Antisionismo, Revisionismo del Orden Mundial e Importancia de la Transición Cubana
Resumo
Finalicé mi último artículo para Letras Internacionales con la siguiente reflexión:“Quizá puedan esperarse consecuencias no menores como resultado del dialogo que Fidel Castro ha intentado abrir con los Estados Unidos. Pero este tema deberá aguardarnos hasta el próximo artículo, en el cual abordaré el modo en que el antisionismo funciona como estrategia diversionista de aquellos que carecen de proyecto de desarrollo nacional para sus pueblos.”Pues bien, ¿Qué es el “antisionismo”?
Antisemitismo en la modernidad, “antisionismo” en la posmodernidad
En relación al orden mundial el antisionismo debe ser comprendido como un vehículo ideológico al servicio de la agitación reaccionaria globalizada. Esta agitación carece de proyecto político positivo y su leitmotiv es la crítica del orden mundial a que ha dado lugar la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. En distintas regiones del globo vemos como los valores del capitalismo occidental y las instituciones internacionales que John Ikenberry ha llamado “vinculantes” (1) son objeto de sabotajes, críticas desmedidas y todo tipo de esfuerzos de deslegitimación.
A nivel internacional la reacción antisionista es liderada hoy por el presidente de Irán, su colega Venezolano es parte de ésta y no faltan quienes en distintos países y a nivel domestico se suman a dicha estrategia belicista y antidemocrática. En ocasiones se esfuerzan en hacer juegos de palabras para convencer al público de que el antisionismo no es antisemitismo. Aunque semánticamente se trate de palabras distintas, el análisis de su función política hace evidente que el antisionismo busca desempeñar en la posmodernidad la misma función que el antisemitismo ha cumplido en las horas más obscuras de la modernidad europea. ¿Cuál es esta función?
El sociólogo húngaro Victor Karady (2) explica breve y sencillamente el modo en que antes y durante la modernidad el antisemitismo resulto de utilidad política para sectores de poder adaptándose a diversos contextos europeos. Tanto en imperios constituidos por múltiples grupos étnico-nacionales, como el Imperio Zarista Ruso, o en naciones más homogéneas como la polaca, el antisemitismo podía ser utilizado para movilizar distintos grupos canalizando su violencia y descontento sobre la población judía amortiguando el impacto real sobre las clases dominantes. En cualquier caso, sin embargo, el tipo de antisemitismo empleado estuvo afectado por el tamaño de la población judía residente en cada región y el tipo de inserción en la sociedad de clases. El tamaño de la población judía fue, de hecho, un elemento central en el análisis del antisemitismo que realizaron los padres del sionismo. Tanto Teodoro Hertzl como Leo Pinsker llegaron por caminos diferentes a la misma conclusión: el antisemitismo de mayor peligrosidad política surgía allí en donde los judíos habitaban en grandes números. Hoy los judíos habitan en grandes números el Medio Oriente, y es Israel, su Estado, el objeto primordial de la amenaza. La experiencia de Pinsker resulta de enorme interés para comprender el carácter antisemita que el posmoderno antisionismo oculta a menudo bajo una fachada progresista. Este médico judío había sido condecorado por el régimen zarista debido a su servicio durante la Guerra de Crimea. Deseando un futuro democrático para Rusia fue activo entre los liberales de dicho país que aspiraban a seguir el ejemplo de la monarquía parlamentaria inglesa. Sin embargo, cuando los grandes pogroms (3) de Kishinev y Elizabetgrado tuvieron lugar en el año 1881 Pinsker sufrió una gran desilusión: los liberales rusos, así como amplios sectores de la intelectualidad académica en general, apoyaban a las turbas asesinas considerando que sus acciones representaban, aunque de manera tosca, un avance social. Con el apoyo a los pogroms quedo claro para Pinsker que los liberales rusos no tenían un proyecto nacional inclusivo. Fue en relación a esta misma problemática que el dirigente marxista socialista alemán Augusto Bebel llamó al antisemitismo “el socialismo de los bobos”.
En nuestros días el antisionismo es la negación del derecho a la autodeterminación del pueblo judío, la negación del derecho a la existencia del Estado de Israel como nación de los judíos.
