EL PLACER DE ESCRIBIR
Abstract
Un escritor no sabe a ciencia cierta qué misterioso poder reside dentro de sí mismo. Algunas veces se queda atónito mientras va escribiendo con ese ocioso divagar de los creadores, dueños de miradas cortas y largas, que aparentemente nada ven y que resbalan sobre hombres, mujeres, geografías, acontecimientos.
Ha dicho Elizabeth Bowen que un escritor es un “alumno desatento en el aula de la vida”. Recuerdo que ella insistía en que el escritor, al revés que el hombre que no tiene inclinaciones literarias, carece de una perspectiva fijada de antemano y que rara vez observa algo deliberadamente. Lo que hace es ver lo que no se propuso ver, y recordar cosas que no parecen posibles. Luego, y no sé bien por qué ni a esta altura (veinte libros publicados ya) quiero las razones, cuando uno se pone a escribir un cuento o una novela, coinciden inesperadamente incontables momentos de nuestra propia vida, en esa historia que vamos desarrollando. Por ejemplo una tarde en un parque hace veinte años, que no habíamos recordado hasta ese instante; una canción que escuchamos de niños; las palabras que hace tres días nos dijo un amigo tomando un café. Qué sé yo. Todo ello coincide con lo que estamos escribiendo y llega en momento adecuado. De esta manera crece una obra.
Otros detalles. La escritura es una poetización de la realidad: tratar de que el tiempo ordinario, el tiempo de los relojes, deje de fluir y llegue a coincidir con el tiempo interior. Y desde aquí es desde donde podemos trazar los puentes para encontrarnos con el otro, es decir, el lector. Pero nunca pensamos en el lector. Al menos yo, nunca lo he hecho; escribo solamente pensando si aquello que hago a mí me gusta.
Hay otro aspecto a destacar: no son los escritores los que buscan los temas, sino los temas quienes salen en procura de sus autores. Siempre lo decía Bioy Casares, a quien conocí mucho y con quien pasamos tardes enteras charlando. Tanto es así, que cierta vez quería escribir un cuento con alguien que se le parecía y le pregunté si podía hacerlo; no sólo me dijo que sí, sino que, además, le pusiera su nombre. No me atreví, pero escribí el cuento, que figura en mi libro “La tijera de Onetti y otros cuentos”.
El lazo exterior y aparente entre el escritor y su tema no es fortuito. Es posible que los antecedentes del autor, las circunstancias, los hechos de su vida, influyan en sus predisposiciones, en la elección de los ambientes, en el sello de su modalidad, en la opinión que le merecen las personas. Mis primeros libros de cuentos se desarrollaban en Minas (en la Minas donde nací y crecí hasta la primera juventud, pues desde entonces vivo en Montevideo) y yo pensaba que todo mis cuentos o novelas podrían ambientarse allí. Así lo hice en mis primeros libros, pero en determinado momento me di cuenta de que había historias que no podía ambientarlas en Minas, correspondían a otros ámbitos. Dejé de hacerlo, y ahora las ambiento donde siento que corresponde, pero en un lugar que conozco no se puede inventar un retablo desconocido. De esta manera mis cuentos se ambientan en Nueva York, en París, en Madrid, en el sur de Francia (sobre todo en mi amada San Juan de Luz) o bien en Buenos Aires o, qué sé yo, en Baltimore y Bilbao.
Otro detalle que me llama la atención y que nunca he buscado. Los críticos (aquí, en Buenos Aires, en España) que se han referido a mis libros, así los escritores que los han leído, como Mario Vargas Llosa, como Claudio Magris y Antonio Skármeta, en fin, todos ellos coinciden en que mis novelas y relatos son melancólicos. No he buscado nunca darles ese tono; simplemente me salen así. Debo ser un melancólico. En la contratapa de la próxima edición española ( saldrá en septiembre en Madrid) de mi novela más reciente “Muerte en el Café Gijón” (a la que “Ediciones de la Plaza” ya editó en Montevideo) figurarán estas palabras de Mario Vargas Llosa: “Rubén Loza Aguerrebere es un escritor muy elegante, con un eco de melancólico y sensibilidad azoriniana” . Por cierto, estoy encantado de que el Premio Nobel del 2010 (somos amigos desde hace 28 años) piense y escriba esas palabras sobre esa novela, pero, como se ve, destaca la melancolía.
Yo creo que los personajes que he creado, la reaparición de ciertas imágenes, la arquitectura del estilo (contar yendo y viniendo desde el presente al pasado, y nunca contando de manera clásica: desde comienzo, con una meseta y después el final clásico) conforman un sello, la marca en el orillo del escritor; pero en cuanto al tema, es un factor inexplicable y se elige en lo interior, como dije antes. Es algo que lo busca a uno. ¿Por qué escribí esta novela que comienza en el Café Gijón de Madrid, con un protagonista uruguayo, prosigue en París y luego en Montevideo y acaba en el Gijón, con personajes imaginarios mezclados con otros reales (mis amigos Plinio Apuleyo Mendoza, Germán Yanke, Vargas Llosa y yo mismo)? No lo sé. Comenzó a gestarse allí, no supe si era un cuento o una novela, y terminada más de un año después, contando algo totalmente distinto a lo imaginado en un principio, convertido en una “comedia negra”.
Así es la literatura desde dentro de un escritor. Una descripción que acaso decepcione al lector. Ah! y después la ansiedad que pusimos tras la palabra fin, porque pensamos que quizá no se nos ocurra otro libro.
Tiene razón Octavio Paz cuando dice que la tarea del escritor comienza como un oficio, se transforma en una vocación y termina siendo un destino.
*Escritor y crítico literario, columnista de
“El País” de Montevideo, autor de una vasta obra narrativa
SOBRE EL AUTOR
En el Uruguay y en muchos países de habla hispana Ruben Loza Aguerrebere (Minas, 1945) no necesita presentación. Pero para nuestros lectores en el mundo ofrecemos aquí algunos links sobre el autor, con datos biográficos, títulos de sus obras, comentarios críticos y alguna entrevista. De yapa, un texto reciente del autor:
Algunos datos de varias épocas:
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/loza/bio.htm
Sobre “Morir en Sicilia” y una breve entrevista:
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/de_leon_leonardo/ruben_loza_aguerrebere.htm
Reseña de “Los libros ajenos”:
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/de_leon_leonardo/sobre_los_libros_ajenos.htm
Loza Aguerrebere y Ernesto Sábato:
http://www.taringa.net/posts/info/10410329/_Carta-a-un-joven-escritor_---de-E_-Sabato.html
Loza Aguerrebere y Jorge Luis Borges:
http://libros.libertaddigital.com/mi-manana-con-borges-1276230305.html
Un texto del autor sobre Lawrence de Arabia y Malraux:
http://www.elpais.com.uy/11/05/19/predit_567404.asp
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