Chile: el ejemplo sudamericano se prepara para la segunda vuelta electoral

Autores/as

  • Lic. Martín Kalenberg

Resumen

Chile, desde hace ya algunos años, se ha convertido en el ejemplo de país que el resto de las democracias sudamericanas quieren emular. El gobierno de su presidenta, Michelle Bachelet, fue presentado como un modelo a seguir por parte de los dos candidatos que disputaron el balotaje por la Presidencia uruguaya. Sucede que es la mandataria chilena que finaliza su mandato con la mayor aprobación luego del retorno de la democracia en 1990 (en torno al 77% según la última encuesta publicada en el portal del gobierno chileno).

Pero a la presidenta ya le quedan pocos meses de gobierno, y a partir de marzo de 2010 deberá buscar otros rumbos. Las elecciones del domingo 13 de diciembre determinaron la realización de un balotaje entre el ex presidente de la República, el centroizquierdista Eduardo Frei (29,6% de adhesiones; candidato de la Democracia Cristiana que integra la colación denominada Concertación), y el centroderechista Sebastián Piñera (44,05% de los votos; integrante del sector Renovación Nacional de la coalición Alianza por el Cambio), un millonario empresario con un doctorado en Economía obtenido en la Universidad de Harvard. Pocos días antes de las elecciones Piñera tuvo tiempo de festejar otro triunfo ya que el club de sus amores, el Colo Colo santiaguino, obtuvo el Torneo Clausura del fútbol chileno.

Al candidato opositor ni siquiera lo perjudicó que el diario La Nación chileno publicara, el jueves 10 en su sitio web, un discurso pronunciado por él en 1998 en favor del retorno a Chile del dictador Augusto Pinochet (en el poder entre 1973-1990), uno de los represores más sanguinarios de toda la región, luego de su detención en Londres ordenada por el juez español Baltasar Garzón. El gobierno pinochetista  “tuvo la obsesión de limpieza ideológica y física de todas las restauraciones, la de Fernando VII de las purificaciones y la del Santo Oficio de Felipe II. Plantar árboles, limpiar las calles, significaba eliminar de la ciudad la polución creciente, precisamente ´cancerosa`, de la propaganda electoral”, según manifestó el escritor chileno Jorge Edwards en el artículo “Chile: verdades y leyendas” publicado en el libro “América Latina: desventuras de la democracia”.

Ahora los chilenos deberán votar en plenas vacaciones estivales, el domingo 17 de enero (algo absolutamente impensado para Uruguay), si quieren mantener a la coalición de centroizquierda o darle la oportunidad a una derecha renovada que se ha distanciado de forma inequívoca de las políticas del dictador.

Sin embargo, en esta oportunidad hay un tercero en discordia, cuyo electorado será clave en la definición de la contienda electoral. Se trata de Marco Enríquez-Ominami (votado por el 20,13%) , quien fundó la coalición Nueva Mayoría para Chile, luego de su renuncia este año al Partido Socialista .Tiene tan sólo 36 años (algo inimaginable para la política uruguaya), está a favor de legalizar el aborto, del matrimonio homosexual y nunca se ha pronunciado en contra del dictador venezolano Hugo Chávez. Su padre, Miguel Enríquez, líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, fue asesinado por la dictadura pinochetista. Luego, su madre se casó con el político Carlos Ominami, actual parlamentario, de quien el candidato presidencial tomó su apellido.

El cuarto presidenciable fue el Comunista (ex Socialista) Jorge Arrate, ex ministro en los gobiernos de los presidentes de la Concertación, Patricio Aylwin y del actual candidato Frei, y asesor del presidente Salvador Allende en asuntos relacionados con el cobre. Representó a la coalición Juntos Podemos Más – Frente Amplio. Uno de sus eslóganes de campaña fue “Socialistas votan socialistas. Socialista de corazón con Arrate”, aunque el Partido Socialista apoyó al candidato Frei. Sobre su pasado concertacionista afirmó que, a pesar de haber integrado esta coalición, nunca fue un “obsecuente” de ella. Su sector, con el 6,21% de los votos, obtuvo 3 diputados, luego de 36 años fuera del Parlamento; apenas conocidos los resultados del domingo llamó a su partidarios a apoyar a Frei.

Análisis político

Ricardo Israel, Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Essex (Inglaterra) y decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chile, señaló para este artículo que Piñera resultó el candidato más votado por varias razones: según el experto, en Chile hay un “consenso básico en torno al sistema económico y al político por lo que las diferencias son de grado entre las alternativas, lo cual reduce el hecho que Piñera sea de derecha en un país mayoritariamente de centroizquierda”. Asimismo, sostuvo que en el país trasandino hay “un cansancio con el hecho que la misma coalición, y esencialmente la misma gente, haya estado en el poder los últimos veinte años desde el retorno a la democracia”.

