LA BÚSQUEDA DE LA FE INVESTIGACIÓN SOBRE LOS ITINERARIOS RELIGIOSOS DE LAS PERSONAS PRIVADAS DE LIBERTAD EN MONTEVIDEO

Autores/as

  • Natalia Almada

Resumen

El jueves 17 de octubre se presentó Fe entre rejas1, una investigación sobre los itinerarios religiosos en personas privadas de libertad. El trabajo es obra de tres docentes e investigadores: el sociólogo –especializado en religión- Néstor Da Costa, el psicólogo y coordinador del Programa de Seguimiento y Estudios Penitenciarios de la Universidad Católica, José Techera, y el profesor de filosofía y literatura - especialista en Derechos Humanos- Fernando Ordóñez.

La búsqueda del sentido de la vida, la exploración de la trascendencia, o la religiosidad en general involucran, en mayor o menor medida, a todos los integrantes de una sociedad y una cultura. En ese marco, Da Costa, Techera y Ordóñez se propusieron indagar cómo experimentan la religiosidad las personas privadas de libertad, qué rol desempeña Dios en sus vidas, y cómo inciden estos aspectos en el vínculo con sus familias. Para ello, desarrollaron una investigación cualitativa basada en entrevistas semiestructuradas a personas que participan de los espacios religiosos que existen dentro de las cárceles de Montevideo.

Como sucede con todo abordaje cualitativo, los resultados de este proyecto no son representativos del universo carcelario en su totalidad, sino que permiten comprender de qué manera ciertas realidades son entendidas y expresadas por los entrevistados, así como también descubrir perspectivas y escudriñar sobre algunas pistas.

En nuestro país, prácticamente no existen antecedentes de estudios en esta materia específica. Por ese motivo, el primer desafío que debió enfrentar el equipo fue el definir un marco teórico pertinente para la investigación. Las disciplinas académicas de donde provienen sus integrantes, los llevaron a combinar elementos de la sociología y de la psicología.

Así, desde la perspectiva sociológica, el trabajo aborda las transformaciones –de orden tecnológico, cultural y social, entre otros- que han experimentado las sociedades contemporáneas y que han impactado en el mundo religioso. En tal sentido, los investigadores señalan, por ejemplo, que las instituciones pesan cada vez menos en la vida de la gente. “Antes, las iglesias ostentaban el monopolio de lo sagrado. Ahora, las personas pueden, por ejemplo, definirse católicas y, sin embargo, estar en desacuerdo con muchos aspectos de la doctrina católica”, explicó Da Costa durante la presentación. Ese proceso está acompañado de un fenómeno de individuación: las opciones que tomamos ya no nos vienen resueltas de antes; el tiempo presente nos demanda a tomar nuestras propias decisiones.

Por otro lado, hoy las pertenencias a los grupos religiosos pueden ser múltiples y variadas, así como también se puede creer sin pertenecer. En la actualidad, por ejemplo, el 23% de los uruguayos dice creer en Dios pero no pertenecer a ninguna institución religiosa. A nivel regional, en los últimos treinta años, el mundo pentecostal y neopentecostal ha experimentado un fuerte dinamismo en comparación con las iglesias tradicionales o históricas. La Iglesia Católica, en particular, ha descendido en el número de fieles aunque continúa siendo la mayoritaria.

Desde una mirada psicológica, en tanto, el marco teórico aborda la religiosidad como actitud. En tal sentido, la persona es considerada como un sujeto de necesidades y la religiosidad como una dimensión de búsqueda de sentido. En lo que respecta a las personas privadas de libertad, la investigación apuntó a indagar acerca de los aspectos situacionales que motivan su acercamiento al mundo religioso. Para ello, los investigadores analizaron el origen de la actitud desarrollada: si fue adquirida desde la infancia, o si por el contrario es el resultado de una conducta adaptativa defensiva, una búsqueda de conocimiento sobre lo religioso, o una expresión de la propia identidad.

La presencia católica en las cárceles se manifiesta a través de la Pastoral Penitenciaria de Montevideo. La evangélica, en tanto, a través del Ministerio Cristiano Carcelario del Uruguay. En el primer caso, los voluntarios pastorales visitan los centros de reclusión semanalmente, brindan un espacio de escucha, oración y reflexión a todo aquel que desee concurrir, sin importar su religión. Los pentecostales, por el contrario, se hacen presentes por medio de Pastores –muchas veces, ex reclusos- que se reúnen sólo con los presos que manifiestan tener fe cristiana. En ese marco, en el Módulo V del Comcar, los evangelistas promovieron la creación de un “piso cristiano”.

