Entrevista con Juan Grompone - HISTORIA Y DIALÉCTICA

Autores

  • Prof. Agustin Courtoisie

Resumo

En material editorial, Montevideo es una pequeña ciudad donde pueden ocurrir grandes milagros. Porque en los primeros días de diciembre de 2009 apareció el esperado Tomo II de La danza de Shiva – Las sociedades feudales de la ambiciosa serie de Juan Grompone (1939), concebida como una obra de seis volúmenes (y de la cual había aparecido hasta entonces solamente el tomo V – La construcción del futuro).

Igual que una gigante estructura arquitectónica que habrá de ser montada en partes prefabricadas, el no casualmente ingeniero Grompone ha anunciado ya desde hace una década los temas principales, además de los aludidos en los dos libros recién mencionados: Tomo I – El nacimiento de las sociedades de clases; Tomo III –Las sociedades esclavistas; Tomo IV – La sociedad capitalista y por último el Tomo VI – El materialismo dialéctico. Aquello de que el orden de los factores no altera el producto podría aplicarse aquí también para la salida editorial de los diferentes tomos.

Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, Grompone es ingeniero especializado en comunaciones y autor de numerosos artículos sobre ciencia, tecnología y sociedad, además de haber incursionado en el terreno de la novela.

En los tiempos de la última etapa de Cuadernos de Marcha, muchos recordarán la feroz polémica que el epistemólogo y filósofo argentino Mario Bunge mantuvo con el uruguayo a propósito de la tesis de éste último sobre la “aceleración de la historia” y el fin del capitalismo. No cualquiera discute con don Mario y queda bien parado.

En 2001, cuando apareció La construcción del futuro (Tomo V), la revista Relaciones publicó mi artículo “La historia avanza hacia los costados” donde comenté en forma entusiasta el esfuerzo monumental de Grompone. Pero al mismo tiempo, mirando mucho más de cerca los detalles, tuve oportunidad de apreciar positivamente también la lógica de los argumentos y el respeto de las evidencias empíricas hasta donde éstas puedan estar disponibles (respeto lamentablemente inusual muchas veces en textos contemporáneos sobre cuestiones filosóficas e históricas, e incluso en artículos epistemológicos).

Muchos exponentes de distintos sectores filosóficos, entre ellos Raúl Gadea y Alción Cheroni, reaccionaron de manera análoga a través de diferentes publicaciones –más allá de sus objeciones o reparos críticos–, frente a la propuesta sistémica de Grompone, que a estas alturas ya no cabe duda en que deberíamos calificar de única en el contexto nacional, desde hace varias décadas. Eso no quiere decir que el fermentarismo vazferreireano, la filosofía analítica, o cualquier otro cultivo inteligente de lo fragmentario, no sean útiles o deban perder su respetabilidad, en absoluto. Lo que quiere decir es que alguien debía volver a tener el coraje de la síntesis integradora.

En cuanto a mi propio comentario del primer tomo que conocimos de La danza de Shiva, yo sostuve por entonces que Grompone desconcertaría a la izquierda por el elogio de ciertos logros del capitalismo -con cifras rigurosas-, a la derecha liberal por el anarquismo pacifista, y al público en general por su reutilización del célebre lema de los revolucionarios franceses que alude a la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Para Grompone, el capitalismo ha afirmado siempre la "libertad". Con altibajos, aunque según una tendencia creciente, ha extendido considerablemente la "igualdad". Sin embargo, el capitalismo es incapaz de alcanzar la "fraternidad". Para eso es necesario construir una sociedad nueva (Grompone, 2001, págs 381 y sigs.).

También afirmé por entonces que así como Francis Fukuyama (en su etapa reflexiva inicial) decía que el capitalismo era bueno y que además no iba a morir nunca; Juan Grompone, sin renunciar a su mirada marxista, sostiene que es mucho mejor de lo que creen sus detractores, pero que se terminará ahora nomás, para dar paso a una sociedad nueva.

Según nuestro autor, el capitalismo es poderoso, pero no lo puede todo. No es capaz de "fraternidad" por ejemplo, y acepta las políticas de servicios públicos porque imagina el costo que acarrearía no disponer de salud, educación o seguridad social (Grompone, 2001, págs 381 y sigs.). Sin embargo, aunque provoca muchas lágrimas y degrada el ambiente, el capitalismo no posee la perversidad que le atribuyen muchos de sus críticos. Cada sistema ha venido al mundo para dar algo y no se retira hasta que ha cumplido su papel.

Hasta allí algunas de nuestras opiniones sobre el Tomo V – La construcción del futuro.

