Myanmar y su proceso de democratización
Resumen
Los procesos de democratización se llevan adelante con dificultades políticas e institucionales, y muchas veces demoran décadas. El caso de Myanmar, ex -Birmania, por lo poco conocido en estas latitudes, es un buen ejemplo de ello. Desde el año 1964 Myanmar vivió bajo un régimen militar. La dictadura fue quien rebautizó al país como Myanmar en 1988. En marzo de 2011, pasó a denominarse República de la Unión de Myanmar.
¿Cómo se inicia el proceso de democratización? Si bien en los últimos años se han sucedido varios acontecimientos de gran importancia, la historia puede remontarse a 1988, cuando el movimiento democrático conocido como “Levantamiento 8888” se enfrentó al régimen militar y fue violentamente reprimido. A partir de ese fuerte incidente, se creó una Junta Militar al mando del general Saw Maung, que tomó el mando del país.
Fue esa Junta quien permitió la celebración de elecciones generales en 1990. En esa ocasión, ganó el partido Liga Nacional para la Democracia (NLD por sus siglas en inglés), obteniendo un 80% de los votos. Sin embargo, en una muestra más del peso político e institucional de los militares, los resultados de esos comicios fueron anulados, que además encarcelaron a los líderes opositores, incluyendo a la líder de NLD, Aung San Suu Kyi.
Casi veinte años más tarde, en 2007, un nuevo levantamiento popular en contra de la Junta militar, a raíz de las medidas anunciadas sobre el aumento de precios en combustibles, organizó un movimiento pacífico liderado por monjes budistas. Pero esta manifestación fue también brutalmente reprimida por la Junta militar.
En estos años, la presión internacional se hizo sentir sobre la Junta de Myanmar. En particular las potencias occidentales, lideradas por Estados Unidos y la Unión Europea, avanzaron con sanciones de carácter económico de forma de intentar asfixiar un régimen sobre el que se multiplicaban las denuncias de violaciones a los derechos humanos y cuyo principal soporte internacional era China. Paulatinamente, la Junta comenzó a dar indicios de flexibilidad política.
Se anunció entonces la elaboración de un Plan hacia la Democracia, en el que se incluyó la creación de una Convención Nacional para la redacción de una nueva Constitución. Para su redacción, sin embargo, no se permitió la participación de los líderes opositores. Datos oficiales atribuyeron un apoyo del 92% de la ciudadanía en el referéndum popular de principios de 2008 que puso a consideración popular el proyecto, y sobre el cual tanto la comunidad internacional como los partidos de oposición denunciaron un fraude masivo. En esta Constitución, hoy vigente, el régimen militar se reserva 110 de los 440 escaños en el parlamento y 56 de los 224 en el senado.
Además de este paso constitucional, que se dio con reservas, el siguiente mojón de la apertura democrática fue las primeras elecciones libres generales, que se desarrollaron en noviembre de 2010. Ganó el Partido para el Desarrollo y la Solidaridad de la Unión, apoyado por el régimen militar. Nuevamente las elecciones fueron denunciadas como fraudulentas por la oposición. Además, las leyes electorales que regulaban estos comicios no permitían la participación de partidos que tuvieran en sus listas a personas que hubieran estado presas, lo que restringía enormemente la posibilidad de participación de los líderes de la oposición.
Pero nuevamente también, a pesar de esta irregularidad, el régimen militar fue generando el camino de la apertura. Thein Sein fue electo presidente: era un candidato del régimen, ya que había dimitido a su cargo militar para ir al proceso electoral. Asumió en marzo de 2011.
En abril de este 2012, se llevaron adelante las elecciones legislativas. Participaron cinco formaciones políticas: el Partido para el Desarrollo y la Solidaridad de la Unión (oficialista), la Liga Nacional para la Democracia, el Parido Demócrata de Nacionalistas Shan (de la minoría étnica Shan), el Partido de Unidad Nacional (oficialista), y el Partido Fuerza Democrática Nacional (una escisión del LND). En esta ocasión, si bien el partido más votado volvió a ser el Partido para el Desarrollo y la Solidaridad, también el LND obtuvo 42 puestos en el parlamento.
Aquí es que ganó protagonismo una dirigente relevante de este complejo proceso de apertura democrática. Se trata de Aung San Suu Kyi, la principal líder de la oposición en Myanmar, quien fuera premiada con el Nobel de Paz en 1991, integrante del partido LND, y que estuvo 15 de sus últimos 21 años de vida. Su último arresto domiciliario fue impuesto por el régimen en 2003. Había sido liberada en noviembre de 2010.
¿Cómo sigue el proceso de democratización en Myanmar? La Junta militar va mostrando un sentido paulatino de apertura, desde un lugar de poder que Aung San Suu Kyi reconoce. En estos difíciles procesos, importa no solo la presión ejercida por las potencias globales, sino también el peso determinante de actores regionales. La clave aquí es la ubicación estratégica de Myanmar en medio de los grandes del continente, China e India. En lo económico, la población de Myanmar es altamente alfabetizada, lo que hace que sea una fuente importante de mano de obra barata y bien calificada. Pero fundamentalmente, Myanmar ocupa un protagonismo real en la carrera regional por las materias primas que nutren el crecimiento de sus poderosos vecinos: cuenta con una de las mayores reservas de gas natural a nivel mundial, y tiene también grandes depósitos de minerales como hierro, zinc y níquel.
Se sabe, no hay mejor escenario para las potencias regionales que países estables con los que poder comerciar en el marco de fuertes procesos de desarrollo. El camino de la democratización de Myanmar está avanzando en un buen sentido, aunque falte un buen tramo por recorrer para llegar a una democracia plena.
Sobre el autor
Profesor de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS, Universidad ORT Uruguay
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