Sobre Frei, el académico señaló que el recuerdo de su gobierno anterior (1994-2000) no lo ayuda, ya que los primeros años “fueron favorables” pero predomina el recuerdo de los últimos dos años en que “hubo una fuerte reducción del crecimiento económico y alto desempleo como consecuencia de su manejo de la crisis asiática de fines de la década del ’90”.

Según el especialista lo que más le conviene a Enríquez-Ominami, de cara a la segunda vuelta presidencial, es  “mantener su independencia para transformarse en un nuevo referente de la política chilena”. Hasta el miércoles 16 en la mañana, Enríquez-Ominami mantenía su postura de no apoyar a ninguno de los dos candidatos.

¿Dónde están los jóvenes?

Es una pregunta válida si tenemos en cuenta que tan sólo el 9,2% de los jóvenes entre 18 y 29 años están registrados para votar en las elecciones nacionales, pues la inscripción electoral es voluntaria (en este caso la comparación favorece claramente a la democracia uruguaya). Por ello es destacable la votación de Enríquez – Ominami, quien estuvo cerca de acceder a la segunda vuelta, y recibió el apoyo de un padrón electoral que está “muy envejecido en Chile, con lo que el electorado es esencialmente el mismo que está votando desde hace 20 años; incluso han habido años en que han existido más decesos que nuevas incorporaciones en el padrón electoral”, recordó el Dr. Israel.

Los programas de gobierno

Piñera señala en su plan de Gobierno que la “Concertación” se “agotó, perdió las ideas, la fuerza y la voluntad. Basta mirar cómo se comportan muchos de sus integrantes. Los que eran demócratas no trepidan en pactar con el comunismo. Los que abrazaban los valores del humanismo cristiano hoy le abren solapadamente las puertas al aborto. Los que lucharon por elecciones libres son ahora los campeones de la intervención electoral”.

El candidato también se realiza estas preguntas: “¿Qué ha sucedido con la promesa de llegar al año 2010 como un país desarrollado y sin pobreza?¿Dónde está el crecimiento sólido y las promesas de promover la innovación y el emprendimiento? ¿Qué ha ocurrido en Chile que los delincuentes nos atemorizan día a día arrebatándonos calles, plazas y parques? ¿Dónde ha quedado nuestra admirada tradición de eficiencia y probidad en el servicio público? ¿Cuándo las envenenó la incompetencia y la corrupción? ¿Cuándo y por qué Chile perdió el liderazgo? ¿Por qué volvemos a tener un desempleo que afecta a casi 750.000 compatriotas?”.

El candidato centroderechista comparó el cambio que pretende se produzca en estas elecciones con el retorno de la democracia. “Así como en 1988, tras 17 años de Gobierno Militar, el cambio era necesario para abrir las puertas a la Democracia, hoy el cambio es urgente para abrir las puertas al progreso. A una nueva mayoría que se comprometa con cosas tan simples y profundas como restablecer en el Gobierno la cultura de hacer bien las cosas. La cultura de hacer las cosas con honestidad y pensando en la gente. La cultura de hacer las cosas con un sentido de urgencia e inmediatez”.

Por su parte, el demócrata cristiano Frei, inicia el texto de su programa de gobierno con una reseña histórica de los últimos 20 años en la que destaca la continuidad política y programática de los gobiernos de la Concertación. En sus propias palabras: “toda esta  inmensa obra de 20 años tiene una secuencia. Lo que se ha hecho en el  tiempo se debe a los anteriores gobiernos”.

Sobre su propia presidencia destaca que inició una serie de procesos modernizadores que “terminarían haciendo historia, como la  reforma procesal penal, la reforma educativa que instauró la  jornada escolar completa, y los tratados de libre comercio,  entre  otros procesos. Pese  a  la  crisis  asiática, mi  gobierno  fue  el segundo gobierno de mayor crecimiento económico en la historia de Chile y pudimos, además, dar un salto enorme en infraestructura de caminos, sanitaria, eléctrica y de comunicaciones,  lo que  cambiaría  el  rostro  del  país y sentaría  nuevas bases para nuestra estructura productiva”.

El legado de Bachelet

El académico Israel sostuvo que los principales logros de la administración Bachelet se pueden resumir en el desarrollo de un sistema de protección social; un sistema de subsidios que ayudó a muchos ciudadanos durante la presente crisis económica; la decisión de ahorrar y no gastar los excedentes  de decenas de miles de millones de dólares que Chile tuvo a su disposición por el muy favorable precio del cobre y otras materias primas en los últimos años. Asimismo, según el experto, Bachelet le lega a Chile un discurso “muy acogedor y poco agresivo”; el hecho que se haya concentrado en ser Jefe de Estado más que Jefe de Gobierno fue clave para “alejarse del debate diario de la pequeña política y concentrarse en los elementos de la unidad nacional”.

Luego del resultado electoral la presidenta salió a la cancha al afirmar que Chile es un país progresista; resta por ver si los trasandinos lo confirman en las urnas.

 

 

Licenciado en Comunicación Periodística.
Universidad ORT - Uruguay

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Publicado

2009-12-17

Número

Sección

Política internacional