Un Enfoque Para Analizar las Compras de Armamento en Sudamérica

Autores

  • Dr. Jorge Battaglino

Resumo

América del Sur ha incrementado considerablemente la compra de armamento en los últimos años. La región gastó 11.078 millones de dólares en la importación de armas entre los años 2000 y 2009. (1) Las compras se incrementaron considerablemente a partir del 2005; un 150% en relación a los cinco años previos. (2) Si se examinan las importaciones de armamento como porcentaje del PBI, Chile se ubica en primer lugar, ha gastado un promedio de 0.26% de su PBI entre el 2000 y el 2009; le sigue Venezuela con 0.12; Colombia y Perú con 0.08, Brasil con 0.02, y la Argentina con 0.01. 

El análisis de los determinantes del gasto en importaciones de armamento es necesario en un contexto regional donde la tensión interestatal no ha desaparecido por completo. Si bien la región es una zona de paz que destina un bajo porcentaje de su PBI a la defensa, las crecientes compras de armamento han generado preocupación entre aquellos países que mantienen conflictos territoriales o ideológicos (Chile-Perú y Colombia-Venezuela). Pese a ello, y como lo demuestran las cifras previas, los países de América del Sur destinan distinta cantidad de recursos a la importación de armamento ¿Cómo explicar los disímiles niveles de gasto en armas? 

Un análisis preliminar de la literatura sobre importaciones de armamento indica que las teorías disponibles no son de mucha utilidad para explicar los diferentes niveles de gasto. Estos enfoques han empleado como variables explicativas el monto del presupuesto de la defensa, los niveles de PBI, la percepción de amenaza o la ideología de los gobiernos.(3) 

Los enfoques basados en el gasto militar sostienen que cuanto más elevado es el presupuesto de la defensa mayor será el gasto en la importación de armamento. Sin embargo, el análisis del presupuesto militar de los países sudamericanos en el periodo 2000-2009, permite comprobar que no existe relación alguna entre el gasto total en defensa y la compra de armamento. El país que destina mayor cantidad de recursos a su defensa, Brasil, es el cuarto importador de armamento; mientras que Chile, el país que más gasta en armamento en la región, tiene un presupuesto militar 4 veces más chico que el brasileño. Del mismo modo, Venezuela es el segundo importador de armamento, pero su presupuesto militar ese ubica en el quinto lugar, y es muy similar al de la Argentina, país que se ubica en el quinto puesto como importador. 

Por su parte, las explicaciones de las compras basadas en la percepción de amenazas también presentan limitaciones. Los análisis que emplean modelos de carrera armamentista no explican satisfactoriamente por qué países que perciben amenazas de estados limítrofes que adquieren importantes cantidades de armamento, no responden a tales adquisiciones. Países como Perú y Colombia, que mantienen conflictos limítrofes e ideológicos con Chile y Venezuela respectivamente, no han adquirido armamento en respuesta a las compras realizadas por sus vecinos. Por lo tanto, en estos casos se encuentra ausente el patrón de acción y reacción tan característico en una carrera armamentista. Tampoco se verifica el aumento de los presupuestos de defensa de Venezuela y Perú. Asimismo, los niveles de amenaza recíproca son muy reducidos en comparación con otros casos históricos de carreras armamentistas. 

Por ejemplo, las compras de armamento de Brasil no parecen haber estado motivadas por una percepción de amenaza. El aumento de su presupuesto militar se relaciona con la necesidad de poseer capacidades militares acordes al status de potencia emergente. El gasto en armamento en los otros países parece estar disociado de la presencia de amenazas intraregionales. En el caso de Venezuela, por ejemplo, la principal causa es la posibilidad de un conflicto con los EE.UU. El aumento de los presupuestos militares de Chile y Colombia puede explicarse a partir de condiciones presupuestarias únicas, la necesidad de reemplazar equipamiento anticuado en el caso del primero, y por la evolución del conflicto interno colombiano en el segundo. 

Las explicaciones económicas del gasto en armamento parten del supuesto de que los países que experimentan mayor crecimiento económico son los que deberían adquirir mayor cantidad de armas. Esta hipótesis podría ser complementada con la idea de que los países que poseen un PBI más grande deberían gastar más. Los datos del crecimiento promedio del PBI entre el 2000 y 2009 y la posición de los países según su PBI nominal para el mismo período, no permiten establecer ningún patrón claro entre la economía de un país y la cantidad de dinero que destinan a la compra de equipamiento (cuadro 1). El gasto en importaciones de armamento parece ser independiente del tamaño del país y de sus tasas de crecimiento económico. El PBI de Brasil es el primero de América del Sur, 10 veces más grande que el de Chile, y sin embargo se ubica en el cuarto lugar como importador de armamento. Lo mismo sucede con Venezuela, cuyo PBI duplica al chileno. Del mismo modo, el país que más creció en el periodo considerado es Perú que se ubica en el tercer lugar como comprador. Argentina tiene el segundo PBI más grande y es el que menos gasta en armamento.

