EL CINE DENUNCIA

Autores/as

  • Michelle Dreifus

Resumen

“Ninguna historia empieza cuando empiezan las historias, suelen hacerlo mucho antes de lo que identificamos como el inicio evidente”. Así comienza Enrique Piñeyro su documental El Rati Horror Show. Es posible distinguir, tan sólo con estas palabras que dan inicio al film, la concepción que plantea Umberto Eco respecto de la “objetividad” de las noticias (Eco, 1997, p. 67). El autor sostiene que una noticia constituye un elemento de juicio implícito respecto a su confección (y a la propia selección del medio por la noticia). La asociación entre lo que expresa Piñeyro y lo manifestado por Eco, se basa en que son los propios medios de comunicación los que tienen la capacidad de construir una historia, marcando un comienzo y un final acorde a criterios que se sobreponen a lo estrictamente periodístico. 

El Rati Horror Show
 es un documento audiovisual que, en ciertos aspectos, se corresponde con lo que suele categorizarse como “Nuevo Periodismo”. Esto se debe a que “se caracteriza por la inclusión de elementos de la narrativa al estilo tradicional de la crónica informativa” (Ferrari, 2001)

En rigor no es preciso conocer la teoría, pero luego de las repercusiones de Fuerza Aérea S.A. su anterior film, Piñeyro parece proponerse cumplir a través de su documental con la “función reafirmadora de normas sociales” que plantean Lazarsfeld y Merton. Pero en este caso las autoridades que deberían reaccionar (policía, jueces), son centrales en el cuestionamiento y la denuncia que desarrolla la película. “Es posible que los medios masivos de comunicación estimulen la acción social organizada ‘denunciando’ situaciones que contradicen la moralidad pública” (Muraro, 1977, p. 32). Entretanto, en esta ocasión los medios relataban esta historia no en su consabido rol de denuncia: en enero de 2005 la catalogaban como “la masacre de Pompeya”, sin cuestionar nada. 

Porque según los medios, el auto que manejaba Fernando Carrera había embestido a tres personas quitándoles la vida y había chocado contra una camioneta hiriendo a sus ocupantes. Ese es el núcleo de la historia en que todos los actores al principio parecen coincidir. Luego comienza la causa judicial. Los medios arman su relato en base a la información que les brinda la Policía. (1

Cinco años después, el director de la película pone al descubierto los errores, voluntarios o no,  cometidos en la investigación por parte de las autoridades,(2) así como también la difusión del caso desde los medios de comunicación, que no se cuestionaban en absoluto las versiones oficiales. Es posible conejturar entonces que, pese a todo,  Piñeyro con su film logra poner en práctica una función reafirmadora de normas sociales, precisamente desnudando los errores de los propios medios. Además, existe la convicción de que “la prensa llena los vacíos que dejan la justicia y los demás poderes del Estado” (Courtoisie, 2006, p. 154), y esto es lo que Piñeyro hace mediante la realización de pruebas explícitas que dejan al descubierto los errores judiciales yla policía.

En El Rati Horror Show es posible distinguir una buena articulación entre la mirada científica y la mirada periodística por parte del director. Esta doble mirada (Courtoisie, 2006, p. 155) se manifiesta a través de los aportes que otras disciplinas hacen al periodismo para que éste pueda llevarse a cabo. Así, la participación de razonamientos y conocimientos científicos para la elaboración de la historia que relata Piñeyro resultan fundamentales para el esclarecimiento del caso en el film. 

Si bien pueden diferenciarse varias disciplinas que permiten confeccionar la historia en la película, considero relevante remarcar elementos de la psicología social que explican la verosimilitud de Piñeyro como emisor para fundamentar su propia versión de los hechos, mucho más refinada y elocuente que sus alternativas. En este sentido, por un lado, las evidencias aportadas por medios tecnológicos tienden a legitimar el relato del director. (3

Por otro lado, tal como indica Elliot Aronson, debemos tomar en cuenta tres clases de variables para incrementar la eficacia de la comunicación: la fuente y naturaleza de la misma (quién y cómo la dice) y las características del público (Aronson, 1972, p. 74). Así, Piñeyro es quien transmite el mensaje, pero él debe sobreponerse al discurso de las autoridades para alcanzar la credibilidad. Para lograr esto, toma como referencia otros casos en los que demuestra la terrible acción de la Policía con ciudadanos civiles,(4) así como también centra su atención en probar todos los errores que se llevaron a cabo en la causa de Carrera. De este modo, busca deslegitimizar la acción de la justicia y de la Policía, para ser él (Piñeyro) en quien el público confíe. Esta es la noción de credibilidad propuesta por Aronson, un rasgo fundamental que debe cumplir la fuente emisora del discurso (Aronson, 1972, p. 75). 

