¿En qué está Zimbabwe?

Autores/as

  • Francisco Faig

Resumen

El país se independizó del Reino Unido en el año 1980, y desde entonces es gobernado por Robert Mugabe, líder del partido político Unión Africana de Zimbabwe – Frente Patriótico (ZANU-PF por sus siglas en inglés). El principal partido de oposición es el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), actualmente liderado por Morgan Tsvangirai.

En el 2000, Mugabe promocionó una nueva reforma agraria como herramienta política para calmar la situación de crisis socioeconómica que vivía el país, donde la gran mayoría la tierra cultivable se encontraba en manos de la minoría blanca. El proyecto de reforma constitucional que incrementaba los poderes presidenciales para la expropiación y redistribución de tierras, sin conceder garantías de una correcta administración de las mismas, fue sometido a referéndum ese mismo año. Luego de una campaña opositora liderada por Tsvangirari, el entonces dirigente del Congreso Sindical de Zimbabwe (ZCTU), que se proclamaba en contra de la Reforma Agraria que pretendía implementar el presidente, el NO a la reforma obtuvo el 54,6% de los votos, alcanzando la oposición al presidente una mayoría electoral por primera vez desde 1980.

Sin embargo, para las elecciones del año 2002, el gobierno de Mugabe aprobó una serie de leyes que restringían las libertades de la oposición y violaban el derecho de libertad de expresión, así como también implicaban fuertes amenazas contra el MDC. Llegaron sanciones internacionales, en particular desde la Unión Europea, Estados Unidos y la ONU, que incluyeron la suspensión de la Commonwealth.

Luego de la reforma de 2005, el presidente es Jefe de Estado y de Gobierno y se organizaron dos cámaras legislativas. Todos recordamos la situación de Zimbabwe hacia 2008. Con un contexto económico crítico, donde la inflación había superado el 100.000 % en el mes de febrero, Mugabe resucitó la política de reforma agraria como pilar de su campaña. Esta vez, la violencia y represión se repitieron, a tal punto que provocaron la retirada del líder opositor, quien decidió no presentarse a la segunda vuelta de los comicios alegando que él y la gran mayoría de sus seguidores eran víctimas de violencia constante.

Los resultados finales, que demoraron en darse a conocer, volvieron a proclamar presidente electo a Mugabe. Sin embargo, por primera vez en la historia de Zimbabwe, el MDC obtuvo mayoría parlamentaria, ganando 100 de los 210 escaños de la Asamblea, mientras que el ZANU-PF se quedó con 99.

De los más de 12 millones de habitantes de Zimbabwe: el 37% son menores de 14 años; el 99% son negros; se calcula en más de un millón los que emigraron entre 2000 y 2005 a Sudáfrica por motivos económicos; los infectados por sida se calculan en un 29% del total; la esperanza de vida es de 39 años. A pesar de estas cifras elocuentes, que señalan la terrible situación económica y social en el país, la tasa de alfabetización es alta: cerca del 90% del total de la población.

El gobierno de Mugabe sigue siendo hoy internacionalmente criticado y objeto de sanciones diversas, debido principalmente a las denuncias por violaciones de los derechos humanos y la falta de garantías políticas.

Las empresas de capitales internacionales, necesarias para enfrentar el altísimo desempleo que llegó a estar en 2009 en cerca del 80% de la población, han invertido fuertemente en particular en el sector minero, pero se enfrentan a una inseguridad jurídica que pone en tela de juicio la continuidad en el tiempo de sus inversiones.

Como siempre, la clave para entender la evolución en el país pasa por la posición de los países de la región y de las principales potencias internacionales. Zambia, Tanzania y Botswana han sido críticos del camino emprendido por Mugabe. Pero África del Sur, el actor de peso en África Austral, ha sido el principal sustento de Mugabe. Y el sanguinario presidente, que ya tiene 88 años, cuenta también con apoyos en los gobiernos de China – que ha intentado venderle armas -, Gabón, y nuestra más cercana Venezuela. Por su parte, tanto Estados Unidos como el Reino Unido han aumentado la presión sobre Mugabe, quien no duda en “mandar al infierno” a los dirigentes de esos países frente a los reclamos por el respeto a los derechos humanos en su país.

Zimbabwe no es uno de los países sobre los que escuchemos hablar mucho por estas latitudes. Pero sigue siendo una de las peores ilustraciones de lo que puede generar la barbarie sanguinaria en el poder. Y en este sentido, resulta interesante conocer quiénes son los países y las potencias regionales e internacionales sobre los que se apoyan este tipo de regímenes.

 

Sobre el autor


Profesor de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS, Universidad ORT Uruguay

 

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Publicado

2012-08-09

Número

Sección

Política internacional