PERIODISMO DE PRECISIÓN
Resumen
– I –
Periodismo de precisión, un libro publicado por Philip Meyer en 1973, supera el talante que había invadido al periodismo por una serie de años y que conllevó al surgimiento de manifestaciones como el objetivismo o el periodismo interpretativo. Esta vertiente no se focaliza, como puede notarse en el “nuevo periodismo” de los años 60, en una alteración del “estilo de contar o la actitud del narrador”. Según el autor “en su lugar, va a centrarse en los métodos de conocer y verificar lo que después habrá de ser contado mediante cualquier estilo”.
Esta nueva óptica se aleja de la tradicional postura periodística y la acerca a la voz de la ciencia, la cual, a razón de observaciones y experimentos, logra contrastar sus hipótesis con el mundo. El periodismo de precisión “activo” pretende el tratamiento analítico de los datos obtenidos y el abandono de la visión descontextualizada que las cifras reciben en los periódicos. Trasciende, así, la reproducción “pasiva” de estadísticas elaboradas por otros y desprovistas de interpretación. Es posible extraer noticias inesperadas de bancos de datos estadísticos aparentemente insulsos que cuantifican las cualidades más importantes de una población o de un fenómeno de largo aliento.
Las primeras manifestaciones del periodismo de precisión se orientaron hacia el estudio de los movimientos sociales y políticos de los años sesenta y setenta, y, aunque la corriente aún no se había definido, constaba de la aplicación de métodos científicos de investigación sociológica. Meyer identifica el surgimiento delperiodismo de precisión con el creciente uso de computadoras, que habilitó el acceso a diversas bases de datos, y con la necesidad de renovación del periodismo escrito ante una época de depresión en sus tirajes, lo cual llevó a prestar mayor atención a las motivaciones de los lectores para invertir su tiempo y dinero en los medios de prensa. La sobreabundancia de información en la contemporaneidad demanda que el periodista despliegue otras funciones que vayan más allá de la de transportador de datos desde la fuente al consumidor; ya no era válido aquel esquema en el que el periodista comunicaba sin alterar ni interpretar, dejando al lector completamente indefenso ante la realidad.
Acorde al autor, es menester tener en cuenta las limitaciones de la noción de “objetividad”, la cual, a pesar de ser una de las premisas fundamentales de la práctica periodística, es un ideal imposible de alcanzar en su estado puro. El tratamiento de la información, dentro del esquema en el que el periodista funciona como transmisor, es mínimo, intentando reproducir la neutralidad absoluta en la escritura periodística. Meyer identifica el quiebre del modelo no-intervencionista con las reacciones periodísticas a las acusaciones anti-comunistas realizadas por el senador norteamericano Joseph McCarty. El periodista Edward R. Murrow, mediante de fragmentos filmados del senador, dio un paso hacia el periodismo de precisión, al realizar un retrato verídico y crítico del senador.
No se debe abandonar la búsqueda de la objetividad debido a lo inasequible que ésta sea, sino que se requiere reformular el concepto en cuestión para que éste logre comprender un criterio que “evite la norma de no interferencia y permita la intervención de personal directo y articulistas”. El modelo de la objetividad “fue diseñado para un mundo mucho más simple, donde los hechos desnudos podían hablar por sí mismo”, por lo cual el autor se sume en la disciplina científica, haciendo uso de sus instrumentos de recogida y de análisis de datos.
El periodismo de precisión, de esta forma, pasa a ser periodismo científico, dado al uso que hace de métodos propios de la ciencia que lo ayudan a ampliar su poder de disección de la realidad, sin alterar “la esencia de su misión: localizar hechos, comprenderlos y explicarlos sin pérdida de tiempo”. La adopción de la lógica del método científico a través de encuestas sociológicas, análisis cuantitativos de contenido y experimentos, se demuestra como el “mejor procedimiento inventado por el ser humano para combatir los prejuicios, las falsas realidades soñadas y la miopía mental”.
Como amplía José Luis Dader, el método científico es proyectado sobre procesos y problemas sociales de larga duración, siendo “el enfoque (…) ajeno a la inmediatez de la rabiosa actualidad”. El protagonista de la información no es un individuo ni un hecho concreto, sino un dilema que la sociedad adolece desde hace tiempo. La cientificidad de este tipo de periodismo se alcanza a través de tres normas particulares: la investigación con base teórica, la comprobación de una hipótesis, y la posibilidad de verificación.