“En el análisis de los resultados de la investigación fuimos detectando algunas variables centrales. Por ejemplo: la existencia de una cultura que está delimitada por su arquitectura y por el espacio; la constitución de una vida social alternativa, regida por las reglas de la cárcel y su lógica; el manejo del tiempo y qué hacer con ese tiempo. Todo ello en una situación de privación de libertad, donde predomina la lógica de la seguridad sobre las prácticas de rehabilitación”, explicó Fernando Ordóñez.

Al momento de referirse a los núcleos temáticos que aparecen como sustanciales en la vivencia de lo religioso para los entrevistados, los investigadores señalaron determinados aspectos. En algunos casos, dijeron, el espacio religioso es considerado como una motivación o refugio para encontrar un sentido a la vida. En otros casos, la presencia de las iglesias en las cárceles genera paz y serenidad; las personas se sienten comprendidas y tratadas como seres humanos. Algunos entrevistados, por su parte, conciben a los espacios religiosos como lugares de pertenencia, donde poder forjar una identidad distinta a la de “preso”. Otros entienden que la religión es una oportunidad para mejorar la situación actual, y otros la consideran un camino para un cambio de vida y romper con el pasado. En muy pocos casos, los investigadores detectaron que existiera coherencia entre la fe y la vida de los entrevistados: algunos toman conciencia del delito que cometieron, pero la mayoría no vincula lo religioso con el delito, sino que, por el contrario, se sienten víctimas. La investigación analiza también qué imagen de Dios subyace detrás de cada discurso. Así los autores identifican la aparición de un Dios protector, de uno justiciero, de uno omnipotente, y de un Dios que no abandona y ayuda siempre. Para algunos, Dios es como un amigo en quien confiar. Para otros, Dios es misericordioso y de presencia constante. “No estamos muy lejos de la categorización de Dios que existe dentro de la sociedad”, señaló Da Costa.

Pero sobre todo, los espacios religiosos dentro de las cárceles ordenan el tiempo vital de los presos. “La periodicidad parece ser importante. Tiene una función ordenadora en una experiencia que es narrada como un caos permanente”, señaló Ordóñez. “Además, el espacio religioso ofrece un espacio de paz que permite defenderse de las hostilidades. ‘Es un lugar donde voy porque cantan, voy a escuchar cantar’, nos dijo alguien. El piso cristiano, por ejemplo, cumplía con todo esto”.

Durante la presentación, los investigadores se refirieron a la experiencia del “piso cristiano” del Módulo V del Comcar en varias ocasiones. También lo hizo Álvaro Garcé, Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, que participó del encuentro. “En un momento, el “piso cristiano” del Módulo V era un espacio de tranquilidad, de seguridad, de no agresión. No fue casualidad que en el motín del 24 de abril de 2012 el único lugar que se mantuvo en pie, que quedó exactamente igual, fue el “piso cristiano”. Cuando a la mañana siguiente del motín recorrimos la cárcel, el módulo estaba arrasado. Pero había una especie de isla, donde todo había permanecido en su lugar. Esto demuestra que los internos que allí estaban no entraron en esa lógica de destrucción. En esas situaciones limites, vemos hasta qué punto lo religioso tiene su efecto concreto”.

La problemática vinculada a los sistemas de reclusión, como bien fue señalado en la presentación de Fe entre rejas, refleja de qué manera una sociedad resuelve y afronta sus propios conflictos. Por tal motivo, entonces, no debe ser considerado un asunto ajeno al grupo social. El fenómeno, por cierto, requiere de aproximaciones interdisciplinarias que permitan abordar su complejidad. El trabajo de Da Costa, Ordóñez y Techera apunta en esa dirección. Sus resultados, de los cuales aquí sólo se reseñan unos pocos, dejan al descubierto elementos que permiten comprender la experiencia religiosa de personas privadas de libertad en Montevideo y abren el camino a futuras investigaciones.



1 Fe entre rejas. Itinerarios religiosos en personas privadas de libertad en Montevideo. Néstor Da Costa, Fernando Ordóñez, José Techera. Montevideo: Fundación Entre Todos. 2013

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Publicado

2013-10-24

Número

Sección

Culturales