Cabe destacar que Piñeyro se presenta como un personaje particular, con un importante ego, que transmite seguridad en su hablar. Es el “héroe” de esta historia. Tal como señala La Nación (Trzenco, 2010) representa a un “Sherlock Holmes” acompañado por un “Watson” (German Cantore, editor de la película) a quien le habla y le explica el proceso que lleva a cabo. 

En cuanto al rol que cumple la tecnología en la película, podemos decir que es su “arma de lucha”. Las pruebas que presenta se apoyan en los más avanzados recursos tecnológicos. Podría decirse que el film se encuentra sobrecargado en este sentido, pero eso pasa a un segundo plano cuando son estos mismos elementos que demuestran punto por punto los errores cometidos por la justicia y los actos autoencubridores de la policía. La confianza que el público deposita en la tecnología es tal, que es un recurso de argumentación justificadamente válido para el relato de Piñeyro, incrementando su fiabilidad. (Aronson, 1972., p. 80)

Además, la eficacia de su discurso aumenta luego de la realización de la película, a través del compromiso con la causa que comienza a llevar adelante. En este sentido, se han realizado spots publicitarios del film  en los que reconocidas figuras públicas de distintos ámbitos apoyan la causa de Piñeyro, lo que le da aún mayor credibilidad y fiabilidad a su mensaje. (5

Otro aspecto que se debe tener en cuenta para el análisis del film, es la participación de los medios de comunicación en el caso. Tal como me referí anteriormente, estos relatan la historia que la policía les brindó, sin siquiera plantear dudas razonables acerca de la presunta culpabilidad de Carrera. Incluso él mismo se refiere a esto cuando es entrevistado: “Si yo veo el diario Clarín que dice ‘Fernando Carrera es un asesino’, Fernando Carrera es un asesino, no me importa lo que diga, yo le creo a la prensa”. En este sentido es posible distinguir varios aspectos teóricos. En primer lugar, continuando con la teorías del psicólogo social Elliot Aronson, los medios de comunicación dan lugar a frecuentes apelaciones emocionales, que se enfrentan a las apelaciones lógicas (Aronson, 1972, p. 83). 

Por ejemplo, en este caso son los noticieros los que dan lugar a la expresión popular con carga emocional sobre lo acontecido: “Habría que haberlo matado”,“No tendría que haber venido la ambulancia para llevarlo”, son algunas de las declaraciones que se toman en el lugar de los acontecimientos. Además, también los medios hacen hincapié en la referencia a las “víctimas inocentes” que perdieron la vida (dando detalles del niño que se encontraba entre las víctimas, por ejemplo) y a la categorización de Carrera como “asesino”, a quien le adjudican haber demostrado “desprecio por la vida de sus semejantes”. Así se construye en el imaginario colectivo una historia cargada de un peso emocional que Piñeyro logra contrarrestar a partir de su argumentación racional sobre los acontecimientos. 

Ahora, cabe cuestionarse: ¿qué lugar ocupan los testigos en la historia que construyen los medios? Es posible responder esta pregunta en base a distintos supuestos teóricos. En primer lugar, la función conferidora de status que “otorga prestigio y realza autoridad de individuos” (1977, p. 30) al ser reconocidos en los medios. Así, la voz de cualquier testigo, en general, contiene en principio una carga de autoridad fuerte, en donde también entra en juego que el ciudadano común consumidor de medios se reconoce en ellos. Es la “palabra objetiva” del que presenció los hechos tal cual ocurrieron. También puede observarse en ellos el concepto de “reconocimiento” que plantea Francis Fukuyama, quien sostiene que se busca “el reconocimiento justo de la valía individual por parte de otra conciencia humana” (Courtoisie, 2006, p. 153), es decir, todas las personas quieren ser escuchadas y su voz debe ser reconocida, y en el caso de “la masacre de Pompeya”  a efectos de esclarecer el caso.