La investigación con una base teórica es la teoría estructural para analizar datos, mientras que la comprobación de una hipótesis es una forma de mantener la objetividad, planteando una conjetura susceptible a la refutación. Finalmente, la posibilidad de verificación se refiere a la estructuración de la indagación de manera tal que cualquier otro investigador pueda reproducir el camino del investigador inicial, planteando las mismas preguntas y obteniendo las mismas respuestas. La credibilidad de la metodología utilizada estriba en que el grado de apertura, accesibilidad y transparencia que posee permita que sus descubrimientos sean revisados una y otra vez.
Esta innovación en la práctica periodística no sólo afecta la calidad y la estructura de la información brindada, sino que también repercute sobre la función y los conocimientos de los periodistas. En su nueva tarea de organizador, recopilador e intérprete de la información, el periodista debe saber cómo encontrarla, cómo valorarla y analizarla y cómo transmitirla de manera tal que sea captada por el público.
José Luis Dader resalta que, sin embargo, un informe articulado en el análisis de cifras presenta poco atractivo para los lectores acostumbrados a las noticias sobre hechos específicos y testimonios de personajes identificables. Debido a esto, él apela a la hibridación entre párrafos cuantitativos e historias personalizadas, equilibrando la frialdad y la complejidad del método científico con la atracción de los casos aislados, sin ir en detrimento de la representatividad del dilema tratado.
El autor, sin embargo, reconoce el temor hacia los números que se instala en la mentalidad de todo periodista y la apelación sucesiva a la faceta literaria y artística de su profesión, recordando que “ninguna de las grandes cabezas del periodismo mundial necesitaron ecuaciones de segundo grado, ni el descubrimiento de escándalos como el Watergate dependió de la recta de regresión lineal o del diseño experimental del cuadrado latino”.
No obstante, las cifras pueden ser el corazón del interés de cualquier noticia, sea el número de víctimas en un accidente o la cantidad de votos en una elección. De esta forma, los periodistas se deben encargar de colocar su lupa interpretativa sobre las estadísticas de procesos sociales y de explicarle su significado verdadero al público. Las cifras, además, no se encuentran liberadas del peso de la ideología o de la influencia de agentes sociales con intereses propagandísticos, por lo cual el análisis es necesario para desenmascarar a las fuentes dudosas o interesadas.
Dentro del campo académico, el periodismo de precisión fue aceptado debido a su aptitud para explicar los problemas más característicos en la sociedad contemporánea a través de resultados comprensibles para el periodista y su público. Sin embargo, dentro de la profesión, este tipo de periodismo experimentó más trabas, en tanto que amenazaba a la inocencia y la pasividad elementales del periodista, acostumbrado a plantear una mirada espontánea hacia el mundo y a contar las noticias, no a crearlas o procesarlas.
Uno de los riesgos del periodismo de precisión es que luego de haber concretado una investigación y analizado encuestas y experimentos, no se hayan descubierto novedades, o se caiga en “la tentación comercial de suponer una significación allí donde no la hay”. Incluso puede suceder que las bases de datos de que disponga una sociedad sean demasiado parcas o que la legislación impida el acceso a ellas, obstáculo para sociedades subdesarrolladas y muchas veces carentes de archivos estadísticos confiables.
Dicha forma periodística resultó de especial utilidad para escuchar la voz de grupos disidentes y minoritarios que estaban luchando por el reconocimiento de una representación. Asimismo, ayuda a clasificar los conflictos existentes entre diversos grupos particulares de interés a través de la medición de su apoyo y la estimación del efecto potencial que podría tener cada uno.
Los sistemas comerciales que sustentan a los medios, la rentabilidad de las empresas y el aumento de los costes tecnológicos hacen que, como señala Dader, se recurra a las reducciones de planilla y a la contratación de periodistas que desarrollan el rol de “periodista total”, debiéndose encargar de todas las labores al mismo tiempo. En este ambiente, se dificulta la contratación de redactores destinados al estudio y al análisis estadístico debido a su grado de especialización y a su escaso polifacetismo. En contraste, el info-entretenimiento ofrecido por otros medios hace que las noticias que denotan profundidad y rigor periodístico brillen por su ausencia.