Origen, Sofisticación y Adaptabilidad del Discurso Antisionista
Elhanan Yakira, profesor de filosofía de la Universidad Hebrea de Jerusalem ha reconstruido minuciosamente el origen y la evolución del discurso antisionista. (4) Aportando el nombre de los autores pioneros, sus sellos editoriales, historia política y publicaciones, Yakira explica que los primeros textos antisionistas surgieron en la Francia degaullista y fueron escritos por personas vinculadas con el colaboracionismo Francés. Entre sus objetivos estaba el reivindicar su pasado político en el gobierno de Vichy. Negar o desdibujar el holocausto judío perpetrado por los nazis era necesario a tales fines, condenar al sionismo y al Estado de Israel fue un paso en el mismo sentido. Yakira explica también que el discurso antisionista ha consolidado una estrategia claramente identificable en relación al uso del holocausto: en su vertiente negacionista presente el hecho histórico como un invento judío para extorsionar al mundo. En su vertiente no negacionista hace de este un tema para condenar al pueblo israelí por la inexistencia de un Estado Palestino y realizar campañas morales en contra del Estado Judío.
Desde sus orígenes franceses el discurso antisionista se ha expandido en las más diversas direcciones y ha captado a militantes de las más variadas causas. Sin embargo, lo que reúne a todos ellos bajo la bandera pseudo pro-palestina es la carencia de cualquier proyecto político viable para pacificar la región. De hecho, carecen de proyecto para sus causas particulares. Esto no es nuevo y podemos observar algunos ejemplos históricos así como actuales.
Durante las décadas del 60 y 70 el antisionismo se desarrollo amparado por la URSS, su aparato ideológico, sus recursos materiales y militares. Tanto la Guerra de los Seis Días de 1967 como la de Yom Kipur de 1973 fueron presentadas por el antisionismo como una causa socialista en contra del imperialismo. El hecho que más contundentemente señaló la absoluta falsedad de tal distorsión de la realidad estuvo dado por la estrategia del Presidente egipcio Anwar El Sadat. Este lúcido estadista lanzó la guerra de 1973 aun a sabiendas de que no podría ganarla. Su intención era relanzar a Egipto como a un actor que debía ser tomado en cuenta por los EEUU y finalmente realinearse con la potencia norteamericana. Así lo hizo al finalizar la guerra. Sin embargo, el antisionismo ignoró por completo la política de Sadat y siguió hablando de un enfrentamiento entre los pueblos que luchaban por su libertad por un lado, y los EEUU e Israel por el otro. De este modo, por ejemplo, distintos voceros del sindicalismo peronista de derecha y grupos parapoliciales utilizaron consignas antisionistas durante el turbulento año de 1974. Sus slogans les permitían movilizar fuerzas y confundir a la sociedad mientras se contaba la cuenta regresiva hacia la dictadura militar. De igual manera, alejado de análisis políticos realistas y constructivos, el presidente venezolano Hugo Chávez utiliza hoy el antisionismo para presentarse internacionalmente como “socialista” y “anti imperialista.” En el plano doméstico el antisionismo es utilizado como amenaza intimidatoria.
Algo que debe tenerse en cuenta en relación al antisemitismo posmoderno como vehículo ideológico de la reacción globalizada es la movilidad y fluidez de las fronteras que delimitan al grupo objeto de su acción. En efecto, la frase “yo decido quien es judío y quien no lo es” atribuida al genocida nazi Hermann Goering encierra mucho más que un delirio de grandeza, sino que contiene una gran verdad política. Así como los nazis comenzaron sus persecuciones refiriéndose a “judeo-bolcheviques” para luego señalar como judío a cualquier opositor, el antisionismo selecciona a quienes atacar de manera acorde a sus necesidades coyunturales e independientemente de cualquier definición previa. Sirven de ejemplo dos episodios de la arena política argentina. El ex canciller Jorge Taiana fue atacado durante la década del 70, en publicaciones de derecha, como un “sinarca de viejo cuneo con connotaciones judaico jesuíticas,” mientras que el militar antiperonista Isaac Rojas era descrito como “el fusilador sionista”. (5) Más recientemente, durante el conflicto armado que enfrentó a Israel con la agrupación terrorista Hamas en la Franja de Gaza en enero de 2009, dirigentes piqueteros como Luis D’Elia marcharon junto a un líder religioso islámico contra la embajada de Israel. Otros consideraron útil hacer extensiva su “protesta” realizando “escraches” a empresarios judeo-argentinos.
Quienes han utilizado el Antisionismo en el pasado como una manera de distraer al público respecto de su falta de proyecto han sido olvidados con el paso de los años puesto que no han contribuido con ninguna obra de bien. El antisionismo experimentó una “victoria” al logar que la Asamblea General de Naciones Unidas afirmara que el sionismo era una forma de racismo en 1975. (6) El precio del petróleo sumado al número de países árabes y africanos con voto hicieron posible tal cosa. Por entonces una investigación de la House of Liberty demostró que los estados que habían votado la resolución eran aquellos que tenían menor índice de libertad para sus ciudadanos. ¿Es casualidad que Irán y Venezuela lideren hoy el antisionismo internacional?
