EN NOMBRE DEL BUEN CINE

Authors

  • Agustín Courtoisie

Abstract

Cada tanto se impone el rescate del cine hecho hace unos muchos años. Chaplin o Buñuel, Bergman o Saura, poco importa de quién se trata. Nobleza obliga. A veces lo mejor se muestra por su resistencia al tiempo y hay que reconocerlo. Por ejemplo, en varios lugares de Internet se ha comentado el film “En nombre del padre” (Jim Sheridan, 1994)

Recordemos que sus protagonistas fueron actores de la talla de Daniel Day Lewis, Pete Postlethwaite y Emma Thompson.

He aquí un resumen del argumento, tomado de:
http://www.biografias.es/peliculas/en-el-nombre-del-padre.html

“La película relata la historia de Gerry Conlon (Daniel Day-Lewis), un joven norirlandés que es injustamente culpado, junto a otros tres amigos, además de familiares de Conlon, incluido su padre, de un atentado terrorista" 

“Todos son ingresados en prisión, junto con la tía de Gerry y su familia."

“En la prisión, Gerry conoce al verdadero autor del atentado de Guilford y junto con él amotinan la cárcel; pero son aplastados por las fuerzas del orden."

“Tras este incidente y el intento de asesinato del alguacil, el activista del IRA es trasladado a otra cárcel."

“Gerry ayuda a su padre con una promoción para sacarlos de allí, pero debido a una enfermedad el padre fallece."

“Luego de casi 15 años en prisión, una abogada, gracias a un golpe de suerte, consigue liberar a todos los inculpados en el caso”. 

Vayamos ahora a uno de los tantos comentarios justificadamente entusiastas sobre el film, extraídos de: http://www.muchocine.net/criticas/5064/En-el-nombre-del-padre

Un cronista expresa allí que:
“No creo que haya visto ninguna película que me haya marcado tanto como ésta. Y tengo muchas y buenas razones”.

Continúa:
“La primera es la actuación. Que yo recuerde no se llevaron ningún Oscar, lo que demuestra lo que es Hollywood. Hay dos personajes que destacan poderosamente, el hijo Gerry (Daniel Day Lewis) y, sobre todo, el padre Giuseppe Conlon (Pete Postlethwaite). Si alguien quiere ser actor y lee esto que se deje de método Stanislavski y eche un vistazo.

“Lo segundo, porque pese a utilizar el manido argumento de la injusticia fue un hecho real y pocas películas pueden presumir de exponer tanto sin hacer uso de moralismos desfasados. Chapeau para el director (Jim Sheridan) y el guionista, que de hecho no es otro que el hijo en la vida real, Gerry Conlon.

“Lo tercero, por que uno es descendiente de irlandeses y la cabra tira al monte.

“Lo cuarto, porque ninguna película me ha hecho sentir tanta rabia ni tanta impotencia. Y la escena de la quema de papeles en la cárcel ha sido la única que ha estado a punto de hacerme soltar las lágrimas viendo cine.

“Lo quinto, porque el padre es un santo varón y el hijo...

“Lo sexto, porque tampoco vi una película en la que resultase tan creíble (bravo de nuevo, señor Day Lewis) el cambio del carácter de un personaje. Ver como Gerry madura gracias a la abnegación monolítica de su padre es una llamada a la esperanza bastante hermosa. No recuerdo un canto de esperanza tan sórdido. Bueno, quizás “Los olvidados” de Buñuel. Pura poesía visual.

“Y ya por último la magnífica banda sonora, que acaba aporreando los sentidos y apretando la boca del estómago para que llores de una puta vez. La canción del principio, llamada igual que la película, está interpretada por Bono y ya es un buen derechazo al mentón, una llamada a las barricadas, una advertencia de que lo que vas a ver a continuación no se te va a olvidar jamás. Y cuando suenan esas notas tristes de piano de “You made me the thief of your heart” (ver vídeo abajo) de Sinead O’Connor al morir Giuseppe …. Si no te emocionas viendo y oyendo esa parte, con los gritos desgarradores de los presos (”han matado a Giuseppe”) y los papelillos ardiendo y volando por la galería con los ojos de su hijo arrasados en lágrimas es que no debes ser humano, pínchate a ver si sangras. Entre medio, Thin Lizzy, los Kinks, Bob Marley y la celestial ‘Like a rolling stone’ del maestro Dylan. Nada mal, ¿no?.

“Argumentos de sobra tienes para ver ‘En el nombre del padre’, y más que me habré dejado. Si aún no lo has hecho ya tardas”.
Hasta aquí, ese comentario elegido casi al azar.
Por nuestra parte, digamos que ese admirable padre de “En el nombre del padre”, es asociable a muchas lecturas relevantes.
Primero recordemos que lo más contundente del personaje es su confianza en los métodos pacíficos, en los valores éticos más allá de los resultados inmediatos, en la institucionalidad de la justicia, en la persuasión permanente que mira el largo plazo y que no impide cada tanto alguna cara seria y algún ceño fruncido del padre con el hijo...

Eso se traduce en una sólida, admirable, enternecedora diría yo, pertenencia de Giuseppe Conlon (el padre) a dos de las escuelas del pensamiento en materia de estudios internacionales: la “institucionalista” (creer en la justicia británica pese a que retuvo a su familia quince años en la cárcel, e incluso morir allí sin dejar de enviar siempre un mensaje de esperanza al hijo), y a la “culturalista” (Conlon representa valores religiosos que vienen desde lejos en la historia).
Por otra parte, el padre nos recuerda el concepto de "softpower" de Joseph Nye: su figura se agiganta después del tímido comienzo del film, a medida que va siendo un ejemplo cotidiano de diálogo, de orientación, de rechazo de los malos ejemplos que andan por ahí y cunden en este mundo. Nada de fuerza bruta, nada de violencia, siempre buscando la persuasión, mostrando casi sin querer un increíble carisma pese al perfil bajo. 

Qué alegría habría tenido ese padre, de estar vivo, si hubiera visto a su errático hijo convertirse finalmente a la dignidad, al buen proceder, gracias a la prédica constante y al testimonio de vida constante que ese mismo padre había dado.

Giuseppe Conlon creía en los valores compartidos, confiaba en la confianza, valga la redundancia, de que tanto habló Francis Fukuyama.
Conviene verla de nuevo, en nombre del buen cine.

* Profesor de Cultura y Sociedad Contemporánea en la 
Licenciatura de Estudios Internacionales, FACS, Universidad Ort Uruguay

Published

2009-07-30

Issue

Section

Culturales