JAPÓN: EL TPP COMO REFORMA ESTRUCTURAL
Abstract
La adhesión de Japón a las charlas del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) es un paso crucial dentro del plan económico propuesto por el Primer Ministro, si se recuerda que éste tiene como objetivo revivir la economía del país y terminar así con décadas de estancamiento financiero y deflación. Mediante la participación en este acuerdo se espera liberalizar el comercio así como avanzar en reformas importantes en sectores de la industria doméstica como lo son el sector agrícola, el de la salud, el automotriz y el de las finanzas. Desde el colapso de la burbuja financiera en la década de los 90, la economía japonesa ha mantenido un bajo crecimiento económico. Entre sus mayores problemas actuales se encuentra la reducción de la población, junto a su progresivo envejecimiento. Se proyecta que para el año 2050, el total de la población descenderá a 90 millones, de los 127 millones que cuenta actualmente.
Para promover el crecimiento económico se necesita de una relación “recíproca” entre los factores de la oferta y los de la demanda. Sin embargo, ni oferta ni demanda están en una situación favorable por el momento. En lo que refiere a la oferta, para generar mayor crecimiento sería necesario tanto aumentar las remuneraciones a la mano de obra, un crecimiento de la inversión de capital o un significativo incremento de la productividad. El problema en este aspecto es que el progresivo envejecimiento de la población sumado a una de las políticas migratorias más restrictivas del mundo, hace difícil la entrada de nuevos trabajadores al proceso de producción. Por otro lado, el ahorro interno está disminuyendo también a causa del envejecimiento poblacional y la inversión extranjera es escasa en razón de la precaria situación económica del país.
Estos problemas afectan igualmente a la demanda, con la disminución de la población junto con una baja tasa de crecimiento demográfico, el consumo no es capaz de aumentar. Además, medidas monetarias como expandir el gasto público para conseguir un crecimiento en la demanda, son complicadas de llevar a cabo, sobre todo teniendo en consideración que el gobierno no aspira a una crecimiento con inflación y posee una deuda pública que sobrepasa al doble del PIB.
Llevó más de dos años para que el gobierno japonés tomara la decisión formal de participar en las negociaciones del TPP. Las primeras muestras de interés fueron dadas por el primer ministro Naoto Kan del Partido Democrático de Japón en 2010. En este escenario, la cuestión de si participar o no en el acuerdo ha generado un debate público donde se encuentra, por un lado el sector industrial, que aboga por la liberalización de la economía y por empresas más competitivas y, por el otro, el sector agrícola, el cual considera que mediante este régimen comercial liberal se desafiaría los intereses del sector agrícola, como resulta de una previsible pérdida de empleos y reducción en la producción.
Si bien, en vista a las negociaciones del TPP, el Partido Liberal Democrático ha prometido que trataría de mantener ciertos productos agrícolas al margen de la liberalización comercial (como el arroz, trigo, carne de res, cerdo, productos lácteos y azúcar), si Japón intentara mantener estos productos como excepciones pondría en riesgo su capacidad de participar en el tratado de marras. Esto se debe a que los demás negociadores presumiblemente no aceptarían estas excepciones.
De los productos tratados como excepciones el arroz es el más problemático. Entre las razones por las que muchos defienden mantener el proteccionismo sobre este producto, se encuentra el hecho de que compone hasta un 25% de la producción agrícola, se desarrolla a lo largo y a lo ancho de todo el país y existen varios sectores derivados de su producción. Así, desde la industria de la construcción, con la creación y mantenimiento de carreteras agrícolas, como las industrias que suministran maquinaria agraria, hasta la industria química, que abastece el consumo de fertilizantes, todas ellas consideran que una liberalización de las importaciones implicaría grandes pérdidas para los distintos sectores.
