EL NACIMIENTO DE AZAWAD
Abstract
El sábado 26 de mayo pasado, el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) y el Movimiento Islamista (salafista) “Ansar Dine” (Defensores de la Fe) anunciaron, en un breve comunicado enviado a AFP desde la ciudad de Gao, la creación de un nuevo país que ocuparía, aproximativamente, todo el norte de Mali.
La nueva entidad lleva el nombre de “Estado Islámico del Azawad” y se nos comunica que es el fruto de largos meses de negociaciones llevadas a cabo entre los 2 movimientos insurreccionales arriba mencionados. El Acta de creación del nuevo país estaría firmada por Bilal Ag Cherif como secretario general del MNLA y Abass Uld Antilla, “jefe de tribu”.
El gobierno de la entidad “naciente” es presentado como una organización casi binaria ya que las dos fuerzas políticas que forman el gobierno disponen cada una de la sorprendente suma de “20 ministros”. Al mismo tiempo se establece la instauración de un Consejo Permanente de 12 miembros. El nuevo gobierno aporta como plataforma ideológica dos elementos programáticos básicos: acuerdan ambos grupos políticos en proclamar la independencia de Azawad y, al mismo tiempo, aceptan también, ambos, al Islam como la religión del nuevo país. El Corán y la Sunna deberán ser “la fuente de derecho” de la institucionalidad del nuevo país.
Esta aceptación formal de un régimen marcadamente islamista, en particular por parte del MNLA, cuya trayectoria era más “nacionalista” que religiosa, indica probablemente que en el transcurso de la guerra que se desarrolló en Mali desde el mes de enero hasta la fecha, los grupos islamistas más pequeños (Al Qaeda en el Magreb Islámico, (AQMI) por ejemplo) que operan en la zona pero que no han querido aparecer abierta y públicamente como actores del proceso, han ido fortaleciendo a Ansar Dine que parecería estar prevaleciendo por sobre el originariamente más poderoso, y de orientación menos religiosa, MNLA.
Es evidente que la información existente sobre este novedoso proceso no es demasiado abundante ni, menos aún, confiable, pero por lo menos, como inicio de un análisis, que deberemos profundizar adecuadamente en su momento, los acontecimientos que acabamos de relatar tienen dos claros antecedentes que son de utilidad para una primera explicación de lo sucedido.
1.- El 25 de abril, publicamos un artículo en el que manifestábamos nuestra extrañeza por el curioso “golpe de Estado” que, tres días antes, acababa de llevarse a cabo en Mali. (http://jbonillasaus.blogspot.com/2012/03/coup-detat-strikes-mali.html
El golpe de estado contra el presidente Amadu Touré en Mali fragilizaba inexplicablemente la situación de un ejército que ya estaba siendo sistemáticamente derrotado, batalla tras batalla, en el Norte del país. Y, aunque el relato de los golpistas se presentaba como una protesta contra la inoperancia del presidente constitucional y de los altos mandos militares ante los ataques tuaregs, era muy improbable que el camino elegido de dar un golpe de estado, más bien improvisado, fuese a dinamizar una respuesta militar que nunca tuvo lugar hasta el momento. En realidad, todo parece indicar que el golpe de estado del 22 de abril en Bamako, fue algo particularmente funcional a los intereses de la escisión política que se preparaba en el Norte de Mali.
Resulta por lo menos sorprendente que un país que supo tener algún grado de institucionalidad y, al menos, cierto control sobre buena parte del territorio, se vea obligado a perder en poco meses más de la mitad de su espacio territorial frente a lo que hasta ahora era una suerte de “enemigo” casi intangible, de bajo nivel de organización, del que sabíamos se limitaba a secuestrar algunos europeos y a esporádicas acciones de guerrilla.
2.- El segundo elemento que debe ser traído a colación para le explicación de esta catástrofe militar y política del estado de Mali es que hay razones para pensar que ese enemigo, que Mali hubo de enfrentar y que terminó aparentemente derrotándolo, no era tan débil como parecía. La emergencia de estos grupos armados tuaregs con capacidad de combate como para dar cuenta del ejército de Mali en pocos meses se explica, a su vez, quizás por la existencia de dos fuentes de fortalecimiento político y militar importantes.
La primera es conocida y es el apoyo que siempre dió AQMI, desde Argelia, a los grupos rebeldes tuaregs. Esa situación no es, sin embargo, novedosa. Pero la segunda razón de este casi inexplicable fortalecimiento militar de los tuaregs quizás tenga raíces un poco más lejanas.
Como los lectores recordarán, cuando se inició la rebelión en Libia el 16 de enero de 2011 y hasta que se consumó la caída de Gadafi, el 30 de octubre de ese mismo año, la prensa internacional señaló de manera unánime que una de las características del régimen del triste Coronel, era su profunda desconfianza hacia las fuerzas armadas de su país. Esa desconfianza lo había llevado a armar verdaderas milicias que respondían directamente a su mando o al de sus familiares directos. ¿Cuántas veces los sublevados libios hicieron mención a “los mercenarios” de Gadafi ?
Esos “mercenarios” modernamente equipados y seguramente mejor entrenados que los clásicos grupos de insurgentes del vasto espacio subsahariano, provenían en su enorme mayoría de zonas y grupos del Sahara que eran esencialmente tuaregs. Cuando la debacle de Gadafi se hizo evidente, casi seguramente esos grupos “emigraron” con armas y pertrechos a sus vastas y geográficamente imprecisas regiones originarias. (Ver
http://jbonillasaus.blogspot.com/2011/09/libia-un-manana-imprevisible.html)
Allí encontraron un encuadre p0lítico seguramente fuertemente influido por una doble reivindicación: “nacionalismo” tuareg e “islamismo” alentadas por AQMI. Aunque esto, hasta ahora, no es más que una hipótesis, de confirmarse explicaría de manera más convincente como fue que el ejército de Mali fue estrepitosamente derrotado entre enero y abril de este año.
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