Los desafíos actuales del MERCOSUR: ¿crisis u oportunidad?

Authors

  • Francisco Abelleira

Abstract

Lejos de los ideales y objetivos – en su mayoría económicos – que lo vieron nacer, el MERCOSUR ha perdido su esencia y no aparecen en el horizonte atisbos de evolución. Por el contrario, las políticas económicas – más allá de idóneas o no – son en la práctica, unilaterales de sus miembros y no del bloque. Los países del MERCOSUR basan principalmente su economía en la producción agropecuaria y la coyuntura económica actual ha mermado significativamente las ventas. Ante este escenario, ¿son apropiadas las políticas macroeconómicas actuales para potenciar el crecimiento económico y la inserción internacional del bloque?

Independientemente del difícil momento que atraviesa la economía internacional, las medidas de corte proteccionista no son un tema ignoto en el MERCOSUR. Las exageradas retenciones, las licencias no automáticas a la importación y medidas similares, se han vuelto elementos asiduamente utilizados por los países del bloque en los últimos años. Uruguay, dadas sus condiciones, es un país a todas luces dependiente del comercio internacional; no sucede lo mismo con Brasil y Argentina que, con mercados internos ampliamente mayores en tamaño al de nuestro país, se encuentran más proclives a llevar adelante prácticas de esta índole. Sin embargo, no se debe aceptar a pie juntillas que prácticas de estas características son la herramienta adecuada para paliar la situación actual.

La región es excedentaria en la producción de materias primas en general, y la crisis alimentaria agravada entre otras cosas, por la creciente apuesta a la producción de biocombustibles, convierte al MERCOSUR en un mercado sumamente atractivo. La batería de medidas adoptada por los gobiernos de Argentina y Brasil ha desmedrado severamente el dinamismo de las exportaciones del bloque, y se ha convertido en un escollo para el desarrollo de la región. Empero, esto no solo ha diezmado la producción del bloque en su conjunto, sino que ha plagado de asperezas las relaciones entre los miembros. La desconformidad de Brasil con las medidas argentinas, y viceversa, ha suscitado numerosos cruces entre el canciller brasilero Celso Amorim y su homólogo argentino Jorge Taiana. A todo esto, el MERCOSUR continúa sin avanzar a un destino definido y se ha estancado en discusiones políticas e ideológicas contraproducentes. En definitiva, se toman medidas de forma unilateral que perjudican seriamente el andamiaje del MERCOSUR y esto hace mella en todos sus integrantes.

Enfatizando lo precedentemente expuesto es ineludible expresar que el MERCOSUR en estas condiciones, representa una traba al desarrollo de sus integrantes – geopolíticamente – más débiles. Solo basta con referirse a las sucesivas presiones que Brasil y Argentina ejercieron para que Uruguay no iniciara negociaciones con Estados Unidos en el 2006 – en la antesala de un posible TLC –. Asimismo, en el preludio de un acuerdo de iguales características con Costa Rica (el país centroamericano abrió las puertas a Uruguay para introducir sus productos), nuevamente Argentina y Brasil “interrumpieron” las negociaciones y expresaron claro desacuerdo con respecto a la posible concreción de un TLC.  

Ahora bien, ¿puede ser el estancamiento del MERCOSUR solamente explicado a raíz de las conductas arbitrarias y unilaterales de Argentina y Brasil? Si bien es cierto que es un argumento muy cercano a la realidad de los hechos, hay otros aspectos que no pueden ser tratados con desdén. La ausencia de coordinación – necesaria – de políticas macroeconómicas, así como también la laxitud e intermitencia con que funcionan los órganos institucionales, componen también el espectro de asignaturas pendientes del MERCOSUR. Sin estas cuestiones debidamente delimitadas, las nítidas asimetrías existentes entre los integrantes del bloque difícilmente se puedan maquillar. Brasil a la fecha tiene un gran desarrollo industrial y representa alrededor del 50% del PBI continental (similar a las cifras de países como Rusia o India). Habida cuenta de esta realidad, el marco institucional debe ser claro para que las acciones propendan al bien común del bloque, y no a intereses particulares de las partes.

Entretanto, el horizonte plantea alternativas y realidades disímiles. Mientras los desacuerdos entre Argentina y Brasil prometen más enfrentamientos – paradójicamente acordaron posición para presentar en la reunión trascendente del G20 en los primeros días de abril –, Uruguay y Paraguay deben salir del letargo y encontrar en esta crisis una oportunidad para definir una estrategia basada en el desarrollo de mercados.

En síntesis, tanto por acción como por omisión, los integrantes del bloque han contribuido en mayor o menor medida a la conformación del escenario actual. Ergo, en la medida que el MERCOSUR (re)tome la senda de la integración, abandone la ruta inconveniente de la politización y encuentre en el tándem innovación-desarrollo sus pilares de acción, el futuro puede volverse prometedor…    

 




*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales
FACS - Universidad ORT - Uruguay

Published

2009-04-23

Issue

Section

Comercio y economía internacional