Corea del Norte en la mira

Autores

  • Sebastián Bidegain

Resumo

La culminación de la Guerra Fría significó el fin de la bipolaridad en el escenario internacional, el establecimiento de la hegemonía capitalista, y la profundización de las negociaciones en pro de la no proliferación y el control sobre las armas nucleares y de destrucción masiva. 

En 1968 se firmó el Tratado sobre la No Proliferación de las armas nucleares (TNP). Éste apelaba a la buena fe de los signatarios ya que no se les podía negar la actividad nuclear pacífica. Sobre ellos recaía la responsabilidad de detener el comercio de armas nucleares y reducir progresivamente los arsenales mundiales.

Para la República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte), la culminación de la Guerra Fría significó el fin de la ayuda económica y militar de la Unión Soviética, y la disminución de la ayuda China. La pérdida del apoyo político-financiero en el momento en que los países de la ex COMECOM (“Consejo de Ayuda Mutua Económica”- grupo de apoyo económico formado en torno a la Unión Soviética) establecieron relaciones diplomáticas con Corea del Sur, fue el momento particular que más fuertemente marcó este relativo abandono.

El gobierno de Pyongyang no pertenece al sistema de Bretton Woods, por lo que no puede recibir ayuda del Banco Mundial (tampoco del Banco Asiático de Desarrollo). Obtiene ingresos mediante sus recursos internos, entre otros, la explotación minera (es un país riquísimo en zinc, hierro y otros minerales) y el comercio “convencional y no convencional” de armamento con Oriente Medio y otras regiones del mundo. Deliberadamente, rompió en 2003 con el tratado “TNP” (con pleno derecho según el artículo X del tratado), del cual había formado parte desde un principio. 

La particular conexión comercial entre Corea del Norte y el Oriente Medio (más precisamente con presuntos movimientos terroristas) fue considerada una amenaza indirecta del gobierno norcoreano a la paz internacional, ya que se posicionaba en contra de lo dispuesto por el TNP y a su vez, en colaboración con el terrorismo. 

La nueva sensación de inseguridad que se generaba a raíz de este hecho se vio intensificada a partir de los acontecimientos de setiembre de 2001. En enero del 2002, el ex presidente George W. Bush señaló a Corea del Norte como uno de los miembros de la tríada denominada “eje del mal” (“axis of evil”), compartiendo el título justamente con Iraq e Irán. 

Desde entonces, podría decirse que la amenaza norcoreana se vuelve cada vez más directa. En el 2003 Corea del Norte se declaró en posesión de armamento nuclear. Este hecho causó gran inquietud, especialmente en Corea del Sur, dada la problemática militar en el paralelo 38 (límite entre las Coreas, el límite más militarizado del mundo) y la cercanía de la capital surcoreana a su vecino del norte. 

Si bien, en un análisis más atento, Corea del Norte posee una capacidad misilística de poca monta, su amenaza es cada vez más real, ya no solamente por su conexión con grupos terroristas, sino por el resultado inestable que supone el poder nuclear en manos de un gobierno dictatorial e internacionalmente aislado. 

La situación se vio agravada tres años después, en octubre de 2006, cuando el gobierno de Pyongyang efectuó el primer ensayo con armamento nuclear. A raíz del mismo las autoridades de la ONU no vacilaron en emitir la Resolución 1718, documento que repudiaba esas acciones, y que exhortaba a sus Estados miembros a detener cualquier transferencia de arsenal o materiales (con cualquier relación con los anteriores) hacia el gobierno norcoreano, con lo que el comercio de armas se vería congelado.

A pesar de esta decisión el gobierno norcoreano se las ingenió para continuar con su plan armamentístico. En mayo del pasado 2009 realizó nuevos ensayos con misiles balísticos. Más recientemente, en marzo de 2010, siguió comprometiendo el delicado relacionamiento regional, ya que se presume que Corea del Norte fue la responsable del hundimiento del buque de guerra surcoreano “Cheonan” que provocó el fallecimiento de 46 de sus marinos. 

No obstante, Corea del Norte niega cualquier relación con el incidente.  En este sentido, el viceministro de las Fuerzas Armadas norcoreanas, Pak Jae Gyong, proclamó que el ejército de su país "ejercerá sin demora el derecho a un ataque preventivo para rechazar la más mínima provocación de los enemigos".

Así, la problemática nuclear de Corea del Norte requiere de toda la atención en la discusión internacional. Tres posturas principales son sostenidas. La primera sugiere una negociación entre EEUU, China, Japón, Rusia, la Unión Europea, y el gobierno de Pyongyang cuyas condiciones, formatos y contenidos resultan controvertidos por la diversidad de intereses en juego. La segunda, más radical y menos probable, opta por la intervención militar y el ataque directo a sus instalaciones nucleares. La tercera, acepta a la nuclearización como un hecho y propone continuar sancionando a Corea del Norte hasta que su aislamiento internacional cause el colapso del régimen dictatorial comunista. 

El escenario de la península de Corea es lo suficientemente delicado para la paz mundial como para seguir con atención las acciones internacionales que allí se decidan.


*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS - ORT

Publicado

2010-07-29

Edição

Seção

Política internacional