 soldados permanentes en Europa, como en tiempos de la Guerra Fría, solo habrá 30.000 soldados estadounidenses en el viejo continente. Hillary Clinton, en un artículo de noviembre de 2011 en la revista Foreing Policy, lo escribe claramente: “el siglo del Pacífico será el de América”. Así como luego de la segunda guerra mundial la clave geopolítica del mundo fue transatlántica, las próximas décadas serán transpacíficas: allí está más de la mitad de la población mundial; el motor de la economía global; y las potencias emergentes de China, India e Indonesia. De esta forma, Estados Unidos mantendrá sus importantes acuerdos militares con sus históricos aliados de la época de la guerra fría – Corea del Sur, Japón y Filipinas -, pero también profundizará su relación militar con Australia – con una nueva base en la zona de Darwin -, mejorará sus opciones portuarias en Singapur, y acudirá en respaldo de sus nuevos aliados – Vietnam en particular – para impedir que China se transforme en la potencia militar hegemónica del mar de China.
China, por su parte, prevé duplicar su gasto militar al horizonte 2015, para alcanzar ese año unos 230.000 millones de dólares. Hace más de dos décadas que la progresión de su gasto militar crece más que su producto bruto interno; en 2012, representó 115.000 millones de dólares, lo que equivale a la conjunción del gasto de los ocho principales miembros de la OTAN (excepción hecha de EEUU), y solamente a un 2% del PBI de la segunda potencia económica mundial. La perspectiva de Pekín no es transformarse por ahora en una potencia de intervención mundial. Se trata, nada más y nada menos, de proteger y controlar 1800 km. de costa, del mar Amarillo al mar de China meridional, que es pieza clave en el transporte y provisión de energía para su crecimiento económico y de alimentos para su cada vez más próspera y enriquecida población (sobre todo la del litoral).
La evolución del gasto militar en las principales potencias mundiales ilustra bien la evolución del papel que cada una de ellas pretende (y está dispuesta a jugar) en el escenario global del siglo XXI. Se va así afirmando el contorno de un siglo que tendrá como protagonistas mundiales a actores del Asia- Pacífico, como ocurría hasta mediados del siglo XVIII, previo al despegue económico de Europa con la revolución industrial. Allí, China, Estados Unidos y Rusia tienen un papel preponderante para cumplir. En ese esquema también, una envejecida y atlántica Europa pierde el lugar relevante al que ha estado acostumbrada, en lo económico y en lo militar, desde los tiempos de la Pax Britannica.
Sobre el autor
Profesor de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS, Universidad ORT Uruguay
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