La politización de la música

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  • Lic. Martín Kalenberg

Abstract

Tengo, tengo la camisa negra porque negra tengo el alma, yo por ti perdí la calma y casi pierdo hasta mi cama”, es el estribillo de la canción “La camisa negra”, una de las más populares del artista colombiano Juanes. Miles de fans, y no tanto, de toda Latinoamérica y Europa la han escuchado en vivo durante las prolongadas giras del cantante, pero ninguna ciudad como La Habana (Cuba) ha despertado tanta polémica como para recorrer los titulares de la prensa hispana a la velocidad de un rayo.

Sucede que Juanes, nombre artístico de Juan Esteban Aristizábal Vásquez, decidió recientemente actuar en la segunda edición del concierto “Paz sin fronteras” que tendrá lugar en La Plaza de la Revolución de La Habana el 20 de setiembre.

El año pasado, en su primera edición, Juanes fue partícipe del concierto que se realizó en Cúcuta, frontera entre Colombia y Venezuela, con el objetivo que “el derecho a la paz sea incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos con el fin de que todos los países positivicen este principio como un valor imprescindible y en consecuencia de obligatorio cumplimiento por todos los gobiernos y pueblos del mundo, reconociéndole no sólo su sentido axiológico, sino su consecuencial respeto como base de la dignidad humana y de todos los derechos del hombre”.

El cantante preside la fundación “Mi sangre” cuyo objetivo -según se describe en la página web de la organización- es contribuir a la construcción de la paz en Colombia, promoviendo la educación a la primera infancia vulnerable y la rehabilitación integral de las víctimas de las minas antipersonales y municiones sin explotar. “Sigo convencido de que el arte tiene un papel en la construcción de la paz. Y el problema que nosotros planteamos no es cubano, sino humano. A mí no me interesa el gobierno de Cuba. Me interesan las personas, los jóvenes...”, afirmó Juanes al sitio web de El País de Madrid.

Pero el exilio cubano de Miami se opone terminantemente a su participación, pues considera al concierto como una forma de apoyo al régimen castrista. El viernes 14, el exilio realizó una manifestación durante la cual destruyó discos del cantante y quemó una camisa negra. Uno de los carteles de protesta decía: “Juanes: no hay en verdad espectáculo más repulsivo que el arte y la música al servicio de un tirano”.

También los filocastristas tienen lo suyo para decir. En el sitio web cubadebate.cu (cuyo lema es “Contra el terrorismo mediático”) el cantautor Silvio Rodríguez dijo que la venida de Juanes a Cuba “le molesta a la ultraderecha porque la naturaleza de esta gente es agresiva”.

En todos lados se cuecen habas. También la Marcha Peronista ha sido protagonista de la política en estos últimos meses. La popular versión interpretada por Hugo del Carril (cantante, director de cine y militante peronista) fue prohibida por la Justicia para los actos del Frente para la Victoria (Kirchnerismo) de cara a las elecciones legislativas que tuvieron lugar el 28 de junio.

La acción legal contra el Kirchnerismo fue promovida por Hugo Del Carril hijo, quien aseguró que el ex presidente argentino, Néstor Kirchner, no representa al peronismo. “Este gobierno no tiene nada que ver con lo que mi papá me enseñó que es el Peronismo, así que mientras el partido siga presidido por Kirchner, no voy a dejar que usen la Marcha con su voz”, dijo al diario Clarín. Asimismo, señaló al diario Crítica Digital: “este Gobierno es autoritario, muy soberbio”.

El ex presidente argentino no aceptó la decisión de la Justicia y ordenó ejecutar la marcha en un acto partidario realizado en Avellaneda. “Este chico (Del Carril) no sé quién es”, dijo el actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, al ser consultado por este asunto.

Sucede que el kirchnerismo no comprende o no quiere comprender que en Argentina ¿existe? la separación entre Estado y Partido. Prueba de ello es que durante la reciente asunción del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, se entonó la marcha peronista. Un acto de carácter institucional fue utilizado como un instrumento de propaganda política.

“¿Por qué se cantó la marcha de un partido político en la Secretaría de Cultura dela Nación como si fuese una unidad básica y no la cultura de toda la sociedad?”, preguntó el escritor Marcos Aguinis durante un debate con Coscia que tuvo lugar en el programa “A Dos Voces” del canal de cable Todo Noticias.

La historia de la marcha peronista es una historia de silencio, de exclusiones y prohibiciones y yo no voy a cometer el atropello de silenciarla. Cantar la marcha es un acto de sinceramiento. Yo soy el secretario de Cultura de todos los argentinos pero les mentiría si ocultara mi pertenencia política. ¿Cuál es la suya Aguinis?”, contestó.

Tal fue el revuelo que la marcha llegó hasta los programas humorísticos argentinos. En el reality show “Gran Cuñado”, del programa humorístico “Showmatch” de Marcelo Tinelli, cada vez que el conductor entrevistaba al falso Kirchner sonaba como fondo la popular marcha interpretada por Del Carril.

Kirchner se quedó sin música; ahora Castro espera por la suya.

 

 

Licenciado en Comunicación Periodística.
ORT - Uruguay

Published

2009-08-27

Issue

Section

Política internacional