Homenaje a Voltaire
Abstract
“La opinión reina en el mundo: cuando la razón la rebate para destruirla, ésta queda sentenciada a muerte.”
“¿Qué es la tolerancia? Es el bien común de la humanidad. Todos estamos llenos de debilidades y errores. Perdonémonos las tonterías unos a otros, es la primera ley de la naturaleza.”(Voltaire , Diccionario Filosófico)
Difícilmente el mundo occidental contemporáneo le deba tanto a una corriente de pensamiento, como le debe al movimiento Iluminista. Responsable de moldear gran parte de la sociedad del siglo XVIII, dicha corriente se constituye como un verdadero hito en la historia del pensamiento occidental. De epicentro francés, el Iluminismo excedería las fronteras de Francia para instalarse en varios puntos del continente europeo y extra-europeo –como es claramente el caso de América-. Pese a que podemos dar por terminado al movimiento en sí, el Iluminismo no se esfumaría sin antes dejar impresa su huella. Es así que un considerable legado cultural iluminista es apreciable en muchísimas de las instituciones que componen la sociedad contemporánea. La política, la moral, la educación, las creencias religiosas, el paradigma económico, etc. se cuentan entre los elementos grandemente influenciados por el programa del “Iluminisme”.
Entre las dispares figuras que configuraron ese vasto movimiento, quizás una de las más emblemáticas, por su peso y reconocimiento, sea la de François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Este filósofo se ganaría su espacio en los círculos instruidos de la época gracias a su pertinaz decisión, a la sagacidad de sus planteos, a la punzante elocuencia de sus enfoques y a su ácida ironía -hartamente conocida y empleada en sus escritos-.
Nacido en 1694, en el seno de una familia parisina, gracias a su condición económica holgada podría cursar sus estudios en un buen colegio jesuita llamado “Luis-le-Grand”. En el año 1715, morirá Luis XIV y tomaría su lugar el Duque de Orleans. El joven Voltaire, inquieto, y ya desde temprano amante de la literatura, no se abstendría de escribir una suerte de sátira contra él, que se traduciría en un año de cárcel en la famosa Bastilla. Lejos de bajar los brazos, Voltaire dedicaría dicho tiempo para imbuirse en el estudio de la literatura; estudio que, a la postre, le rendiría sus frutos -es sabido que su temprano reconocimiento se lo debería a su tragedia “Edipo” (1718)-.
A raíz de un problema con un noble, será llevado nuevamente, en 1726, a laBastille, y de allí partiría al destierro. Por esas cosas del destino, (ya que será un momento decisivo en su vida) éste lo llevará a Inglaterra, en donde tomará contacto con ideas filosóficas de vanguardia. En los frescos y progresistas aires ingleses, además de ser bien recibido por la intelectualidad inglesa, Voltaire quedaría atónito con la “filosofía experimental” de Isaac Newton y, en especial, con su “Principia Mathematica” , libro que marcó un antes y un después no sólo en el abordaje de la física moderna sino en la manera de hacer ciencia. Asimismo quedaría fascinado con las obras del filósofo John Locke. Tanto es así que al regresar a Francia prohijaría gran parte de su discurso liberal.
Entusiasmado con todas esas ideas y con las tolerantes instituciones inglesas, a las cual veneraba profundamente, se volvería el portavoz de ellas, plasmándolas en un libro que causaría gran revuelo en su querida Francia: “Cartas Inglesas”(1734).Entre varios de los planteamientos que en ella se hacían,se destacan la defensa de la libertad religiosa, de la libertad económica –libertad que, según él, permitiría mejorar cuantitativamente la vida del pueblo-, la necesidad de reconocer a los oficios como fuentes de la riqueza nacional y la necesidad de que se instaurase, en Francia, un gobierno parlamentario, de corte inglés, que limitara efectivamente los poderes despóticos del Rey. Y es que mientras en Inglaterra se gozaba de una relativa libertad, en Francia la monarquía de Derecho Divino y la Inquisición católica dejaban poco espacio para las opiniones disidentes. Haría escuchar su disconformidad con esa situación en su Diccionario Filosófico (1764):“Montesquieu cuenta que los escitas arrancaban los ojos a sus esclavos, para que se distrajeran menos al batir la mantequilla. De ese modo obra la Inquisición, y en el país donde reina este monstruo casi todo el mundo está ciego. La gente tiene dos ojos en Inglaterra desde hace más de cien años; los franceses empiezan a abrir un ojo; pero a menudo se topan con hombres que ni siquiera permiten que alguien sea tuerto.”
Ferviente creyente en la razón, en la ciencia y en la educación, Voltaire se enrolaría, junto con una cantidad importante de ilustrados, en una magnánima empresa que reuniría aquellos tres elementos: la ambiciosa Enciclopedia. Con esperanzas de “iluminar” al pueblo con todos los tipos de conocimiento, y democratizar su acceso, la Enciclopedia se convertiría en el “caballito de batalla” de los ideales ilustrados. A través de ella, combatirían incansablemente el fanatismo, la superstición, el dogmatismo y propugnarían, en cambio, el escepticismo de la postura científica, la tolerancia, el uso de la razón, etc.
Consolidado como una figura trascendental de la literatura y de la filosofía europeas, se establecería en 1758 en una localidad suiza, cerca de Francia, llamada Ferney. Su incansable intelecto produciría allí una vasta gama de obras, entre ellas se destacan “El siglo de Luis XIV” (1751), “Tratado de la tolerancia” (1763) y“Filosofía de la historia” (1765). Un ya avejentado Voltaire, volvería a su tierra natal en 1778, donde lo esperaría un victorioso recibimiento a modo de despido ya que, el 30 de mayo de ese mismo año, moriría. Su obra e ideales, sin embargo, inspirarían a la Revolución Francesa, que estallaría once años más tarde.
* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Depto de Estudios Internacionales.
FACS - ORT Uruguay.
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