El periodismo puede ser más preciso
Resumen
– I –
El denominado “periodismo de precisión” (PP) es una forma de ejercer el oficio que promueve la utilización de insumos provenientes no sólo de las disciplinas humanísticas, sino también de las matemáticas y las estadísticas. Este tipo de periodismo surge a partir de la necesidad de ampliar el campo de conocimiento de los reporteros, que generalmente se inclinan por la profesión basándose en su gusto por las letras y las artes. Para ejemplificar la situación, el periodista José Luis Dader (2006) explica que “si a un aspirante a periodista le dijeran que para brillar en su profesión debiera manejar con soltura conocimientos estadísticos, o que la indagación de una noticia requiere aplicar con rigor metodologías científicas, apelará a la tradición artística y literaria de su profesión y recordará que ninguna de las grandes cabezas del periodismo mundial necesitaron ecuaciones de segundo grado”.
La necesidad de preparar periodistas versados en el PP, resulta fundamental en la nueva sociedad de la información, en donde la cantidad de datos se multiplica a niveles extraordinarios, y en consecuencia existe una mayor necesidad de organizarlos. Para el principal impulsor de este tipo de periodismo, Philip Meyer (2002), “el mundo se ha vuelto tan complejo” que “un periodista debe administrar bases de datos, procesarlas, y analizarlas”.
Se trata de aplicar un método científico similar al de las ciencias sociales para recabar información, y después divulgarla para que alcance al lector de manera fácil, atractiva y entretenida. La adaptación del método científico es la “razón de ser del periodismo de precisión”, dice Meyer (1994). Se recolecta información de acuerdo a un modelo o hipótesis a ser testeada con la realidad de manera escéptica y abierta, es decir corroborando los datos cada vez que se los encuentra, y aceptando cualquier tipo explicación al fenómeno.
Toda la investigación debe ser verificable, sostiene el periodista, tratando de evitar una “cultura del periodismo” que “favorece un cierto nivel de secretismo” a partir del ocultamiento de las fuentes. La investigación se realiza de manera tal que otro periodista puede seguir el mismo camino y culminar en los mismos resultados. Meyer desglosa el periodismo de precisión en seis fases: recolección de información, el archivado de los datos, la extracción de información del archivo, el análisis, la reducción de la información para quitar cualquier elemento innecesario, y por último, su comunicación.
La utilización de herramientas informáticas para recabar, archivar y procesar información es recomendada para agilizar el trabajo periodístico de precisión, pero tampoco es imprescindible dominar estos programas al dedillo. Alcanza con aplicar en el periodismo, los distintos pasos del método científico.
De ninguna manera es un periodismo pasivo, que se limita a dar noticias y reunir comentarios de figuras públicas. Lo esencial es la imaginación del periodista para cruzar variables que hasta ese entonces nunca habían sido comparadas. El ejemplo que utiliza Meyer (2002) para ilustrar esta situación es el de las encuestas políticas: “El periodista de precisión no contrata a un encuestador para crear una noticia; el periodista se transforma en el encuestador.” El periodismo de precisión rompe con la concepción clásica de periodista-transportador, porque la sociedad de la información así lo reclama. “El aumento explosivo de la información plantea al periodismo nuevas demandas que van mucho más allá de la función de transporte”, dice Meyer en la revista Telos (1994).
Es esencial en el periodismo de precisión, asumir una posición activa: no sólo aportar datos y estadísticas, si no elaborarlos uno mismo, a través de fórmulas propias, y cruces de variables que “saquen a la luz la ignorada gravedad de un problema social o demuestre la ocultación de irregularidades silenciadas hasta entonces por una institución pública o privada”, explica Dader.
Tampoco implica perder por completo la objetividad del periodista, sino que apunta a redefinirla. “Cuando el modelo periodístico ponía el énfasis en la transmisión, el ideal de la objetividad requería una actitud neutral de no interferencia, que reducía al mínimo la intensidad del tratamiento de la información”, entiende Meyer (1994). Esto, entiende el periodista, implica perder poder de verificación de los hechos, lo que producía que los periodistas se quedaran con una única verdad.
