ESPAÑA: VOTO CASTIGO Y PREVISIBILIDAD

Autores/as

  • Adolfo Castells Mendívil

Resumen

Sin ninguna sorpresa, en una España golpeada por la crisis y el desempleo y con un gobierno cuyas medidas de austeridad terminaron de hundirlo, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy obtuvo la mayoría absoluta en las Cortes Generales (diputados): 186 en 350 y en el Senado 136 en 266. Le ganó así ampliamente las elecciones españolas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de José Luis Rodríguez Zapatero, en el poder desde 2004. ¿Como se llegó a esto?  

España, 11 de marzo de 2004, gobierno de José María Aznar del PP, 3 días antes de las elecciones. Madrid tiene su propio holocausto: Atocha, quedando marcada a fuego por casi 200 muertos y cerca de 1.500 heridos, convirtiéndose en el mayor atentado terrorista de la historia de Europa.

El gran error que cometió el gobierno del PP fue atribuir de inmediato el atentado a ETA, sin una investigación cabal. Pudo haber manifestado que estaba averiguando y aún no tenía pistas. Pero tanto el Ministerio del Interior, como el propio candidato del PP, Mariano Rajoy enseguida hablaron de la furia asesina de la organización terrorista vasca. Después, cuando se supo las vinculaciones de Al Qaeda con las bombas madrileñas, empezaron las especulaciones, porque era el primer atentado de la organización islámica en territorio europeo, que hasta ese momento, había sido preservado como un potencial aliado.

¿Por qué Madrid? ¿Por el apoyo incondicional prestado por Aznar a Bush, para la invasión a Irak? ¿Y por qué no al principal: Tony Blair? Puede haber muchas explicaciones, organizativas, logísticas y de diversa índole, pero sin duda hay una que han desarrollado muchos analistas: tratar de influir en el resultado de las elecciones y lograr que España retirara de Irak su contingente.

Difícil es saberlo con exactitud, aunque hay hechos incontrovertibles. Primero, el PP se perfilaba como ganador en todas las encuestas, siete días antes de los comicios, por una diferencia de entre 4% y 7%. Segundo, las mismas encuestas habían dado un poco antes, un rechazo a la invasión a Irak de alrededor de 80%, el porcentaje más alto de Europa. Tercero, el jueves 11 de marzo se consuman los atentados y el domingo 14, el PP pierde las elecciones. Cuarto, gana el PSOE y se anuncia el retiro de las tropas españolas de Irak.

Se podrá especular que si el gobierno de Aznar no se hubiese apurado a culpabilizar a ETA, simplemente porque le venía mucho mejor en términos electorales, no habría perdido. Quizá. Recuerdo que al día siguiente del 11-M, llamé a Madrid a un querido amigo, militante del PSOE (que hasta ahora ocupó un alto cargo), para solidarizarme con él por la tragedia ocurrida a sus compatriotas y, además,  le expresé —un poco por cumplido— que en esas condiciones el PSOE tenía posibilidades de victoria, a lo cual me respondió: “Ya no hay tiempo, si hubiese sido hace un mes, es probable que sí”. Increíblemente hubo tiempo y en tres días se dio vuelta la ecuación electoral.

Así llegó al gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, a los 43 años y para cumplir dos mandatos, impulsado por el voto sanción al PP, exhibiendo un dinamismo que luego se iría apagando, frente a un rival deslucido, Mariano Rajoy.

El primero, de 2004 a 2008, le permitió llevar a cabo sus reformas políticas y sociales (discutibles) para que España acompasara los imperativos de la modernidad: feminismo a ultranza; matrimonio homosexual; regulación masiva de los inmigrantes indocumentados; despenalización del aborto (en un país abrumadoramente católico); subsidios a la natalidad y a los desocupados de larga duración; ley sobre la memoria histórica, tema que en España estaba zanjado y muy bien, reabriendo heridas del pasado; etc.

Sin embargo el segundo mandato, en 2008, empezó mal con el comienzo de la crisis —que durante bastante tiempo Zapatero negó y por tanto demoró la adopción de medidas— y la lucha contra la deuda española, con sus necesarias austeridades impopulares, que significaron la proyección de Rajoy a la jefatura del gobierno.

En 2011, el balance es terrible: casi 22% de desempleo, con 5 millones de desocupados, colocación de la deuda a 5,328% de interés, que casi duplicó el 2,350% de la anterior emisión y la aparición de un movimiento, “los indignados” de la Puerta del Sol, que tuvieron imitadores en otras partes del mundo.

Y luego de llamar a elecciones anticipadas, Zapatero se retirará en la plenitud de la vida (51 años), dejando un recuerdo más bien pobre. El popular escritor español Arturo Pérez Reverte —socialista, aunque crítico vitriólico de su gestión— que ya hace unos 4 años había escrito un artículo titulado: “Más miedo me da un imbécil que un malvado”, le despide: “Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto (…) Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo”.

Por su lado, a Mariano Rajoy de 56 años, hombre poco carismático e indeciso, pero serio y con fama bien ganada de buen negociador en sus varios Ministerios con Aznar, muchos le daban por liquidado luego de sus dos derrotas de 2004 y 2008.

Sin embargo su debilidad como hombre aburrido se ha ido convirtiendo en su fuerza, ya que ha logrado disipar la imagen de conservador puro y duro, para proyectarse como un líder previsible y moderado.

Rajoy va a disponer de todo el poder para enfrentar los desafíos: el fin de ETA, la desocupación, la reforma fiscal, las cuentas públicas y en materia económica ha declarado “que no habrá milagros”. Promesa harto fácil de cumplir.

Más allá de todo ello, surge una constatación final. Los tres países europeos más golpeados por la crisis (además de Portugal) han optado por gobernantes sin ningún mesianismo, más bien oscuros pero con reputación de integridad, competencia, los pies sobre la tierra y que no hacen soñar a nadie: Mariano Rajoy en España, Mario Monti en Italia y Lucas Papademos en Grecia.

¿Significará esto el fin de los políticos providenciales? Y si es así ¿cual será el próximo europeo de esa nueva línea?


*Escritor, Periodista, Analista Internacional, Ex Embajador.

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Publicado

2011-12-08

Número

Sección

Política internacional