Continuando con el análisis de la incidencia de los medios de comunicación, Eco sostiene que “la manera más típica de dar cualquier noticia [es] la entrevista”, y que “para superar a la competencia, es necesario que la entrevista sea más sabrosa que la del otro” (Eco, p. 83). Esto provoca también que cada medio cuente una versión “propia” de los hechos, sin confirmar la información respecto a lo acontecido, para resaltar entre los demás medios. Piñeyro realiza un compilado al respecto en la película, que inmediatamente recuerda el compacto del programa TVR (6) sobre el secuestro y asesinato de Candela, en el que cada uno de los medios parecía tener su hipótesis de lo acontecido y pretendía querer resolver el caso sobreponiéndose a la justicia. (7)

Aronson también plantea que la argumentación bilateral incrementa la eficiencia del mensaje que se pretende comunicar. Es decir, “Que un comunicante mencione los argumentos de la oposición puede indicar que es una persona objetiva y ecuánime, lo cual podría incrementar su eficacia” (Aronson, 1972, p. 89). Podemos decir que el film de Piñeyro está basado prácticamente en su argumentación bilateral respecto al caso. El director no presenta una argumentación unilateral de su planteamiento, sino que toma los argumentos contrarios para “derribarlos” y exponer los suyos.

Otro criterio de análisis de la película, puede verse reflejado en la “monopolización” (Muraro, 1977, p. 42-43). Si bien esta es una de las condiciones para que la propaganda resulte eficaz según Lazarsfeld y Merton, considero relevante asociarla a la nula oposición a la información que brindaban las autoridades por parte de los medios de comunicación (es decir: total ausencia de “contrapropaganda”). Esa monopolización discursiva impedía ver los acontecimientos tal como los plantea luego Piñeyro.

Por otra parte, en cierto sentido, el director del film se contrapone al planteo de Sartori (1998) respecto al desprecio que éste tiene por el rol destructivo de la TV, en cuanto a la degradación de la capacidad simbólica del ser humano. Recordemos que Sartori sostiene que en la televisión, de hecho, la palabra está sometida a la imagen, por lo que queda esclavizada a ésta: “Para el telespectador las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras”(Sartori, p. 26). 

Piñeyro, en realidad, ilustra la tesis de Sartori en los primeros tramos del film, al mostrar cómo la TV presentó los hechos.  Pero en el resto de su documental realiza un uso complementario de imágenes y palabras. Por ejemplo, a través de la utilización de maquetas animadas mediante las cuales explica su argumentación. (8)

En una entrevista realizada a la docente de Comunicaciones Radiofónicas de la Universidad ORT, Lucía Massa, ésta sostuvo que el periodismo televisivo actual (y más en el Uruguay) es igual al de la radio, sólo que con una cámara encendida frente a ellos. Piñeyro rompe con ese estigma y le da un valor irreemplazable a la imagen en su producto. (Massa, 2010)

A modo de conclusión, considero relevante establecer la dimensión que implica la perspectiva ética para el análisis de este producto, respecto a la presencia de “dos virtudes fundamentales en el periodismo: la honestidad y el coraje”. (Courtoisie, 2006, p. 154). El objetivo mismo del film es denunciar la falta de honestidad de integrantes del Poder Judicial y de la policía bonaerense. Y en lo que respecta al coraje, sin dudas que Piñeyro ha hecho gala de esa virtud (tanto en esta película, como en anteriores) dejando al descubierto maniobras turbias provenientes de quienes ocupan cargos de poder en los distintos ámbitos. 

En este caso, el director (que ya había sido amenazado por la película anteriormente mencionada) tuvo que sacar a su familia de Argentina, debido a que la Policía Federal relevó la custodia que tenía contratada (para evitar nuevas amenazas). Esta información fue publicada en una nota en Perfil (23/9/2010), en la que, para referirse al caso sobre el que trabaja Piñeyro en la película, refieren a que “se armó una causa contra un inocente”. Debo decir que es el propio artículo el que trae las comillas en torno a esa frase, y considero relevante cuestionarlas para contrarrestarlas con el coraje del director. Esas comillas parecen revelar cierto temor de afirmar públicamente, desde un medio masivo, lo que con variados argumentos demuestra la película.

