Argentina y unos números que asustan: Realidades difíciles de una economía creciente
Resumen
Según el Fondo Monetario Internacional en cifras publicadas por su World Economic Outlook, se prevé que la Argentina mantenga en lo que queda del 2011 un crecimiento aproximado al 8%.
Estos son buenos augurios para el gran país austral, que se afianza como la 3er economía latinoamericana en términos de PBI, solo superada por el coloso brasilero y la economía mexicana.
A su vez, políticamente podemos hablar de un país que viene manteniendo el mismo gobierno desde 2003, cuando asumió el Presidente Néstor Kirchner con el Frente para la Victoria. Partido liderado por su esposa, que se avecina a una clara reelección el próximo 23 de octubre.
Este dato podría ser considerado como un indicador de una estabilidad política sin necesidad de cambios en el gobierno.
Sin embargo, en el mismo informe, el FMI establece que de ahora en más el Organismo comenzará a utilizar cifras de consultores privados por considerar las estadísticas del gobierno como poco confiables.
Es que en su informe sobre corrupción del 2011, Transparency Internationalubicó a Argentina en el último lugar del ranking junto con países como Argelia, Senegal y Kazajistán.
Sin embargo, la falta de transparencia no es el único problema que aqueja a nuestro gran vecino. La falta de apertura económica es otro aspecto del gobierno de los Kirchner, que a lo largo de la primera década del siglo XXI viene generando incertidumbre y modificando las reglas del juego en dicha economía.
El paradigma de la apertura económica como medio para lograr el desarrollo viene siendo aplicado exitosamente por varios países latinoamericanos como Chile, Perú y Uruguay, dejando de lado las infructuosas aventuras proteccionistas de los años sesenta.
Según la fundación americana Heritage Foundation, mientras que países como Uruguay y Chile se ubican en el top 5oº del ranking de apertura económica, Argentina comparte el puesto 138 con Camerún.
Los últimos gobiernos argentinos han impulsado medidas que desincentivan el intercambio internacional desmotivando notoriamente las inversiones extranjeras.
La necesidad de exportar en una proporción igual a las importaciones hace casi imposible para muchos importadores el ingreso de mercaderías costosas. Así, como la imposibilidad de importar aquellos bienes que se produzcan en la industria nacional rompe con la capacidad de crear cadenas productivas internacionales.
Todo esto sin mencionar el caótico caso de las conocidas “retenciones” a la soja que causó una revuelta social y política del otro lado del río.
Sin embargo, este impuesto a las exportaciones casi de carácter confiscatorio le ha dado al gobierno un importante flujo de divisas proveniente de la exportación de productos agropecuarios motivados por los altos precios internacionales.
Estos ingresos han sido gastados sin consideraciones a largo plazo, tomando en cuenta la situación política electoral, pero sin mirar más allá. Millones han sido gastados en publicidad, asignaciones y otros gastos que influyen mucho más en la imagen del gobierno que en inversiones a futuro.
Por lo que la continuidad en el poder por casi una década de la misma corriente es más obra de políticas populistas basadas en una recaudación enorme sin una apropiada rendición de cuentas.
Esto nos ayuda a concluir que, la permanencia en el poder del matrimonio Kirchner, no es causada por una notoria estabilidad política, sino mas bien por un sistema de corte clientelista apoyado en fuertes ingresos que el gobierno obtiene de un pesado aparato fiscal.
Por esto, cuando vemos el informe del Banco Mundial sobre gobernabilidad que la coloca en el puesto 121, compartido con Laos (una dictadura comunista de Partido único en Asia sudoriental), notamos que no estamos en presencia de un país bien gobernado, ni una población conformemente gobernada.
En su libro “Cuentos Chinos” publicado en 2005 el periodista Andrés Oppenheimer establece que “La Argentina está bien, pero va mal”. Es mi opinión que esta es una frase acertada para describir a una economía en crecimiento, pero que lleva adelante políticas erróneas que no le permitirán mantener sus niveles de desarrollo una vez que sus principales ingresos decaigan producto de las fluctuaciones internacionales cada vez más volátiles.
* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Depto de Estudios Internacionales.
FACS - Universidad ORT Uruguay
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