Estaba cantado: presidente tunecino reelecto por cuarta vez consecutiva
Resumo
En Uruguay discutimos por los aciertos y errores de las encuestadoras; somos casi que implacables con ellas. En Túnez, sin embargo, no las necesitan. Allí todos (el oficialismo, la oposición, y el soberano) saben el resultado de los comicios electorales antes que se efectúen. Por cuarta vez consecutiva el presidente Zine El Abidine Ben Ali (en el cargo desde noviembre de 1987) resultó electo como presidente del país árabe-africano, conocido por albergar en la década del '80 a la sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) luego de su expulsión del Líbano.
Sin embargo, la Unión Africana dio el visto bueno a las elecciones sin cuestionar que el reelecto presidente obtuvo cerca del 90% de los sufragios emitidos. Realicemos una breve comparación con la realidad uruguaya. El presidente Tabaré Vázquez tiene, según las principales empresas encuestadoras, un apoyo de cerca del 60% del electorado, uno de los más altos de todo el continente. Si se hubiera presentado a las elecciones nacionales probablemente hubiera perdido una porción de votos de aquellos que, por ejemplo, se oponen a una reforma constitucional que incluya la reelección presidencial.
Pero a Ben Ali ni el tiempo en el poder ni las críticas lo afectan. Tiene el “honor” de ser considerado uno de los “depredadores” de la prensa por parte de la organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras (RSF); su “pasión” censuradora se enfoca en Internet. El periodista satírico y economista Zouhair Yahyaoui fue arrestado en junio de 2002 por abrir un foro de discusión sobre la actualidad tunecina dentro de su sitio web tunezine.com. Fue liberado por presión internacional en noviembre de 2003 aunque las secuelas de la tortura y condiciones del encarcelamiento lo llevaron a la muerte en 2005.
RSF señala en su sitio web que el gobierno censura en la Internet tunecina a los líderes de la oposición, además de entregarle a cada cibercafé una lista de instrucciones sobre los sitios subversivos por los cuales no pueden navegar sus clientes.
En la convención de su partido, la Asamblea Constitucional Democrática (¿democrática?), Ben Ali sostuvo que “un partido mayoritario fuerte requiere la presencia de una oposición fuerte, porque un partido mayoritario sólo puede ser fuerte con la existencia de una oposición fuerte”. Pero en las elecciones Ben Ali, literalmente, robó. El porcentaje de votos obtenido por sus opositores fue realmente bajo: Mohamed Bouchiha, secretario general del Partido de la Unidad Popular obtuvo el 5.01%, Ahmed Inoubli, secretario general de la Unión Democrática Unionista el 3.80% y Ahmed Ibrahim, secretario general del Movimiento Ettajdid (Renovación; sucesor del Partido Comunista Tunecino) el 1.57%.
Lo más interesante es que a pesar del fraude, no cabe otra forma de denominarlo, algunos representantes de los partidos opositores se reunieron con el presidente reelecto para felicitarlo. Por ejemplo, el secretario general del Partido Verde para el Progreso, Mongi Khamassi, lo felicitó por asegurar los “atributos de transparencia, integridad y neutralidad de la administración así como el juego limpio entre los candidatos”, según informa el portal informativo Tunisia Online News.
“La democracia es el único hogar para las fuerzas políticas, las organizaciones nacionales y las asociaciones y concierne a cada uno de los ciudadanos en cualquier lugar del país”, afirma el presidente. El problema radica en que ni él mismo lo cree.
Licenciado en Comunicación Periodística.
Universidad ORT - Uruguay
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