Responsabilidad Social Empresarial (RSE) - UN NUEVO NOMBRE PARA VIEJAS ASPIRACIONES
Resumo
Hace poco ví un documental de la National Geographic sobre la vida de los cazadores de ratas en la India. Con lujo de detalles se registraba el proceso de captura, la preparación al fuego de la carne de rata en sartenes y ollas. La cámara mostraba una familia numerosa, vestida con ropas de muchos colores, pobre pero no de aspecto miserable, que disfrutaba como un manjar ese exótico guiso. El narrador agregaba que en 1950 se habían declarado ilegales las castas. Pero al igual que los que manipulan cadáveres o ejercen tareas “sucias”, los cazadores de ratas seguían siendo de hecho “intocables”.
Los cazadores aprenden el oficio como un saber que se transmite de una generación a otra. No muchos llegan a viejos. Una causa de muerte muy frecuente la constituyen las enfermedades respiratorias, incluido el cáncer de pulmón. Éstas son provocadas por la técnica utilizada: los cazadores soplan el abundante humo proveniente de una vasija que colocan junto a las galerías en la tierra donde anidan las ratas, pero no pueden evitar inhalarlo. Ahogan a las ratas y sus crías, o las obligan a salir para atraparlas, pero cada día comprometen su salud al respirar el humo tóxico. Es que ya no lo “ven”, el hábito lo vuelve invisible.
Las empresas de este mundo globalizado experimentan un proceso análogo, pero algunos accionistas, decisores y stakeholders no parecen tomar conciencia de ello. Concentrados en las dimensiones tangibles de sus respectivos negocios o preocupaciones, como los cazadores de la India ante las galerías cavadas por sus presas, respiran algo del aire que a la larga los puede conducir a la muerte.
Pero quizás esas empresas estén en peores condiciones que los cazadores “intocables”. Porque tal cual lo describe el film Inside Job (Ferguson, 2010), cuando los expertos maquillaban los balances, cuando gente como Madoff tramaba sus engaños para enriquecerse a costa del prójimo, los especuladores inmobiliarios urdían los suyos, o las calificadoras de riesgo y los economistas se equivocaban en sus diagnósticos, poniendo en juego todo el sistema capitalista global, nada en el aire picaba en los ojos, ni desplazaba mal olor, a modo de advertencia.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un movimiento mundial que ha decidido prestar atención a esos elementos intangibles de la vida en sociedad. Su fuerza se ha incrementado frente a las crisis global. El fenómeno de la RSE lo protagonizan diversos organismos supranacionales, organizaciones no gubernamentales y numerosas empresas sensibilizadas con el tema. La RSE suele convocar para una militancia activa en pos del énfasis en los comportamientos éticos por parte de las empresas.
La RSE se propone ir despejando y limpiando el aire del humo mortal de la corrupción, que a la larga nos afecta a todos. La RSE hoy se desmarca de la filantropía y de las meras preocupaciones por la imagen corporativa. Por ello plantea firmes exigencias financieras, sociales y ambientales.
Y además, procura ir más allá del cumplimiento de las normas legales de cada país. Es que no parece prudente convertir en normas legales un proceso que debe surgir esencialmente de un cambio cultural (aunque algunas regulaciones pueden ayudarlo). No sea que a la RSE al combatir la indiferencia de los empresarios, le ocurra lo mismo que a la India, que en 1950 comenzó una batalla legal contra una cultura como el sistema de castas, que sesenta años después aún cede muy lentamente sus espacios.
En su libro Ética y Empresa (1999), Josep M. Lozano ha ofrecido numerosos argumentos a favor de la RSE, a pesar de estar muy atento a las objeciones que se le han formulado desde los tiempos de Milton Friedman hasta hoy. Entre esos argumentos destaco en principio dos:
(a) La RSE “abre espacios para formas de cooperación con el gobierno y la sociedad civil”, y al asumir la empresa el protagonismo se “evita una mayor regulación del gobierno”, cosa siempre atractiva para los emprendedores de raza.
(b) El mismo autor anima a considerar positivamente el hecho de que “la ley sigue a la sociedad y no se anticipa a ella, por consiguiente, no se puede esperar que sea la legislación la que determine la necesidad de la RSE”.
Pero existe un tercer argumento poderoso a favor de la RSE: mirar qué están haciendo los más grandes. Según Bernardo Kliksberg: “Las empresas de punta están ingresando rápidamente en el terreno del compromiso social efectivo. IBM termina de poner a disposición de las instituciones públicas de salud un sofisticado software para ayudarlas. Google está preparando iniciativas para entregar masivamente computadoras a niños en África. Cisco está entrenando en el uso de Internet en los países menos desarrollados. El Grupo Santander ha realizado un gran esfuerzo en fortalecer la educación superior en Latinoamérica”.
Algunos creen que la RSE es una moda y eso puede inducir prácticas frívolas que la invocan como un mero recurso retórico. En realidad, la RSE es un nuevo nombre (que mañana podremos cambiar por otro sin alterar su sentido), para la vieja esperanza humana de creer que “lo esencial es invisible a los ojos”. La RSE está alejando el humo tóxico y como diría Bob Dylan, “está soplando en el viento”.
*Profesor de Cultura y Sociedad Contemporánea
LI – FACS – Universidad ORT Uruguay
FUENTES:
KLIKSBERG, Bernardo (2006): Ética Empresarial: ¿Moda o Demanda Imparable?
LOZANO, Josep M. (1999): Ética y Empresa.
NOTA DEL AUTOR:
Debo mencionar en forma especial a la Red Iberoamericana de Universidades por la RSE y a los responsables del curso “Formación de formadores en RSE”, edición 2011, en particular a Bernardo Kliksberg, por todo el apoyo que brindan a quienes nos inquietan los temas de la Responsabilidad Social en todos los ámbitos. Agradezco muy en particular a mi tutora residente en Boston, la doctora Laura Albareda, por haber hecho posible la publicación del presente texto, nacido durante el curso y adaptado a las condiciones de nuestra publicación digital Letras Internacionales. Según su portal institucional: “La REDUNIRSE constituye un espacio de intercambio entre universidades de Iberoamérica que, con el apoyo de instituciones impulsoras de la Responsabilidad Social, como el PNUD y la AECID, pretende ser un nexo entre los distintos actores sociales involucrados en la RSE, fomentar el capital social en Iberoamérica, contribuir a la generación de una comunidad Socialmente Responsable, promover el desarrollo humano ético, difundir y sensibilizar sobre Responsabilidad Social, y fomentar la formación, investigación y extensión en torno a esta temática”. Más información:www.redunirse.org
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