Giovanni Sartori en Homo videns (1998) hace manifiesto un desprecio hacia los sondeos de opinión, una de las herramientas más utilizadas por el periodismo de precisión, en tanto que considera que cumplen un papel deficiente en la captación de las opiniones del público. Según Sartori, la mayoría de las opiniones recogidas por los sondeos es débil (sin expresar opiniones intensas) o volátil (alterable), llegando a considerar que son instrumentos a través de los cuales los medios de comunicación expresan su poder sobre el pueblo.
No obstante, el planteo central de Homo videns reside en el discernimiento entre el sujeto homo videns, en el cual se hace patente una primacía de la imagen que lleva a ver sin entender, y el sujeto homo sapiens, que se caracteriza por su capacidad simbólica y de abstracción. Su contacto con el periodismo de precisiónestá marcado por la existencia de conceptos cognitivos abstractos, que no tienen sucedáneo en lo tangible y que no puede ser traducidos en imágenes, de la misma manera que este paradigma periodístico pretende centrarse en procesos sociales a largo plazo que sólo pueden ser contenidos por datos estadísticos. El caso personalizado, de la misma manera que las imágenes para Sartori, no pretende ver la totalidad del fenómeno ni comprenderlo cabalmente, siendo necesario recurrir a una visión cuantitativa para poder explicarlo.
El mundo inteligible, aquel de conceptos y concepciones mentales, no es un mundo sensible, que perciben nuestros sentidos, sino que ejercita nuestra capacidad de abstracción y de comprensión. Sin limitarse a brindar el dato bruto, el periodismo de precisión avala el entendimiento del lector al otorgarle una descripción de sus significaciones: no es lo mismo decir el porcentaje de emigración que hay en un país, que insertar ese dato en un contexto de carencias económicas y falta de oportunidades laborales.
– II –
Para la ejemplificación del periodismo de precisión he elegido un reportaje de elespectador.com, “Emigración: entre 2000 y 2006 un 25% lo hizo por bajos ingresos”, y uno de la radio El Espectador, “El racismo en Uruguay”. Ambos artículos relevados conciernen a problemáticas sociales que se desarrollan a lo largo del tiempo, como es propio del periodismo de precisión, y no a hechos aislados con personajes con nombre y apellido.
En el caso del artículo sobre racismo, emitido en el programa En Perspectiva, en julio de 2007, el carácter cuantitativo está brindado por una encuesta realizada por el Observatorio de Montevideo de Inclusión Social y por el estudio “Perfil demográfico y socioeconómico de la población uruguaya según su ascendencia racial” del INE.
El informe se centra primeramente en el número de entrevistados afrodescendientes, dando cuenta del crecimiento de este porcentaje con respecto a la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada de 1996.
En esa encuesta se les preguntaba a los entrevistados si tenían idea de su origen o descendencia, a partir de allí se revela que la población afrodescendiente creció de un 5,9% a un 9,1%, con relación a la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada de 1996. Mientras que la indígena pasó de 0,4% al 2,9% (…). Según datos del INE en Uruguay hay 280.000 personas que se identifican como afrodescendientes, esto constituye el 9,1% de la población y unas 90.000 personas se identifican como indígenas (2,3%).
(http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?m=&id=101149&ipag=1)
Se identifican, además, las regiones en las cuales se da mayor concentración de población afrodescendiente, correspondiendo a los departamentos del norte del país. Sin embargo, “dentro de Montevideo tiene muy poca participación en los barrios de la costa y aumentan en los límites de la ciudad”, lo cual luego es correlacionado con la situación económica de muchos afrodescendientes, quienes padecen del “doble de pobreza, presentan una mayor deserción educativa, perciben menor remuneración a igual función de trabajo y el triple de indigencia”. (http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?m=&id=101149&ipag=1)
Asimismo, los datos brindan conocimiento acerca del tema principal del reportaje, el número de entrevistados que admitieron ser racistas, según la encuesta del Observatorio de Montevideo de Inclusión Social. A pesar de que más de la mitad (55,6%) niegue ser racista, éste porcentaje se contrasta con un 44,4% que asume ser “muy o bastante” racista.