Esencialmente, consiste en cruzar datos de la realidad de manera original, porque un periodista pasivo es fácil de engañar de acuerdo a los intereses de la clase política. Las estadísticas se han transformado en un instrumento de poder político que sirven para asesorar e implementar políticas. Sucede que si el periodista las ignora o cree en ellas ciegamente, hay todo un campo de la realidad que queda oculto para la ciudadanía, por lo que el periodismo de precisión resultaría fundamental para asegurar transparencia en la toma de decisiones en los sistemas de gobierno democráticos. “El periodista de una sociedad democrática deberá en consecuencia vigilar el discurso emanado de esa nueva fuente de poder, al tiempo que ayuda a los ciudadanos a visualizar y comprender esas cifras atesoradas por los organismos públicos y que describen el estado de los procesos vitales de nuestra compleja sociedad”, explica Dader.
Es cierto que el poder político puede elaborar sus estadísticas de acuerdo a metodologías que garantizan algún grado de fiabilidad, pero también las pueden divulgar de acuerdo a su propio interés. Si no basta pensar en el caso del Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) de Argentina, en donde las cifras eran adecuadas según las directrices del gobierno. Con menos gravedad, en Uruguay sucede algo similar. Tal como observó el periodista Leonardo Haberkorn (2010): “El gobierno de Tabaré Vázquez agitó con orgullo las estadísticas, de retocada metodología, que decían que “solo” existía un 20,5% de pobreza en Uruguay a fines de 2008, cuando la cifra era de 31,9% cuatro años atrás. Lo que nunca se dice en la prensa es que en 2009 aquellos que ganaban más que 5.724 pesos en Montevideo y más que 3.582 pesos en el interior ya no eran considerados pobres. El que gana 3.583 pesos en cualquier lugar del mundo es un zaparrastroso. ¡Pero en Paysandú o Tacuarembó ya cumplió su sueño de llegar a la clase media!” .
En síntesis, el periodismo de precisión apunta a un ejercicio del oficio en donde la realidad es cuestionada por un reportero activo, al tiempo que brinda herramientas para procesar y analizar la información de manera original.
– II –
A modo de ejemplo en donde el periodismo de precisión es aplicado, voy a utilizar un informe de la revista Chicago Reporter titulado “Driving While Latino” (Manejar siendo latino). En el artículo se muestra cómo la policía de tránsito del Estado de Illinois detiene en una proporción mucho mayor a los conductores latinos, con consecuencias para los imputados que a veces terminan en la deportación.
El artículo comienza de manera atractiva, relatando el caso de un conductor latino que es detenido por un oficial y de hecho termina en prisión y deportado. A partir de un caso particular, se muestran las estadísticas, elaboradas por el propio periodista, en donde se muestran que los índices de detenciones de tránsito son superiores en la población latina. “En muchas comunidades en donde la población inmigrante ha crecido recientemente, los conductores latinos están siendo detenidos por la policía a un nivel por encima del promedio de detenciones de la edad en edad de manejar, y están más expuestos que los blancos a que sus autos sean revisados, muestra un análisis que el Chicago Reporter hizo de las cifras de detenciones de tráfico recabadas por el Departamento de Transporte de Illinois”, dice el artículo. La investigación cruzaba los datos del censo de población del año 2000, que mostraba la última población en edad de manejar, con los datos de detenciones de tráfico de 2007. En algunas comunidades había una disparidad del 50% entre la cantidad de detenciones a latinos, y la proporción de latinos que formaban parte de la población en edad de manejar.
El segundo ejemplo es un informe titulado “Fatal Distraction: Forgetting a Child in the Backseat of a Car Is a Horrifying Mistake. Is It a Crime?” (Distracción Fatal: Olvidarse de un niño en el asiento trasero de un auto es un error horrible. ¿Es un crimen?), que trata de las muertes por calor de los niños que son dejados encerrados en un auto accidentalmente. Ese informe del Washington Post ganó el premio Pulitzer. Para demostrar que es un accidente que no distingue a padres de distintas clases sociales, el periodista recabó los antecedentes en los últimos diez años con un grado de detalle extremo: “En los últimos diez años, le pasó a un dentista. A un cartero. A un trabajador social. A un policía. Un contador. Un soldado. Un paramédico. Un electricista. Un clérigo protestante. Un aspirante a rabino. A una enfermera. A un obrero de la construcción. A una secretaria. Le pasó a un psiquiatra, un profesor y un chef. Le pasó a un pediatra. Le pasó a un ingeniero de cohetes. El año pasado pasó tres veces en un día. El peor día del peor año de un fenómeno que no muestra signos de acabarse”, dice el periodista en el informe. Muchos de los casos que enumera, los describe a lo largo del artículo.
