INTEGRACIÓN REGIONAL EN ASIA ORIENTAL: ¿RESURGIMIENTO DEL PAN-ASIANISMO?

Autores/as

  • Fabian Wajner

Resumen

Cada vez son más las voces y análisis que señalan que “el mundo se desplazará hacia Asia”; y todo indica que así será: China e India se consolidan como nuevas potencias, mientras Japón, Corea y los países del Sudeste Asiático siguen avanzando en su ya importante presencia mundial.

¿Pero podrá esta región soportar un proceso de acumulación de poder y riqueza – que indudablemente convoca a la exigencia de cambios sistémicos - de forma relativamente mancomunada, sin caer en disputas por su eventual “distribución”? ¿Elegirán estos países el camino de la cooperación o el del conflicto?

Las ya históricas contiendas entre China-Taiwán por la eventual independencia de esta última; Corea del Sur-Corea del Norte-Japón por el carácter belicoso de la segunda; China-Japón-Corea del Sur por los daños de la ocupación en el pasado y por disputas territoriales, llevarían a pensar que primaría la lógica conflictiva una vez que la región haya consolidado su potencial.

Sin embargo, el ideario Pan-Asianista del pasado y los recientes procesos de integración que se vienen dando en la región (ASEAN+3, East Asian Summit), llevan a que se abra una luz de esperanza por la opción del camino cooperativo, donde las partes ordenan el modo de relacionarse hacia el progreso. De allí que sea provechoso realizar un repaso de esta evolución.

Al hacer referencia al Pan-Asianismo, se entiende por este a la ideología (y el movimiento que porta dicha ideología) que concibe a los pueblos y países asiáticos unidos por valores e historias comunes, apelando en consecuencia a la unión política y cultural de “la Gran Asia”.

Dicha ideología se comenzó a desarrollar a fines del siglo XIX en toda Asia, encontrando enorme difusión y aceptación en los años posteriores a la guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), producto de la victoria de una nación asiática sobre una nación europea como hacía tiempo no se vivía. Este entusiasmo condujo a importantes declaraciones, conferencias y hasta proyectos de Federación, pero con el desarrollo del militarismo japonés y sus violentas incursiones, el Pan-Asianismo acabó deslegitimándose, al ser concebido como mera retórica para un nuevo imperialismo.

El proyecto de una “Esfera de co-prosperidad” con Japón a la cabeza finalizó con la rendición nipona a mano de los aliados. Los años pasaron y, Guerra Fría mediante, fueron apareciendo los primeros intentos de integración en el Sudeste Asiático (SEATO, ASPAC, ASA, MAPHILINDO), temiendo el avance comunista. Pero será recién con la conformación de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) en 1967 - fundamentalmente tras la retirada americana de Vietnam en 1973 - que el proceso emprendido por Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur y Tailandia irá ganando terreno.

Hacia 1989, con la caída del mundo comunista, comenzó en la región una segunda ola regionalista, por la cual la ASEAN comenzó a poner un mayor énfasis en la cooperación económica interna (para 1992 condujo a la creación de un área de libre comercio llamado AFTA) y se creó enérgicamente el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que integraría a 21 economías de la cuenca del Pacífico. Como proceso contrario a la APEC, se propondría el “East Asian Economic Caucus”, mecanismo de integración regional sin la presencia occidental.

Si bien este último nunca fue puesto realmente en acción - dado el rechazo norteamericano y japonés - la idea permaneció latente. Tras la tremenda crisis de 1997 en el Sudeste Asiático, los miembros de ASEAN (que ya se habían elevado a diez) comprendieron la marcada necesidad de una mayor apertura hacia la región y un rol de construcción comunitaria, por lo cual convocan a China, Corea del Sur y Japón a unírseles en el proceso que se pasó a llamar ASEAN+3.

De allí en más, un número importante de proyectos se han venido postulando por un Grupo de Visión de Asia Oriental en 2001 y por un Grupo de Estudio de Asia Oriental en 2002, tras los cuales se planificaron 17 medidas a corto plazo sobre promoción de inversiones, difusión de estudios, cooperación tecnológica, combate a la pobreza; y otras 9 medidas a mediano y largo plazo, entre las que se destacan dos: el llamado a la conformación de un Área de Libre Comercio de Asia Oriental y el exhorto a continuar el proceso ASEAN+3 por medio de un nuevo marco, llamado “East Asian Summit” (EAS).

Después de arduas negociaciones para su concreción, el EAS acabó sumando a Australia, India y Nueva Zelanda (balanceando el poder chino), con lo cual fueron 16 los países que se reunieron en la primera cumbre llevada a cabo en Kuala Lumpur. En su artículo V, la Declaración de la cumbre exhortó a la creación a futuro de una Comunidad del Este Asiático “que contribuya al mantenimiento regional y global de la paz y la seguridad, la prosperidad y el progreso”. Pero a la vez, en su artículo VI, posiciona al proceso ASEAN+3 como “el vehículo principal para conseguir dicho objetivo”, bajo el liderazgo de la ASEAN y la activa participación de los otros países miembros del ASEAN+3.

Las preguntas que surgen a raíz de esto son muchas: ¿Será posible arribar a esta “Comunidad del Este Asiático”? Y si así fuese, ¿bajo qué forma esto se llevará a cabo?

Las posturas son divergentes, desde quienes se muestran más entusiastas (India), quienes prefieren transitar por el camino del ASEAN+3 (China, Corea, ASEAN), quienes se inclinan por profundizar en el EAS sin tanto liderazgo de la ASEAN (Japón), hasta quienes postulan que el camino más viable sigue siendo el de la APEC (Australia y EEUU, apelando incluso a emprender allí un área de libre comercio).

Queda la duda, pues, en cómo se instrumentará la relación entre los procesos ya iniciados (ASEAN, APEC, ASEAN+3, EAS), puesto que no se prevé que ninguno vaya a disolverse y es evidente que irán a yuxtaponerse entre sí, por más que no coinciden todos sus integrantes. En principio parecería ser que el ASEAN+3 se seguiría realizando en paralelo a las reuniones de la Cumbre de Asia Oriental, todo lo cual iría coordinado desde la ASEAN. Pero podría ser que en el futuro, en caso que se concrete la “Comunidad del Este Asiático” el timón que hoy tiene la ASEAN pasará a otras naciones con mayor poder (China, Japón, India), al hacer valer su peso.

De cualquier modo, el proceso de integración que se viene gestando en la gestación de estos marcos institucionales y en la multiplicidad de acuerdos bilaterales de comercio y cooperación (44 concretados y 90 en negociación), tiene su correlato en el “campo de juego”. El Este Asiático crece a tasas sin precedentes, mientras también lo hace su comercio intra-regional, sus inversiones extranjeras directas (IED) y la participación porcentual de productos manufacturados, producto del aumento en la productividad y competitividad.

Los mentores de los actuales procesos de integración aseguran que está regido por el pragmatismo y la flexibilidad, ausente de toda carga idealista. Pero la posibilidad de que los nuevos procesos de integración experimenten un resurgimiento (conciente o inconciente) del ideario Pan-Asianista, que clame por un cambio sistémico favorable a “la Gran Asia” en el orden internacional, sigue latente.

 

*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Departamento de Estudios Internacionales.
FACS - ORT

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Publicado

2008-12-11

Número

Sección

Comercio y economía internacional