La labor del periodista no se limitó a la mera trascripción de porcentajes y cifras, actitud que daría lugar a una manifestación de periodismo de precisión pasivo, sino que los números obtenidos son contextualizados y analizados gracias al aporte de varios especialistas consultados. En vez de que el periodista se aventure hacia una interpretación propia y falible de la información obtenida, solicita las consideraciones de individuos inmersos en la temática, como Mario Silva, integrante de la comisión directiva de Mundo Afro, y Gustavo Leal, sociólogo y coordinador técnico del Observatorio Montevideo de Inclusión Social.
Como señala Mario Silva, la existencia de estadísticas permite un acercamiento más preciso al dilema, ya que “no vamos a trabajar directamente sobre percepciones, sino sobre los números que arroja por un lado el INE y, por el otro, el Observatorio de Montevideo”. Los especialistas no se limitan a realizar acotaciones sobre los datos, sino que también adicionan comentarios que permiten situar al dilema de la discriminación y el racismo en una escala histórica y regional, como lo hace Gustavo Leal:
Siempre ha existido una idea generalizada de que la sociedad uruguaya tiene algunas características que parecieran distinguirla del resto del contexto latinoamericano. Por ejemplo que nuestra sociedad es bastante tolerante y no tan racista como otras. En particular porque nosotros como uruguayos también tenemos el discurso de que aquí hay pocas personas de raza negra y pocos indígenas. Y eso nos ha ubicado en un discurso de que somos especiales y no racistas (ibídem).
A la vez, como complementación a las encuestas antedichas, se incluyen consideraciones de un informe de la Comisión Sectorial para el Mercosur (Comisec), en el que se indica el origen del fenómeno del racismo en la zona, fusionándolo con el “pasado colonial de la región, marcado por la esclavitud que dejó sus huellas en lo que fuera a priori la relación entre colonos europeos y los africanos esclavizados” (ibídem).
Se compara, asimismo, la situación de Uruguay con la de países cercanos, también acorde a informes estadísticos, específicamente el de la Comisión Sectorial para el Mercosur, que indica que en Colombia juega un papel importante el conflicto interno, en Brasil la criminalización de los jóvenes negros y en Centroamérica el SIDA.
Como sostiene Dader, llega a ser necesario aplacar la austeridad de lo cuantitativo con historias personalizadas, casos aislados que sirven para ilustrar el problema social que se trata y para atraer al lector. En este caso se utilizaron los testimonios de Edgardo Ortuño, diputado de la Vertiente Artiguista y único legislador de raza negra en ingresar al Parlamento, y de Ana, una oyente de En Perspectiva que aportó información sobre su propia experiencia de discriminación en el ámbito laboral.
Yo tengo bastante estudio y no es que me las sé todas, pero sí estoy bastante preparada como para asumir ese trabajo. Fui a la reunión pero antes me habían llamado por teléfono, pero claro, no te ven la cara y no saben como sos. Cuando me presenté me atendieron bien y la muchacha me dijo que yo era la única que cumplía con las expectativas y que no iba a tener ningún problema. Pero en la entrevista yo vi que el ambiente estaba raro. Cuando salgo, ella me dijo que no iba a quedar y me dio a entender que la persona no quería tener contacto con alguien de color trabajando con ellos. (Testimonio de Ana)
(http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?m=&id=101149&ipag=2)
En lo que respecta al artículo sobre emigración, “Emigración: entre 2000 y 2006 un 25% lo hizo por bajos ingresos”, divulgado en agosto de 2008, los datos analizados fueron obtenidos de “Demografía de una sociedad en transición. La población uruguaya a inicios del siglo XXI”, informe estadístico publicado por la Facultad de Ciencias Sociales de Udelar en el 2008. Dentro del 15% de la población uruguaya que reside en el exterior, se intenta delimitar las razones por las cuales se generó tal situación de emigración, señalándose que el 40% de esos 450.000 individuos se fue por falta de trabajo y un 25% por bajos ingresos. Además de dar a conocer los motivos primordiales que produjeron la migración, el estudio informa sobre el perfil de dichos sujetos, siendo más de la mitad (59,7%) jóvenes de entre 20 y 29 años, en su mayoría hombres (145 por cada 100 mujeres).
