HACIA UN NUEVO CONTRATO SOCIAL CHINO

Autores/as

  • Andrés Bancalari

Resumen

En una ocasión a comienzos de la década de 1990, un periodista le consulto al Deng Xiaopnig acerca de cuales eran sus pensamientos y preocupaciones al despertarse cada mañana. La respuesta del líder chino fue que su principal preocupación se relacionaba con los miles de migrant workers que al mismo momento en el que él se estaba despertando, arribaban a las emergentes metrópolis chinas en busca de un trabajo que pudiera mejorar sus ingresos y los de sus familias (campesinos) que aún permanecían en el interior de China.

Ese preocupación de Deng era en realidad la base contractual de un acuerdo no escrito entre el Partido Comunista de China (PCCH) y su pueblo, por el cual el PCCH se comprometía cada año a lograr que la economía del país creciera al menos un 8 por ciento, lo que se traducía en los hechos en que el mercado laboral estaba en condiciones de absorber a los migrant workers, a cambio de lo cual, el pueblo chino permitía al PCCH manejar sus destinos como sociedad.

Durante los últimos treinta años dicho contrato se ha cumplido de forma ininterrumpida, e incluso en la mayoría de los años el crecimiento de la economía china alcanzó un crecimiento de dos dígitos, sostenido ya sea por el notable ingreso de inversiones extranjeras a partir de comienzos de la década de 1990, así como por el enorme flujo de fondos estatales volcados a la economía desde finales del año 2008 para amortiguar los efectos de la crisis global.

Al comenzar el 2012 la sociedad china y el PCCH parecen encaminarse hacia un nuevo contrato social. En un año de cambios en la cúpula del gobierno chino, el mensaje desde la clase dirigente es que el nuevo compromiso económico se sitúa en el 7,5 por ciento de crecimiento anual de la economía, lo cual puede estar fijando las bases de una nueva economía.

Para “sorpresa” de occidente y de algunos analistas, esa reducción en la tasa de crecimiento es observada con preocupación, temiendo que un enfriamiento de la economía china afecte la débil recuperación de los Estados Unidos y pueda tener consecuencias sobre el desempeño económico de algunos países emergentes como Brasil.

Nada de lo que está ocurriendo en China en materia económica parece ocurrir casualmente. La baja en las expectativas de crecimiento es un objetivo buscado por el PCCH. Luego de tres años de una economía recalentada el PCCH busca comenzar la transición de una economía basada exclusivamente en exportaciones a una economía donde el consumo interno tenga una mayor participación en la economía.

No será una transición fácil. Si bien es cierto que el flujo de migrant workers se ha reducido significativamente como consecuencia de una mejora de las condiciones de vida en las provinciales centrales de China también hay que tener presente que entre los casi 1.400 millones de ciudadanos chinos existen grandes diferencias en su nivel de ingreso y calidad de vida.

El objetivo ha sido fijado. Los últimos treinta años muestran que el PCCH cree firmemente en su habilidad para dirigir y controlar la economía. La experiencia nos muestra que han tenido un éxito sorprendente. La presente década será la comprobación o no de que el PCCH podrá comenzar con ese proceso de transformación de la economía, manteniendo el empleo, el ingreso y nivelando la calidad de vida de sus ciudadanos. De lo contrario, los reclamos pueden surgir y la sociedad china reclamar un nuevo contrato social.

*Coordinador Académico Adjunto
Licenciatura en Estudios Internacionales
FACS, Universidad ORT Uruguay

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Publicado

2012-05-31

Número

Sección

Comercio y economía internacional