Mario Benedetti (1920-2009): muerte de un referente
Abstract
Fallecido el pasado domingo 17 de mayo, Mario Benedetti fue el poeta de Poemas de la oficina (1956), el cuentista de Montevideanos (1959) y el novelista de La Tregua(1960), pero además fue dramaturgo, ensayista y crítico. En decenas de lugares de Internet pueden encontrarse sus obras, en versiones parciales o completas, y bibliografías exhaustivas que contribuirán, de a poco, realizar el balance de su larga trayectoria.
Numerosos medios internacionales de prensa han reflejado el impacto de su muerte a los 88 años de edad. En el Uruguay, una multitud acompañó sus restos mortales antes de transitar “la última puerta”, al decir de su amigo Daniel Viglietti, en la oratoria del cementerio, junto a Hugo Achugar, Director de Cultura del MEC, y de la Ministra de Educación y Cultura, Ing. María Simón.
Por esos días, durante algunas horas los teléfonos celulares desconcertaron en un primer momento a sus dueños al recibir de personas conocidas mensajes similares a éste: “es tan lindo / saber que usted existe, / uno se siente vivo; / y cuanto digo esto / quiero decir contar / No para que acuda / presurosa en mi auxilio, / sino para saber / a ciencia cierta / que usted sabe que puede /contar conmigo”. (Fragmento de “Hagamos un trato”)
Su estadía en Cuba y su apoyo a la Revolución de Fidel Castro, su militancia política comprometida con la izquierda tradicional del Uruguay y de América Latina, su sencillez en el trato personal, su modestia, son algunos de los datos que identifican con claridad a Mario Benedetti, “un mito discretísimo” de la cultura latinoamericana, por usar la expresión con que Hortensia Campanella subtitula su libro biográfico sobre el autor.
Pero por ahora tal vez no es tiempo de crítica literaria, y mucho menos de evaluación de aciertos o errores políticos. A la hora del dolor para algunos, o para muchos, si es que no se pertenece directamente a ese ámbito se debe permanecer en respetuoso silencio. Eso se comprende mejor si se piensa que, realmente, tiene que tener algo especial un autor cuyos poemas han logrado trepar a la pantalla de un celular, o desplegarse en un poster, como aquellos que en los años setenta solían vestir las paredes de los cuartos juveniles, junto a Janis Joplin, The Beatles y el Che Guevara, entre tantos otros.
Ese tipo de autor, se diga lo que se diga, es “un referente”, es decir, una suerte de lugar donde convergen las miradas, más allá de sus valores literarios intrínsecos. Y como una señal en el camino que no vale por sí misma sino para orientar a la gente, un referente congrega, asegura de que se tiene algo para compartir, y hasta puede que de algún modo enseñe el a,e,i,o,u de la sensibilidad. Por eso puede resultar simple, después de que se han degustado otras cosas. Pero los versos de un referente, o sus cuentos, suelen ser de los que quedan asociados a una calle, una dedicatoria, un barrio, una frase en una agenda, unos amigos, cierta novia. Y como los sms con poemas hoy, hace cuatro décadas estos versos eran contraseñas de pertenencia, y no se entienden si se desconoce el contexto.
Igual que en el tango, no se puede entender ciertos mensajes si no se han vivido ciertas cosas. Por ejemplo, los que leían con una sonrisa de satisfacción los recién iniciados. Mensajes como éste: “Ustedes cuando aman / exigen bienestar / una cama de cedro / y un colchón especial, / nosotros cuando amamos / es fácil de arreglar / con sábanas qué bueno / sin sábanas da igual”. (Fragmento de “Ustedes y nosotros”)
Ahora bien, si todavía no es hora de poner en la picota sus discutibles opciones políticas, sí, en cambio, es oportuno decir aquello que los de un lado u otro de la simpatía suelen ignorar. Porque cuando en el 2003 arreciaron críticas contra Fidel Castro por el episodio de tres fusilamientos, y hasta el Nobel José Saramago retiró su apoyo a la revolución, Benedetti renovó su esperanza en ella pero, al mimo tiempo, manifestó que se trataba de un error muy grande mantener la pena de muerte en Cuba –y que no estaba de acuerdo con esa pena ni en Cuba ni en ninguna otra parte del mundo–. El hecho es consignado en las páginas 290 y 291 del recomendable libro de Hortensia Campanella, Mario Benedetti. Un mito discretísimo. (Seix Barral, Montevideo, 2008)
Eso introduce un relevante matiz humanista para percibir integralmente su figura, sean cuales hayan sido el resto de sus adhesiones o recomendaciones políticas emitidas como influyente portavoz.
Don Mario Benedetti, a quien tanta gente ha venido llorando estos días, como mito habrá sido discreto, pero en todo caso, y en eso no puede haber ni sombra de duda, fue muy claro, fue muy visible como referente.
*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay
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