Éxitos y evolución del movimiento feminista: el caso suizo

Autores

  • Julieta Falero

Resumo

Patriarcal, conservadora, tradicional y con marcadas vetas machistas, la sociedad suiza convive desde los años sesenta con activos movimientos feministas. 

La dominación masculina existe por encima de las clases sociales, las diferencias raciales y étnicas. El objetivo principal del feminismo, no sólo en Suiza, es alcanzar la autonomía económica, simbólica y política de la mujer. 

Radicales y universalistas desde sus inicios, las feministas suizas lucharon por la igualdad de género en todos los ámbitos. Lo privado y lo público, lo doméstico y lo social, el hogar y lo político. Éstas no son esferas definidas por límites exactos; precisamente el planteo se centra desde siempre en defender la idea de que lo personal presenta importantes desafíos políticos. 

Sin embargo, en la república federal dicha autonomía y la igualdad entre hombres y mujeres en el plano político se hicieron esperar mucho. 

Sólo en 1971 las mujeres consiguen el derecho al voto, siendo el último país europeo en reconocerlo. Además, fue recién en 1981 cuando el combate feminista logra que se introduzca un artículo constitucional que garantiza la igualdad de género formalmente. 

El efecto que todo esto produjo sobre la larga vida democrática suiza es perceptible en los números de la democracia actual: el 54% de los suizos habilitados para votar son mujeres. De todas maneras, los escaños del parlamento no reflejan esta proporción, ya que en los últimos años solamente el 22% y el 29% de los puestos en los consejos parlamentarios son ocupados por representantes femeninas. 

En los años ochenta se desmorona el Movimiento de Liberalización de la Mujer. Las actividades feministas suizas renacen en los noventa, cuando la dirigente política Christine Brunner no consigue la elección para la presidencia del Congreso Federal. Desde entonces, las feministas en Suiza exigen que los derechos de las mujeres por ellas conseguidos en el ámbito legal entren en vigor y se apliquen efectivamente en la realidad.

El feminismo suizo siempre tuvo inclinación izquierdista y desde 1998 está institucionalizado en la FemCo, una organización a escala nacional que actúa como foro de coordinación y espacio de discusión entre los grupos feministas en Suiza, y todos aquellos grupos que luchan contra las desigualdades sociales. Su fin principal es incluir la perspectiva feminista en los debates públicos. Estos planteos señalan que el feminismo del siglo XXI suizo sigue mostrándose radical, aún cuando la presidencia del ejecutivo haya sido alcanzada finalmente por una mujer en 1999, rompiendo con el esquema histórico de una política ejercida exclusivamente por los hombres en el Consejo Federal.

Actualmente, el movimiento feminista suizo mantiene su combate histórico en Suiza contra las desigualdades de su sociedad patriarcal y su notoria dominación masculina, esencialmente en la política. Pero además contribuye, ampara y acompaña los combates a nivel mundial. 

Así lo hace, por ejemplo, contra la violencia y desigualdad de las mujeres colombianas mediante SUIPPCOL (Programa Suizo para la Promoción de la Paz y el reforzamiento de la sociedad civil en Colombia), y también demostrando real interés en la situación de la mujer islámica, apoyando la inmigración igualitaria y acompañado principalmente a la posición socialista suiza en este tema.

También en los últimos años la FemCo ha participado de la Marcha Mundial de Mujeres, defendiendo su posición sobre los diferentes efectos que el globalismo y el capitalismo tienen sobre hombres y mujeres, y resaltando que las luchas contra el capitalismo global y contra la dictadura patriarcal deben enfrentarse como una única batalla. 

Sin embargo, hay matices en el movimiento mundial sobre este asunto. Mientras las feministas suizas se plantean la duda de qué tanto involucrarse en la discusión antiglobalismo, las latinoamericanas dan gran pelea en ese terreno. Las posturas son diferentes e impiden que se asiente un consenso: desde la perspectiva de las feministas suizas, las mujeres en América Latina no sufren sólo la dominación masculina sino que además combaten las diferencias Norte-Sur. 

Los planteos en conferencias internacionales de feministas y los temas tratados en la Marcha Mundial no son suficientes desde la óptica suiza. Las suizas creen que se precisa una mejor coordinación y organización que permitan poner sobre la mesa todos los temas que deberían abordarse. Además, no todas las opiniones son debidamente escuchadas, y ello genera enfrentamientos entre grupos sociales que comparten objetivos pero que tienen medios de acción evidentemente diferentes. 

En la perspectiva del movimiento feminista suizo, la conclusión es clara: hay mucha tarea por hacer y la coordinación y conciliación es imprescindible para lograr los objetivos a nivel global y local.
 

* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales. 
Depto de Estudios Internacionales. 
FACS - ORT Uruguay

Publicado

2010-07-22

Edição

Seção

Política internacional