PENSAMIENTO ITALIANO

Authors

  • Prof. Agustin Courtoisie

Abstract

Hace ya unos años, publiqué en la revista Relaciones una breve descripción de un curioso libro del italiano Sergio Givone. Volver sobre esa nota, reiterar algunos de sus párrafos, puede convertirse en un modesto aporte para rectificar la impresión habitual de muchos lectores rioplatenses que creen que basta recordar a Benedetto Croce, Giovanni Sartori, Norberto Bobbio, Gianni Vattimo y Umberto Eco para agotar los exponentes filosóficos, políticos y estéticos de una lengua y una nación que va muchísimo más allá de esos nombres consagrados.

Sergio Givone estudió filosofía en Turín y fue Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Florencia. Ha codirigido la revista “Paradosso” y ha enseñado estética.

Es el autor de una serie de libros que por sus títulos comienzan a explicar el desparpajo poético del opus que aquí se reseña, Historia de la nada. Entre ellos se cuentan Hybris e melancholia (1974), William Blake. Arte e religione (1978) Dostoevkij e la filosofia (1984) y La questione romantica (1992). También la temática de sus obras traducidas al castellano da pistas posibles de los sesgos de su abordaje: Historia de la estética (1990) y Desencanto del mundo y pensamiento trágico (1991).

Desde la célebre sentencia académico religiosa “de la nada, nada sale”, hasta la popular definición de que “la nada es un cuchillo sin mango ni hoja”, ningún talante racionalista será útil ni aplicable ante estos deliciosos devaneos literarios e hipercultos. Y ninguna aproximación analítica ni epigonalmente neopositivista permitirá aprovechar las páginas de Historia de la nada que, después de todo, no es cierto que no digan nada.

Los presocráticos, los sofistas, Platón, son utilizados por Givone como un primer acercamiento a “La nada, el mal y la culpa”. No falta “El giro místico” que agrupa a Plotino, Meister Eckhart, San Juan de la Cruz y Böhme, ni la belleza aforística de Pascal o la ensayística de Montaigne.

Para descansar de la nada, Givone juega cuando quiere con la denominación de los capítulos (“Representación del fin y fin de la representación”) o desconcierta en una línea con tres nombres como Isaías, Adorno y Durero. Luego describe como puede al “cortejador de la nada”, al esteta, al dandy, al utopista, al conservador, al melancólico, al soñador y al visionario, para preguntarse en el primer tramo de otro capítulo: “¿Leopardi nihilista?”.

Aquí no podían faltar Jean Paul Sartre, o Martin Heidegger, y no faltan. Tampoco falta, por supuesto, la “pregunta fundamental” de Leibniz, que se puede formular recordando traducciones diferentes como “¿por qué hay algo y no más bien nada?”. Sus esfuerzos podrían ser resumidos, sobre todo para ubicar al lector todavía desconcertado, con la misma frase que bautiza al último capítulo: “Entre religión, poesía y ética”. De eso trata esta Historia de la nada que no deja de sugerir de todo.

Pocas páginas de Givone facilitan un referente claro al lector, pero ¿por qué habrían de hacerlo? Una catarata de citas se encargará de marearlo y excitarlo a la vez con filosofemas de toda índole, desde el heideggereano “la ciencia no piensa” hasta la aguda reivindicación de Jacob Froschammer para las ciencias naturales del “derecho a la fantasía”.

Pero en medio de la algo crepuscular y confusa andanada de autores, las frases tomadas en préstamo a los poetas son las que, probablemente, lograrán erizar a muchos, para bien o para mal. Estas de Paul Celan, por ejemplo: “Nadie nos volverá a amasar de tierra y barro,/ nadie conjurará nuestro polvo./ Nadie”.

Se pregunta Givone en un diálogo que hace insólitamente las veces de introducción (¿pero qué no es insólito en este libro?): “¿No tiene quizás razón Lévinas cuando observa que el ser es espantosamente neutro? El ser soporta todos los predicados. El ser es anónimo”.

Las alusiones teológicas, la apelación a Nietzsche o, de nuevo, a Heidegger, además de una verdadera enciclopedia de insinuaciones o menciones de nombres propios famosos o de culto, genera un magma donde –a pesar de la desconfianza que se habrá despertado a estas alturas en el lector cauteloso–, pueden centellear extrañas y profundas ideas.

Después de todo, Historia de la nada está escrita desde una raíz profunda, la del estupor: “El estupor por el hecho de que el ser sea, y que sólo por esto la aparición se corona con los rasgos de la alegría y la gratitud”.

*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay

 

FUENTES:
Historia de la Nada de Sergio Givone, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2001.

Published

2009-09-10

Issue

Section

Culturales