Notas
1. Según las versiones de los medios masivos, tanto prensa escrita como TV, Carrera era un delincuente que escapaba para no ser detenido, y que había atropellado conscientemente a las tres víctimas fatales para poder huir de la Policía. 

2. Piñeyro demuestra en la película los errores a la hora de tomar las pruebas, que él mismo se ocupa de recoger durante todo el film. Muestra como Carrera es también una víctima inocente de la manipulación policial, que al ver tras él un auto que comenzó a dispararle, aumentó la velocidad del vehículo que manejaba. Uno de los ocho tiros que lo impactaron lo dejó inconsciente y posteriormente atropelló y mató a las tres personas que estaban en la calle. Piñeyro demuestra como la Justicia parece ser cómplice de la ineficacia policial.

3.
 La autora se refiere aquí a elementos tales como cámaras ocultas que permiten identificar  un “testigo” directamente involucrado en la versión policial, presentación de un experto para mostrar que se podían tomar huellas digitales de un arma con sangre, exploración de la trayectoria de las balas sobre el coche del joven Carrera, acopio de registros de los informativos y grabaciones telefónicas, etc. etc. (Nota del Editor)

4.
 Hay dos casos que sobrevuelan el relato (y lo conforman) durante el transcurso de la película, complementando así la noción a la que me referí anteriormente respecto a la confección de la historia. Piñeyro los toma porque son relevantes para decir lo que él sostiene que debe ser dicho para cerrar el caso de Carrera. Así, los asesinatos de Kosteki y Santillán, así como el de Demonty, en los que se acusó a la Policía, también forman parte del relato del director. En el primero de los casos que menciono, hay una dura referencia al comienzo del film, en la que se muestran imágenes de los violentos enfrentamientos entre uniformados y manifestantes. Mientras uno de estos últimos era cargado a una camioneta para ser trasladado, visiblemente herido, se escucha un diálogo entre dos policías, en el que uno pide que alguien acompañe al joven, y consigue como respuesta la estremecedora frase: “es un civil, boludo”. 

5. 
El Rati Horror Show spot publicitario: http://youtu.be/KcXWMUPOZIQ

6. 
http://youtu.be/AbSCE9aPNu8

7. 
Caso de gran resonancia mediática, resumen en http://www.lanacion.com.ar/1402294-el-caso-candela-dia-por-dia

8. 
Se utilizan maquetas, rayos laser, mapas, entre otros recursos visuales que, además de aportar a nivel periodístico, mejoran la eficacia del mensaje que el film pretende transmitir.

* Estudiante de la Licenciatura en Comunicación
Periodística, Facultad de Comunicación y Diseño
Universidad ORT – Uruguay.

Referencias Bibliográficas

ARONSON, Elliot (1972). Introducción a la Psicología Social, Alianza Editorial.

COURTOISIE, Agustín (Agosto, 2006).Construir modelos, analizar productos, en Revista Inmediaciones de la comunicación, Publicación de la Escuela de Comunicación, Universidad ORT volumen 5, N°5.

ECO, Umberto (1997). Sobre la prensa, Cinco escritos morales, Editorial LUMEN, Barcelona.

FERRARI, Germán (2001),  La comunicación. Principio, fin y dilema de los medios masivos.  Editorial Longseller. Buenos Aires. 

MASSA, Lucía (2010). Entrevista personal realizada a la Docente Lucía Massa (17/11/ 2010).

MURARO, Heriberto (1977). La Comunicación de masas. Selección de textos de Paul F. Lazarsfeld y Robert K. Merton, Centro Ertrur de América Latina, Buenos Aires, 1977.

Perfil.com (2010). Rati Horror Show: amenazan a un testigo y Piñeyro sacó a su familia del país en 
http://www.perfil.com/contenidos/2010/09/23/noticia_0020.html 

PIÑEYRO, Enrique  (2010). El Rati Horror Show (material cinematográfico).

TRZENCO, Natalia (2010). Un documental de detectives en 
http://www.lanacion.com.ar/1304950-un-documental-de-detectives

SARTORI, Giovanni (1998). Homo videns. La sociedad teledirigida. Editorial Taurus, Madrid.

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Publicado

2011-11-17

Número

Sección

Culturales