MACROECONOMÍA E IDEOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA (Parte I)
Abstract
La última década probablemente será recordada como la década de las commodities. Esto ha sido posible principalmente por la aparición de China y el sudeste asiático como demandante de materias primas para potenciar su proceso de crecimiento.
Después de 10-12 años de inusual crecimiento, podemos marcar dos etapas diferenciadas. Por un lado, una primera etapa donde la mayoría de las economías crecieron sostenidamente. En segundo lugar, una etapa donde algunas economías tuvieron en cuenta los “fundamentals” mientras otras abusaron del gasto y consumo y no implementaron medidas para atenuar la posible aparición de la escasez.
La diferenciación entre ambas etapas y países es relevante porque, a poco de andar, podemos ver que hay economías que pueden coincidir ideológicamente con otras pero cuya macroeconomía ha diferido. Los ejemplos son demasiado obvios: Argentina y Venezuela no han manejado adecuadamente la macro mientras que Bolivia, Ecuador, Paraguay y Brasil han demostrado un firme (y en algunos casos desmesurado) ejercicio del poder político pero un moderado ejercicio de las variables macroeconómicas.
En esta primera parte recurriremos a indicadores comparados. Para ello, es necesario mostrar los diferentes niveles de reservas internacionales de los países. Esta es una variable representativa, particularmente si acontece una desaceleración en la economía mundial.
En segundo lugar, podemos ver cómo han divergido las tasas de crecimiento:
En tercer lugar, aparece un indicador macroeconómico que nos brinda mucha información sobre la solidez y la viabilidad de la macroeconomía:
Por último, podemos ver el Ingreso per cápita, un indicador que (por definición) es el más estable en el mediano plazo
El punto principal de este trabajo es hacer hincapié en las diferencias macroeconómicas de gobiernos ideológicamente similares. Como mencionamos, esos países son, por un lado, Argentina y Venezuela y, por otro lado, Bolivia, Ecuador, Brasil y, en menor medida, Paraguay (durante la administración del Presidente Lugo). La perspectiva comparada hará necesario mencionar experiencias de otros países que no corresponden a este conjunto ideológico. Aquí, sobresalen especialmente Chile y México. Por su parte, la experiencia colombiana contemporánea ha reflejado indicadores positivos que enriquecerían una comparación. Sin embargo, la política colombiana ha estado y sigue estando permeada por acontecimientos extra económicos, donde el boom de las commodities y el desempeño macroeconómico deben incorporar otra dimensión analítica.
Como reflejan los indicadores, los mayores desequilibrios macroeconómicos se encuentran en Argentina y Venezuela. Ambos países se encuentran atravesando diferentes etapas de procesos autoritarios. Mientras Venezuela ha avanzado en la implementación de un conjunto de medidas políticas y económicas que reflejan cabalmente el estado de un sistema de partidos atomizado, Argentina ha experimentado otra forma de proceso autoritario, donde la crisis del sistema de partidos es encarnada por el principal partido contemporáneo, el peronismo, y donde el histórico segundo partido (la Unión Cívica Radical o UCR) mantiene una relevancia suficiente como para ser un actor político desarticulado pero presente.
Por cierto, de los distintos indicadores comparados el más sorprendente es el índice de inflación en Argentina. Por ejemplo, el Banco Mundial ha dejado de publicar las cifras que le provee el gobierno argentino y no las ha suplantado por cifras extra-oficiales. Eso hace imposible cualquier tipo de comparación y es posible pensar que hubiese sido una mejor decisión que una organización multilateral de este tenor publicara tanto el indicador oficial como un indicador extra-oficial relevante. La diferencia entre ambos indicadores contribuiría a que el observador percibiera que el problema macroeconómico argentino es una ineficiencia que trasciende lo técnico y es mejor descripta como parte de un proceso autoritario que tiene diversas facetas y donde una de esas facetas es la manipulación sistemática de las estadísticas públicas. Paso seguido, es posible comprender que la manipulación de estadísticas es una forma de corrupción.
La pregunta que intentaremos responder en la segunda parte de este trabajo es la siguiente: ¿qué ha diferenciado a la economía política de Argentina y Venezuela de las de Bolivia, Ecuador, Brasil y Paraguay? Por otro lado, surge otra pregunta: ¿cómo han podido recorrer caminos en varios aspectos similares sociedades tan disímiles como la argentina y la venezolana?
Cristina Edbrooke es Licenciada en Relaciones Internacionales
(Universidad Torcuato Di Tella, Argentina), donde ha sido
Profesora Adjunta de Historia Económica
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