El informe también se refiere a la historicidad de la tendencia migratoria, coincidiendo su inicio con el estancamiento económico experimentado en los años 60, el cual fue acompañado por fuerte desempleo y descenso en los salarios reales. La interpretación de las cifras es complementada con las perspectivas de la demógrafa Adella Pellegrino y del sociólogo Rafael Bayce, quienes ayudan a comprender las diferencias entre el trabajo en Uruguay y las posibilidades laborales que se presentan en el exterior.
Una deficiencia del informe en cuestión es su segmentación, dado que separa con subtítulos la primera parte, introductoria, de las “cifras” y los “testimonios”, en vez de integrar toda la información que se dispone en un cuerpo con redacción fluida que atraiga al lector. Asimismo, en lo que se refiere a los testimonios, el caso elegido es el de Eduardo Espina, escritor, periodista y profesor de una universidad en Estados Unidos, que presenta una situación peculiar que no se repite en muchos casos. Aquella distorsión de la representatividad de los sucesos aislados que Dader pretende mitigar se hace patente en el testimonio planteado; en vez de elegir una situación más representativa, como la de una persona que emigra por falta de oportunidades laborales, se prefiere un testimonio específico y notablemente peculiar de un individuo que a una joven edad recibió tres oportunidades de beca.
Espina vive en Texas desde el 2 de enero de 1983. En ese entonces tenía 25 años. “Lo que tiene Estados Unidos es que hay muchas más posibilidades laborales. Hay medios en todo el país. (...) Venir a Estados Unidos te da la posibilidad de estar en el mercado número uno del mundo”, afirmó. Un ejemplo de ello es la anécdota que contó a continuación: “Publiqué un artículo en el Chicago Tribune, que es uno de los principales del país, y fue una cosa increíble porque me pagaron 800 dólares por un artículo”.
A pesar de lo valioso de su declaración, considero que el caso no logra ejemplificar del todo el tema ya que carece de carácter generalizador; la anécdota de Espina es demasiado particular como para adquirir una dimensión representativa. Lo mismo sucede con el apartado acerca de futbolistas emigrantes o con la emigración de personalidades a Argentina, ambos abandonando el país debido a las oportunidades laborales que se les presenta en el exterior; aunque sean ilustrativos de una situación, el testimonio padece, como el anterior, de una peculiaridad que distorsiona los datos brindados.
Aunque el artículo requiera mayor integración entre sus elementos, y, en mi opinión, la utilización de testimonios acerca de situaciones más comunes, logra el propósito cardinal de analizar los datos yendo más allá de su transmisión pasiva y acrítica.
*Licenciatura de Comunicación Periodística
Facultad de Comunicación – Universidad ORT
REFERENCIAS
DADER, J. L. (1993). “Periodismo de precisión en España”. Revista Telos, Nº 36.
DADER, J. L. (1993). Periodismo de Precisión. Nuevas fronteras para la investigación periodística. Barcelona, España: Comunicación.
DADER, J. L. (2006). “Periodismo de Precisión: El análisis matemático e informático como vigilancia de las estadísticas sociales y su manipulación por el Poder”. http://www.juntadeandalucia.es:9002/jornadas/jornadas-informacion/ponencias-jornadas-periodistas/Periodismo-de-Precision.Sevilla06.pdf. Recuperado el viernes 15 de octubre de 2010.
MEYER, P. (1993). Periodismo de Precisión. Nuevas fronteras para la investigación periodística. Barcelona, España: Comunicación.
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RADIO EL ESPECTADOR. “Emigración: entre 2000 y 2006 un 25% lo hizo por bajos ingresos” (2008).http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?m=&id=129134&ipag=1
Recuperado el viernes 15 de octubre de 2010.
RADIO EL ESPECTADOR. “Racismo en Uruguay” (2007).http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?m=&id=101149&ipag=1
Recuperado el viernes 15 de octubre de 2010.
SARTORI, G. (1998). Homo videns. Buenos Aires, Argentina: Taurus.
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