Los agricultores han sido un bastión de apoyo a los partidos conservadores desde hace décadas. El Partido Liberal Democrático ha sido capaz de utilizar a lo largo de los años tanto los ministerios de agricultura como las organizaciones agrícolas para extender su control sobre el electorado rural. El hecho de que un voto en una zona rural agrícola tenga más peso que un voto en una zona urbana, producto de la disparidad del voto en el sistema electoral japonés, ha sido otra de las causas por las que el proteccionismo agrícola tiende a ser fervientemente apoyado por muchos políticos.
A pesar de esto, la administración de Shinzo Abe, que llegó al cargo en diciembre de 2012, ha adoptado políticas que no solamente difieren de administraciones pasadas sino que, además, van en contra de los intereses de grupos de presión como el agrícola. Esto se explica en gran medida porque luego de ganar las elecciones en la Cámara Alta de la Dieta japonesa, en julio de 2013, y ya habiendo conseguido mayoría en la Cámara Baja en 2012, el Primer Ministro no tiene necesidad de preocuparse por elecciones nacionales hasta julio de 2016.
Para sobrepasar obstáculos como la caída del ingreso y el desempleo, posibles efectos de una liberalización de las importaciones dentro del TPP, se deberá ser capaz de crear un sistema de seguridad que disminuya los daños causados a estos sectores. Países como Corea del Sur y Estados Unidos han desarrollado redes de seguridad para amortiguar las dificultades relacionadas a la expansión de las importaciones. Japón tendrá que tener en consideración experiencias como estas si se pretende continuar con las negociaciones e implementar sistemas de contención similares. Si estos sectores incurren en pérdidas, los poderosos grupos de presión a los cuales pertenecen culparán al Primer Ministro acarreando posibles consecuencias políticas, aun a pesar de que la apertura de los mercados sea una de las pocas opciones que tiene Japón para terminar con las dos décadas de estancamiento económico.
A pesar de la comprometida situación económica en la que se encuentra actualmente el país, es posible lograr una recuperación y conseguir un mayor crecimiento mediante la implementación de políticas económicas adecuadas. Dentro de las medidas propuestas por el Primer Ministro Shinzo Abe, con su política de “Abenomics”, los dos primeros objetivos, basados en estímulos fiscales y flexibilización monetaria, ya han dado resultados positivos. Lo que resta, ahora, es realizar el tercer y último objetivo: las reformas estructurales basadas en estrategias de crecimiento económico.
Para lograr esto, afrontar las debilidades de los sectores no competitivos de la economía y, en muchos casos, mantenidos artificialmente por el subsidio estatal, será algo fundamental. El formar parte de acuerdos de libre comercio como el TPP es una forma eficaz de generar una reforma estructural así como una apertura del mercado de bienes, servicios, capitales y personas. Más allá de las eventuales pérdidas a corto plazo que puedan sufrir estos sectores en caso de aprobación del TPP, esta iniciativa generaría un impulso en la economía en su conjunto de mediano a largo plazo.
También, con la adhesión a este tipo de acuerdos, Japón ganaría una mayor capacidad de negociación en temas comerciales pendientes, como lo son la ASEAN o el RCEP. Así, propiciar una política de reforma estructural no solamente ayudaría a renovar la economía interna sino que, además, daría crédito a su agenda económica internacional.
Con la creación del TPP se darían las bases para el establecimiento de un entorno empresarial libre y abierto además de que se podría ampliar el comercio, el crecimiento y la estabilidad económica entre sus miembros. Las mismas expectativas de liberalización de la economía japonesa, serán aplicadas a los demás países partes. Con esto, las oportunidades de exportación para las compañías japonesas se acrecentarían a través de la apertura de nuevos mercados. Así, el crecimiento en las exportaciones derivaría en un desarrollo de la economía, aumentando el empleo así como la producción. En este sentido, el resultado de las negociaciones del TPP determinará el éxito o el fracaso de los esfuerzos para revitalizar la economía japonesa tanto a nivel nacional como internacional.
Christopher Batista es estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales -
Universidad ORT- Uruguay
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