Finalmente, algunos autores explican el gasto militar a partir de la orientación ideológica de los gobiernos. No existe acuerdo respecto a si los gobiernos de izquierda o los de derecha gastan más recursos en la defensa. La mayor parte de los países de la región pueden incluirse dentro de la categoría de “nueva izquierda.” El supuesto de que los gobiernos de izquierda gastan menos recursos en la defensa queda rápidamente descartado por el simple hecho de que los dos principales importadores de la región son clasificados como gobiernos de izquierda. A su vez, Sudamérica presenta un cuadro heterogéneo en términos de la ideología de sus gobiernos, donde en al menos dos de ellos ha gobernado la centro-derecha durante gran parte del periodo 2000-2009.

Si consideramos las diferencias entre los niveles de importación y los contrastes entre los países de la llamada “nueva izquierda”, podemos concluir que el empleo de esta variable no permite explicar las diferencias en el resultado (niveles de gasto en armamento) y tiende a homogeneizar países muy distintos. En otras palabras, el concepto de nueva izquierda no permite explicar por qué los gobiernos de ese signo destinan distintas sumas de dinero a la compra de armas. Mientras Chile y Venezuela se ubican en primer y segundo lugar, Argentina y Brasil lo hacen en el quinto y cuarto respectivamente.

El análisis de dos variables no exploradas en la literatura puede contribuir a establecer las causas de la variación en las importaciones de armamento. Por un lado, el tipo de misión asignada a las fuerzas armadas y, por el otro, la disponibilidad de recursos presupuestarios y extrapresupuestarios con que cuenta cada país para adquirir armamento. 

Las misiones asignadas a las fuerzas armadas tienen un impacto presupuestario diferenciado.(4) Existen misiones que demandan la adquisición de armamento sofisticado y de última generación, por lo tanto más costoso. Por ello, la presencia de este tipo de misiones se asocia con mayores niveles de gasto en armas. Una clasificación preliminar permite identificar 6 tipos de misiones principales que los militares pueden desempeñar: 1) conflicto militar con gran potencia; 2) conflicto militar con estado equivalente; 3) contrainsurgencia; 4) conflicto asimétrico con gran potencia; 5) operaciones multilaterales (cooperación con otros estados, operaciones de paz, operaciones en el marco de la OTAN); 6) seguridad pública y otras misiones domésticas (ayuda en catástrofes, construcción de infraestructura, etc.). La presión sobre el gasto en armamento aumenta a medida que se asciende en la escala de las misiones, por lo tanto, las dos primeras son las que más recursos consumen.

Sin embargo, la presencia de estas misiones no explica por completo los niveles de gasto en armas. El impacto de las misiones sobre el gasto se incrementa cuando existe a su vez disponibilidad presupuestaria o extrapresupuestaria. Los recursos para la importación de armamento pueden ser presupuestarios, es decir, cuando están contemplados en el presupuesto de la defensa, o extrapresupuestarios, cuando existen fondos no provenientes del presupuesto destinado específicamente a las compras.(5)

El impacto que las misiones tienen sobre el gasto en armamento está mediado por la disponibilidad de recursos económicos. Por lo tanto, el mayor gasto en armamento puede esperarse en aquellos países que adoptan misiones más cercanas al tipo 1 y que tienen una alta disponibilidad de recursos. De esta forma, la aplicación de este enfoque analítico a los países de la región puede contribuir a explicar las diferencias en los porcentajes de su PBI destinados a la importación de armas.

(1) Esta cifra da cuenta de las importaciones de los seis países que compran más armamento, en su conjunto, representan el 97% del total de las importaciones de Sudamérica. 

(2) SIPRI, SIPRI Yearbook 2010, Armaments, Disarmament and International Security (Oxford: Oxford University Press, 2010). 

(3) Un resumen de las distintas teorías sobre importaciones de armamento puede encontrarse en: Ron Smith and Ali Tasiran, “The Demand for Arms Imports”, Journal of Peace Research 42:2 (2005).

(4) La misión que un Estado asigna a sus fuerzas armadas revela su expectativa de uso actual o potencial de la fuerza militar. El concepto de misión que utilizamos se diferencia del de rol, aunque en muchos documentos oficiales son empleados indistintamente. El rol militar alude al propósito permanente de las fuerzas armadas, que por lo general se relaciona con la defensa del Estado de ataques externos. La misión, en cambio, es la traducción operativa del rol y se manifiesta en la doctrina, despliegue y equipamiento que las fuerzas armadas deben poseer para cumplir el rol asignado. 

(5) Los fondos extrapresupuestarios pueden ser establecidos por leyes especiales, recaudados a partir de la emisión de bonos, como resultado de la ayuda externa, o por el otorgamiento de préstamos internos o externos. A su vez, éstos pueden identificarse a partir de la información publicada en los ministerios de defensa, de economía, y de otras fuentes de información como gobiernos extranjeros que financian la compra de armamento.

* Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires. 
Investigador del Conicet.
Ph.D. in Latin American Politics, University of Essex

Publicado

2010-07-08

Edição

Seção

Enfoques