Fidel Castro y la Transición Cubana
Cuando Fidel Castro en entrevista con The Atlantic declaró que el sistema Cubano ya no funcionaba y advirtió sobre el antisemitismo teológico empleado por el presidente iraní Ahmadinejad, estaba al mismo tiempo realizando un movimiento político que los Estados Unidos harían bien en no ignorar. Sus declaraciones fueron un pedido de ayuda a los Estados Unidos para que apoyara a la isla en la transición que se encuentra liderando Raúl Castro. El traspaso de empleados del estado hacia el sector privado ha comenzado y es de interés para Latinoamérica que Cuba transite con éxito el camino hacia su futura “normalización.” Además, y esto no es menos importante, sus declaraciones implicaron tácitamente el hecho de que el “socialismo del siglo XXI” promovido por Chávez no posee ni ofrece un sistema alternativo de desarrollo. Implicaron también que todo aquel que utilice el antisemitismo con excusas “socialistas,” permanecerá en el campo del “socialismo de los tontos”. Cuba recibe de Venezuela el petróleo que necesita para resistir sus condiciones de embargo actuales pero no puede esperar de su aliado Caribeño nada más que eso. En cambio, una Cuba que asistida por los Estados Unidos lograra transformarse en modelo de desarrollo durante los próximos años brindaría bienestar al pueblo cubano, devolvería una importante cuota de prestigio al país del norte y quitaría sus credenciales “socialistas” a la iliberal democracy de Chávez. Es probable que en los EEUU no sea comprendida la importancia que puede llegar a tener una condena al régimen Chavista por parte de Fidel Castro. Desde Argentina se comprende más fácilmente. Esta condena no debería pensarse únicamente en términos explicito-verbales sino que podría tener lugar en forma de nuevas alianzas políticas y adhesiones a programas internacionales.
Es por lo anterior que resulta de importancia impedir que el legado de Fidel Castro llegue a ser secuestrado por el demagogo Venezolano. Los EEUU harían bien en conceder a Fidel Castro un destino de inolvidable prestigio que sea compatible con una ordenada transición cubana hacia la normalización. En tanto esto no suceda Cuba corre el riesgo de colapsar y transformarse en un enclave de fuerzas hostiles a los valores de la sociedad occidental. Al mismo tiempo, tal como comprenden los más lúcidos analistas y académicos de Washington, son los EEUU, luego de Cuba, quienes más se perjudican hoy en día por un embargo que no aporta ningún beneficio a nadie.
Conclusiones
El antisionismo representa la carencia de proyecto de desarrollo nacional expresada como acción negativa hacia el Estado Judío. Por su propia carencia de proyecto este movimiento está condenado al fracaso en términos histórico-políticos. Sin embargo, esto no reduce su peligrosidad ya que el interrogante adecuadamente formulado es ¿cuánto daño llegará a causar antes de que el odio movilizado extinga finalmente su energía?
La experiencia demuestra que el antisionismo resulta útil para movilizar a grupos más dotados para ejercer funciones de policía represiva o fuerza de choque antes que para crear un aparato estatal inclusivo en términos sociales y eficiente en su accionar. Nunca hemos escuchado por parte de estos críticos la más mínima contribución a los acuciantes problemas del mundo. Tampoco lo hacen a escala doméstica. Y los indicadores de sus países u organizaciones no parecen hablar bien de sus méritos como propulsores del bienestar social de sus pueblos. El pasado demuestra el destino miserable que ha esperado a dichos pueblos cada vez que sus líderes agotaron el ciclo demagógico.
(4) Yakira, Elhanan; “Post-Zionism, Post-Holocaust: Three Essays on Denial, Forgetting and the Delegitimation of Israel”, Cambridge University Press, 2010.
(5) Citado por Leonardo Senkman en “El Antisemitismo en la Argentina”, Centro Editor de América Latina, Buenos
Aires, 1989.
(6) La misma fue promovida por el presidente de Uganda, quien brindó cobertura a acciones terroristas y rindió homenajes a Hitler. En años recientes la declaración de la ONU fue eliminada.
*Sociólogo, Universidad de Buenos Aires (UBA)
Maestría en Estudios Internacionales, Universidad Torcuato Di Tella (Tesista)
Schusterman Center for Israel Studies Fellow, Brandeis University
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