PERÚ: TIEMPOS NUEVOS EN UN ANTIGUO PAÍS
Resumo
Más de una década de éxitos macroeconómicos, el reconocimiento internacional a la gastronomía peruana, un considerable empuje productivo en diversas zonas del país, un turismo en continuo crecimiento, y un clima psicológico de optimismo, son algunas de las características que actualmente contrastan con los sentimientos y realidades que primaron durante gran parte del siglo XX. Pero no hay una mirada aún que comience a explicar este panorama de cambios que con sus más y sus menos, si bien se apoya en la economía, la trasciende largamente.
Durante el siglo XX, el Perú tuvo dos oportunidades al menos –en los 30 y en los 60- de generar una realidad sociopolítica “socialdemócrata” digamos, que cambiara el rostro de la sociedad resolviendo una largamente postergada agenda social. En los 30 fue muy pronto, en los 60 la politización tomó una deriva más radical. Pero al mismo tiempo, las ciencias sociales y más aún la literatura, fueron dando fe de la dificultad de entender un país que hundiendo sus raíces en un pasado milenario y urgido por asuntos que no lograba resolver, no salía de su perplejidad. “Somos un territorio de desorientadas gentes”, llegó a decir buscando la hipérbole el historiador Pablo Macera.
El psicoanalista Max Hernández habló de un trauma fundacional, aludiendo a la traición y muerte del Inca Atahualpa a manos de los conquistadores españoles tras entregar un cuantioso botín en oro y plata a cambio de que su vida fuera respetada. El sociólogo Julio Cotler sostuvo que el Perú tenía una clase dominante pero no una clase dirigente. El antropólogo José Matos Mar habló de “desborde popular” para referirse a la gran migración andina hacia las ciudades –especialmente Lima- acicateada a finales del siglo por la sanguinaria actuación de Sendero Luminoso. En cinco décadas, el Perú pasó de ser primordialmente rural a ser primordialmente urbano, con una capital, Lima, que actualmente bordea los 9 millones de habitantes. En ese panorama, Hernando de Soto creyó ver en la economía informal las virtudes y defectos del Perú de la segunda mitad del siglo pasado. Un Estado ausente y lento que no dejaba hacer, mientras que una población creativa y trabajadora generaba riqueza y empleo sin que el Estado se enterara.
En el marco de esos estudios y reflexiones, los reclamos a Lima fueron innumerables: por el centralismo, por dar la espalda al interior del país, por su herencia palaciega y colonial. El escritor Sebastián Salazar Bondy dejó huella de ese dolido encono en su Lima la horrible, y en un poema memorable de 1960, “Todo esto es mi país”: “Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce; / mi país es una inmensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial / de razas y mitos que fermentan…”. Lima hablaba y decidía por el Perú entero pero el inmenso y antiguo país resentía esa desproporción.
Pero los astros, alineados al fin, vienen permitiendo no sólo un crecimiento de más del 6% anual durante los últimos ocho años y proyecciones de un 7% en este 2010, sino la generación de un inédito clima social, con pujantes sectores medios que juegan un papel protagónico haciendo suya una actividad económica internacionalizada y dinámica, habiendo transformado los arenales de las invasiones de décadas atrás en poblaciones generadoras de riqueza, nuevas ideas y empleo.
En ese panorama, hoy son otros los reclamos. Gastón Acurio, el cocinero peruano de fama internacional, es con seguridad la figura más connotada de este nuevo espíritu que reivindica una visión diferente en la sociedad de “todas las sangres” que somos. “La clave está en entender que somos una gran nación, con una gran cultura viva, fruto de siglos de mestizaje”, ha sostenido, así como que es necesario aplaudir el éxito, abrirse al mundo y reconocer que con la globalización y la caída de (algunas) barreras culturales, son múltiples las oportunidades que se abren. El Perú debe apoyarse en su riquísima biodiversidad para producir poco de mucho, añadiéndole valor, ha expresado en la inauguración de la reciente Feria gastronómica internacional de Lima “Mistura 2010”.
Hace 25 años apareció un libro polémico: El subdesarrollo está en la mente, del politólogo norteamericano Lawrence E. Harrison. La obra causó revuelo y fue contestada con energía en muchos lugares pues sostenía que no era posible el desarrollo de un país con “mentes no desarrolladas” (actitudes, creencias y valores, acordes), y América Latina era señalada por el autor como un ejemplo de esa funesta combinación. Actualmente, sin embargo, la presencia de los BRIC en el panorama internacional y ejemplos como el peruano ponen en entredicho un análisis tan esquemático. Aunque también es verdad que la discusión dejó interrogantes que siguen invitando a la reflexión. Viendo al Perú de hoy: ¿Cuánto es explicable por la economía? ¿Qué representa un sustrato étnico como el andino en términos de valores, resiliencia, lazos sociales? ¿Cuánto de Estado y cuánto de sociedad civil componen la química del proceso en curso? ¿Cómo es la sociedad peruana actual si fuera narrada por un novelista o analizada por sociólogos, geógrafos y antropólogos?
en Uruguay y autor de obras narrativas y ensayísticas
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