Finales de la Ronda Doha: desde el foco de la política multilateral
Abstract
El pasado martes 21 de julio de 2009 el Foro de Economías Principales (FEP, formado por los países del G-8: EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) se comprometió a alcanzar un acuerdo para la liberalización del comercio global y dar por finalizada la -hasta ahora complicada- Ronda de Doha, para el año 2010.
La Ronda de Doha (así llamada por haberse iniciado en la ciudad de Doha – capital de Qatar) fue iniciada en el año 2001 como una de las instancias de negociación de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sus sesiones se han celebrado en varios puntos del globo, actualmente en la ciudad italiana de L’ Aquila. y con el objetivo primordial de buscar medios de ayuda conjunta para promover las economías más pobres del mundo. Por supuesto que además le han competido gran variedad de temas, en lo que respecta al comercio mundial de bienes, servicios y propiedad intelectual; según los pilares fundamentales de la OMC.
A modo de complemento, debe destacarse que: la OMC se estableció el 1° de enero de 1955 como resultado póstumo de las negociaciones de la Ronda Uruguay (1986 – 1994) del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, siglas en inglés), que culminaron con el acuerdo firmado por los 125 gobiernos participantes, en reunión celebrada en Marrakech (Marruecos). El organismo cuenta con una secretaría en Ginebra y cinco pilares fundamentales del comercio internacional: Principio de no discriminación, accesibilidad a los mercados, competencia leal, solución de posibles controversias y liberalización de los mercados; todo lo cual es vivo símbolo del carácter de permanencia de la OMC (a diferencia de su predecesor el GATT).
Llevar adelante esta Ronda en particular ha sido de gran dificultad para los participantes. Además de la complejidad que suponen los temas tratados; la coyuntura internacional, desde los inicios de las actividades hasta la fecha, han sido causa de importantes retrasos que han afectado el desarrollo de las mismas.
Según un informe del Investigador superior del Instituto de Economía Internacional, Jeffrey J. Schott, “El ambiente político y económico mundial ha crecido en complejidad, lo que ha generado nuevos desafíos para la finalización de las negociaciones de comercio”. Debemos recordar que el año de comienzo de la Ronda de Doha, el 2001, fue el año de los atentados del “11 s”, contexto que se fue tensando por las fricciones entre EE.UU e Irak, “situación que a su vez ha potenciado las presiones de la competencia proveniente de China y ha renovado antiguas preocupaciones sobre seguridad energética y proliferación de armas nucleares”.
La realidad internacional parece haber nutrido diversos desacuerdos (varios intentos fallidos por llegar a un acuerdo respecto de las modalidades de reducción de subvenciones agrícolas y aranceles) que llevaron a la Ronda de Doha a la suspensión indefinida a finales de julio del 2006. En esa oportunidad, el Director General de la OMC, el señor Lamy Pascal, declaró: “…. en esta asamblea no hay vencedores ni vencidos. Hoy, sólo hay vencidos.”
Tras el “fracaso de julio” se dio la llamada “suave reanudación”, hacia finales del año 2006, pero ya con la multilateralidad en jaque. Para entonces sólo unas 20 delegaciones se reunieron para dar continuación a los trabajos, acordando incluso hasta de forma bilateral, como se dio entre Tailandia y Perú en busca de acuerdos de intercambio comercial.
Nuevas trabas a las negociaciones surgieron en el año 2008 por los reclamos de los países emergentes (entre ellos China, India y Brasil) de obtener un mayor acceso de sus productos agrícolas en Europa y Estados Unidos, los que a su vez exigían más apertura para sus bienes industriales y de servicios en el resto del mundo. Estados Unidos e India funcionaron de principales expositores en la oposición.
Era necesaria la culminación de los procesos electorales en ambos países, para posibilitar, en palabras de Pascal Lamy, un cambio en “la música ambiente” de las conversaciones en las últimas semanas. La nueva situación ha instado la visita a Bombay, en los días pasados, de la Secretaria de Estado de los EEUU, Hilary Clinton, con motivos de incentivar la amistad y reabrir las negociaciones.
Existe una gran incertidumbre ante los finales de esta etapa. Los países se han comprometido a dar una terminación acorde a sus objetivos, apuntando a evitar nuevas postergaciones y que la Ronda sea tildada de fracaso. "Un fracaso de la ronda de Doha no es una conclusión aceptable", dijo el secretario estadounidense de Comercio, Ron Kirk.
Según Pascal Lamy, el 80% del trabajo ya está hecho, pero aún quedan por superar importantes obstáculos, relacionados con derechos de aduana y la accesibilidad a los mercados mundiales, siendo el principal desafío, la convergencia de los distintos puntos de vista. No se debe olvidar que detrás de toda negociación en el ámbito internacional, se encuentra intrínseca la pugna por la primacía de los intereses generales de los Estados.
* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales, FACS, Universidad ORT.
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