Para ubicar al lector más en general respecto de la formidable investigación multidisciplinaria que desde hace años ha emprendido Juan Grompone, conviene situarse en lo que autores como David Christian han denominado “big history”, es decir, una historia de la humanidad ubicada en un contexto planetario y evolutivo, mirando la inserción del hombre en la Naturaleza –mirando el surgimiento de las ciudades, por ejemplo, con las misma distancia que el astrónomo indaga el nacimiento o la desaparición de galaxias enteras–. (Christian, 2005)

Ahora, frente al Tomo II - Las sociedades feudales, decidimos entrevistar al autor, que amablemente respondió a nuestras primeras interrogantes, ante una obra que merecerá una lectura detenida y dará materia para muchas discusiones académicas en el Río de la Plata

LI – ¿La dialéctica de la fraternidad y la dominación, tiene realmente asidero histórico? ¿No ha sido más bien una dialéctica, hasta ahora, entre diferentes tipos de dominación?

JG – Con el nacimiento de las sociedades de clases se destruyó la fraternidad primitiva que nos venía de los mamíferos. En todas la sociedades de clases han existido diferentes intentos para restaurar la fraternidad.

En las sociedades feudales lo intentaron en Egipto (Ajenatón o Moisés); en China (Confucio o Lao Tsé); en India (Buda). En la sociedad esclavista grecorromana fue el cristianismo quien lo intentó.

Bajo el capitalismo la fraternidad fue una de las divisas de la revolución francesa y sin duda la aspiración generalizada de los anarquistas y los socialistas del siglo XIX. La restauración de la fraternidad continúa siendo una deuda pendiente y de allí la contradicción dialéctica: la dominación genera los intentos de recuperar la fraternidad.

LI – Su libro se ocupa de las sociedades basadas en el tributo, pasando por versiones tan dispares como las de Egipto, Japón o Yucatán. Haciendo a un lado el que probablemente el lector promedio tenga en mente solamente las sociedades feudales occidentales medievales, ¿había algún vestigio de fraternidad en esas sociedades o algún intento por reconquistar la fraternidad perdida, en caso de que alguna vez haya existido en la historia humana?

JG – En el caso americano no lo sabemos porque no hay suficiente literatura y porque fueron tempranamente destruidas. La sociedad feudal occidental es la restauración de la sociedad de clases en la sociedad fraternal que habían intentado construir los cristianos de los primeros siglos.

LI – El punto de vista "materialista" que parece ser la metodología adoptada, una vez más, en esta nueva entrega de la serie de "La danza de Shiva", ¿no resulta un poco contradictorio con el sueño de la fraternidad y en particular la esperanza de la superación del sistema capitalista? (que parecen constituir aspectos "éticos" o incluso "espirituales")

JG – La fraternidad no es meramente un valor espiritual, es ante todo un valor económico: la ausencia de dominación de unos hombre por otros. Desde mi punto de vista materialista todos los aspectos "éticos" o "espirituales" son una consecuencia de la base económica de la sociedad humana.

LI – Ud. hace una audaz interpretación dialéctica de la figura de Jesús de Nazareth, en lo que seguramente se va a constituir en uno de los aspectos más polémicos de "Las sociedades feudales". Me consta que un grupo no pequeño de personalidades académicas conoció una versión "beta" de la obra. ¿Nadie le advirtió sobre posibles reacciones de sectores religiosos?

JG – Me advirtieron dos cosas contrarias, por eso no me he preocupado más del tema.

Por un lado, algunos cristianos se ofenderían por analizar el cristianismo como revolución social, sin considerar la divinidad de Jesús.

Otros, por el contrario, pensaban que la visión de "revolución cristiana" era de interés para los cristianos.

Jesús histórico (que es un personaje difícil de estudiar, sin duda) realizó el primer intento de construir una sociedad fraternal en un mundo esclavista. San Agustín creo que fue el primero que entendió que para conseguirlo era necesario construir una sociedad nueva y no meramente hacer un "esclavismo bueno".

Los benedictinos realizaron en la tierra los primeros brotes de la sociedad nueva y fueron muy exitosos. Pero este éxito construyó un nuevo poder económico, en nombre del cristianismo. Su éxito fue su sepulturero.

Es lo mismo que le sucederá al capitalismo, cuanto más exitoso es –y cuanto más se expande por el mundo– más cerca está de su destrucción. 

FUENTE

CHRISTIAN, David (2005). Mapas del tiempo. Introducción a la “gran historia”, prefacio de William H. McNeill, traducción castellana de Antonio-Prometeo Moya, ed. Crítica, Barcelona.

COURTOISIE, Agustín (2001). “La historia avanza hacia los costados” , revista Relaciones Nro 282, Montevideo. http://fp.chasque.net/~relacion/0203/historia.htm

GROMPONE, Juan (2001). La construcción del futuro. La danza de Shiva. Libro V, editorial La flor del Itapebí, Montevideo.

GROMPONE, Juan (2009). Las sociedades feudales. La danza de shiva. Libro II, editorial La flor del Itapebí, Montevideo.

*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay

Publicado

2009-12-17

Edição

Seção

Culturales