DAVID CAMERON: UN CONSERVADOR PROGRESISTA
Resumo
Con una fiebre reformista que recuerda los inicios de Margaret Thatcher, como lo hace notar The Economist, David Cameron, el Primer Ministro conservador británico, ha cumplido sus primeros cien días de gobierno. En este lapso, fue mucho más allá que seguir con la “severa cura de austeridad”, iniciada tímidamente por los laboristas Y así, con su Ministro de Finanzas George Osborne, implementó un conjunto de medidas, para eliminar en 5 años la totalidad del déficit estructural heredado, el más grande de Europa. Esas medidas incluyen el congelamiento de los gastos de la Corona; la disminución de funcionarios públicos; la baja de los sueldos de los jerarcas y la congelación de los demás sueldos de la administración pública, salvo los menores; la reducción drástica de los gastos (25% en cada Ministerio en 5 años) y de las intervenciones del Estado; aumento del IVA de 17,5% a 20%; incremento del impuesto a las rentas altas y disminución o exención a las bajas; etc.
UN JOVEN EN EL 10 DOWNING STREET
Después de 13 años de gobierno laborista, Cameron, el líder del Partido Conservador, se convirtió en el Primer Ministro más joven (43 años) del Reino Unido, desde 1812, en que fuera designado Robert Jenkinson, entonces de un año menos.
Ningún partido había obtenido la mayoría absoluta —326 bancas— en la Cámara de los Comunes, en unas elecciones que arrojaron las siguientes cifras:
Partido Conservador (David Cameron): 306 escaños (tenían 193), 36.1%.
Partido Laborista de (Gordon Brown): 258 escaños (tenían 345), 29%.
Partido Liberal-Demócrata (Nick Clegg): 57 escaños (tenían 63), 23%.
Partido Nacional Escocés (SNP): seis escaños, 1.7%.
Los demás partidos (regionales) que no llegaron al 1%, obtuvieron juntos 22 escaños.
Con esa realidad, el entonces Primer Ministro Gordon Brown no pudo establecer un gabinete ministerial mayoritario, renunció a su cargo y Cameron se vio abocado a conformar el primer gobierno de coalición que conoce el Reino Unido, desde la Segunda Guerra Mundial.
Para ello, plasmó una alianza con los liberales-demócratas de Nick Clegg (de su misma edad), otorgándole el cargo de Vice Primer Ministro y la competencia de dirigir la reforma política y constitucional. Además, de 4 carteras ministeriales en un Consejo de Ministros de 23 miembros, más otros 15 cargos del gabinete inferior.
Cameron empezó su mandato el 11 de mayo con una innovación, en un país acostumbrado a tener un solo partido en el gobierno y con unos socios bastante más a la izquierda que sus huestes “tories”.
LOS AMBICIOSOS PLANES DE CAMERON
Más allá de apretar el cinturón a los británicos con sus necesarias medidas económicas, Cameron está tratando de promover lo que él mismo ha llamado la “Big Society” (Gran Sociedad) cuya meta principal es achicar el Estado, descentralizarlo, darle mayor participación a las autoridades locales y a los actores privados; meta que es ampliamente compartida por sus socios Lib-Dems.
En ese sentido se están gestando algunos proyectos importantes. El educativo, que responde a una preocupación de la clase media británica sobre la diversidad de la calidad de las escuelas públicas, pretende basarse en la experiencia sueca que estimula la competencia entre las públicas y las privadas –ambas gratuitas- y que serán gerenciadas por asociaciones u operadores privados. Estos tendrán total libertad para fijar los programas y las remuneraciones de los docentes, mientras que el Estado otorgará una suma, suerte de beca por alumno y que será más cuantiosa cuando más pobre sea el educando, de manera a fomentar a las escuelas privadas la admisión de estos jóvenes.
En materia de policía, se pretende aproximarse a la población adoptando la elección de “police commisioners”, tomando el modelo de los “sheriff” estadounidenses.
Si estos planes son los más emblemáticos, no son los únicos. También se está encarando la reforma del sistema de salud, de las asignaciones familiares, del seguro de paro; y –condición de los Lib-Dems para entrar en la coalición- la explosiva introducción en el sistema electoral de más proporcionalidad (que debe ser ratificada por referéndum), la cual siempre ha sido resistida, tanto por laboristas como por conservadores que, por el sistema actual, mayoritario por circunscripción, obtienen muchas más bancas de lo que les correspondería de acuerdo al porcentaje de votos (ver los resultados más arriba).
Lo que está claro es que David Cameron se ha lanzado de lleno y de inmediato en un impetuoso reformismo, quizás teniendo en cuenta aquel aserto político que indica: aquello que no se encara en los primeros meses de administración, no se logra después.
El conocido periodista Andrew Rawnsley ha escrito en The Observer, que el gobierno parece “querer correr antes de haber aprendido a caminar”. Evidentemente es un riesgo y veremos como sortea la instancia del Presupuesto, pero si “corre” bien, Cameron desde el conservadurismo reformará más que muchos autoproclamados progresistas.
*Escritor, Periodista, Analista Internacional, Ex Embajador.
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