El tercer ejemplo es un informe del New York Times titulado “The Burger That Shattered Her Life” (La Hamburguesa que destrozó su vida), en donde el periodista muestra los peligros de consumir carne en Estados Unidos, a través del caso de una mujer que queda paralítica después de comer una hamburguesa contaminada. El informe muestra cómo el periodista desconfía de los datos proporcionados por las autoridades. “La reacción de la señora Smith (el nombre de la mujer) a la bacteria E. coli fue extrema, pero al rastrear la historia de la hamburguesa, a través de entrevistas y registros del gobierno y del fabricante obtenidos por el New York Times, queda en evidencia porqué comer bife de carne es un riesgo. Ni el sistema se preocupó por hacer que la carne sea limpia, y ni siquiera la carne en sí misma es lo que los consumidores creen estar comprando”, dice el informe. Vale resaltar que todos los registros obtenidos por el diario, son accesibles a través de vínculos en la página web.
Por último voy a hacer referencia a un artículo publicado en la prensa capitalina hace ya un tiempo, en donde a priori el periodismo de precisión no parece ser bien utilizado. Se titula “Rapiñas por menores crecieron 81,8%”. El artículo está basado exclusivamente en estadísticas proporcionadas por fuentes políticas sin ningún tipo de verificación. Consiste en la reproducción de un pedido de informes al Ministerio del Interior realizado por el diputado colorado Aníbal Gloodtdofsky, ante el problema de la inseguridad relacionado con la minoridad. La publicación del artículo generó polémica, cuando dos sociólogos expertos en seguridad cuestionaron la veracidad de los datos en el programa Sonia Entrevista de Canal 5.
*Estudiante de la Licenciatura de Comunicación Periodística.
Facultad de Comunicación y Diseño.
Universidad ORT Uruguay.
FUENTES
DADER, José Luis. (2006). Periodismo de Precisión: El análisis matemático e informático como vigilancia de las estadísticas sociales y su manipulación por el Poder. Disponible en:http://www.juntadeandalucia.es:9002/jornadas/jornadas-informacion/ponencias-jornadas-periodistas/Periodismo-de-Precision.Sevilla06.pdf
DÍAZ, Fernando. (2009). Driving While Latino. The Chicago Reporter. Disponible en:http://www.chicagoreporter.com/index.php/c/Cover_Stories/d/Driving_While_Latino
HABERKORN, Leonardo. (2010). La indignidad de los alcaldes. El informante. Disponible en:http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/05/la-indignidad-de-los-alcaldes.html
MELÉNDREZ, Pablo. (2010). “Rapiñas por menores crecieron 81,8%. Diario El País Digital. Disponible en: http://www.elpais.com.uy/101001/pnacio-518912/nacional/se-duplican-rapinas-de-menores
MEYER, Philip (1994). Novedades del periodismo de precisión. El uso periodístico de estadísticas sociales.Revista Telos. http://www.campusred.net/telos/anteriores/num_036/cuaderno_central5.html
MEYER, Philip. (2002): Precision Journalism. A Reporter's Introduction to Social Science Methods. 4th Edition. Lanham, Maryland. Rowman and Littlefield. Disponible en books.google.com.uy.
MOSS, Michael. (2009). The Burger That Shattered Her Life. The New York Times. Disponible en:http://www.nytimes.com/2009/10/04/health/04meat.html
WEINGARTEN, Gene. (2010). Fatal Distraction: Forgetting a Child in the Backseat of a Car Is a Horrifying Mistake. Is It a Crime?. The Washington Post. Disponible en: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/02/27/AR2009022701549.html
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