NO HABRÁ MILAGROS

Authors

  • Diego Murara

Abstract

La frase que titula este artículo fue la más destacada del discurso dado por el flamante ganador de las elecciones generales españolas, Mariano Rajoy.

Fue necesario que el candidato del Partido Popular y futuro presidente de los españoles insistiera en ello, ya que las condiciones económicas en las que el PSOE deja el gobierno son realmente alarmantes: una deuda pública que llegará al 80% del PBI español en 2012; un 21% de desempleo que llega a un 30% en algunas regiones (por ejemplo, Andalucía); una economía que no para de achicarse desde 2008 y lo más grave: la falta de certeza acerca de si ya se tocó fondo o si lo peor todavía está por venir.

Semejante panorama le significó al PSOE una derrota electoral sin precedentes: el socialismo perdió en absolutamente todas las regiones autonómicas, logrando ser mayoría únicamente en las ciudades de Sevilla y Barcelona. Desde el 2008, cuando logró conservar el gobierno ganado en 2004, el PSOE pasó de 11.300.000 votos (un 44%  de quienes sufragaron efectivamente) a casi 7.000.000. Una fuga de 4.300.000 votos, un 16% del total, en una elección donde la cantidad de gente que participó apenas bajó del 73,9%  al 71,7% del total de inscriptos.

Por la otra parte, el Partido Popular logró aumentar su caudal de votos, pasando de 10.300.000 a 10.830.000, o sea, de un 40% a un 45% del total. De esta forma, alcanzó la mayoría absoluta tanto en el Congreso de los diputados (donde cosechó 186 bancas, cuando  176 eran las necesarias para obtener la mayoría absoluta) como en el Senado (donde el PP logró 136 escaños, superando ampliamente el límite de 105 que determinaba la mayoría absoluta). El socialismo apenas pudo ganar 110 bancas en Diputados y 48 en el Senado, un número de legisladores tan mínimo que no tiene antecedentes históricos, menos desde el retorno de la democracia, donde el PSOE fue el partido que ganó más gobiernos, llegando a tres veces consecutivas con Felipe González como su Secretario General.

El descontento de los votantes del PSOE (muchos de ellos identificados con el movimiento de los indignados del 15-M) sirvió para que crecieran los partidos menores: Izquierda Unida (que pasó de 2 a 11 diputados), Convergencia i Unió en Cataluña (que logró conquistar 16 bancas en contraposición de las 10 con las que cuenta en la legislatura que se termina). De esta manera, la oposición quedará más fragmentada en la nueva legislatura que en la anterior. Sin embargo, este dato no es tan trascendente para la gobernabilidad española, dada la holgada mayoría obtenida por el PP.

En este nuevo escenario político cabe destacar la performance de AMAIUR, la nueva coalición referente de la izquierda abertzale vasca (de posición nacionalista, independentista y de izquierda). Esta coalición, que había logrado hacerse de la alcaldía de San Sebastián a través del partido BILDU en mayo de 2011, ha cosechado ahora 7 bancas en el Congreso de los diputados, superando incluso al tradicional partido nacionalista vasco, el PNV, que funcionara como bisagra en la anterior legislatura para que el oficialismo consiguiera las mayorías necesarias para gobernar a cambio de beneficios para el País Vasco. A pesar del éxito relativo de AMAIUR, el PP ya anunció que se reunirá con todos los partidos con representación salvo con esta coalición, ya que “no tiene un objetivo amparado en la Constitución”.

Rajoy y el PP no la tienen nada fácil. A pesar de que su victoria no sorprendió a nadie, a menos de 24 horas de sabidos los resultados, la bolsa de Madrid continuó a la baja y la prima de riesgo ha superado los niveles sicológicos de estabilidad. Tanto Europa como los mercados están esperando anuncios contundentes que vayan más allá de las promesas de “meter tijera en todo menos en Salubridad, Educación y Pensiones”. 

Son necesarias medidas que inyecten confianza de inmediato para que España vuelva a la senda del crecimiento.

El PP no puede confiar ciegamente en su abrumadora victoria. Es una realidad que de las últimas elecciones celebradas en Europa (salvo las que se llevaron a cabo en Suecia) ninguna fue ganada por los oficialismos, por lo que puede concluirse que el factor determinante de los triunfos fue la crisis y no tanto la performance de cada uno de los partidos.

Sin embargo, ya una vez el PP recibió del PSOE un país con 20% de desempleo  y una economía estancada. Fue un escenario que supo revertir para, en 8 años, duplicar el PBI y bajar el desempleo. La gran mayoría de los españoles confía nuevamente en los populares para que vuelvan a hacer lo que lograron efectivamente: sacar a España de la crisis.


*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS - Universidad ORT Uruguay

Published

2011-11-24

Issue

Section

Política internacional