El Ascenso de China y la Teoría Política Internacional: El Equilibrio de Poder

Autores

  • Lic. Guzmán Castro

Resumo

Como se argumentó en semanas anteriores, el ascenso de China promete ser el fenómeno más relevante de la política internacional en los años venideros. Estudiar sus posibles consecuencias se presenta, entonces, como una de las tareas primordiales para los teóricos y estudiosos de la política internacional -así como una de las más complejas. El enfoque presentado en el número 68 de Letras Internacionales fue el de la teoría de la transición de poder. Esta semana nos disponemos a discutir el equilibrio de poder como modelo para analizar el ascenso de China. 

Lo primero que se debería señalar es el carácter pesimista, ante el ascenso chino, que un analista influido por conceptos de equilibrio de poder de seguro presentará. La primera cuestión problemática aparece en el escenario asiático. Tanto las visiones realistas clásicas, como los realismos estructurales, tenderían a subrayar la peligrosidad de los equilibrios que necesariamente surgirán a medida que China continúe aumentando su poder. El aumento del gasto en armamentos en la región durante la década de 1990 se puede tomar como un ejemplo de ello. 

Para el realismo, la incertidumbre y la anarquía son conceptos estructurales inescapables a la toma de decisión de los estados. Es decir, al no existir una autoridad supranacional garante de la seguridad y al no poder tener la certeza del carácter que va a tomar el ascenso de China (peaceful rise vs. ascenso agresivo) los demás estados de la región deberían tomar sus propias precauciones. Siendo el sistema internacional uno de auto-ayuda, los realistas afirman que el escenario más probable es que el resto de Asia establezca medidas para equilibrar el poder de China y garantizar un margen de acción si el este último institucionalizara una política exterior amenazante. 

Por otro lado, el equilibrio de poder llamaría la atención sobre la posibilidad de que China, de igual forma que los estados asiáticos, busque equilibrar el poder estadounidense. Ya sea, y seguramente en la temprana etapa del ascenso, en el ámbito asiático-regional, o, en una etapa más tardía, a escala global. En este sentido, las acciones chinas podrían enmarcarse en un intento de equilibrar domésticamente (aumento del poder nacional) o externamente (a través de la conformación de alianzas con otras grandes potencias). Un equilibrio doméstico sería en extremo peligroso.  En la mayoría de los casos, este tipo de conductas impulsan carreras armamentistas (la Guerra Fría es el paradigma) y empeoran las consecuencias de los dilemas de seguridad. 

Entiéndase bien, el equilibrio de poder no asume que automáticamente, como consecuencia del ascenso de China, la fuerza va a ser utilizada en la díada sino-estadounidense. Especialmente desde los enfoques estructurales (cuasi-hegemónicos en el pensamiento realista actual) no se pretende explicitar las causas inmediatas de la guerra. Estas pueden ser infinitas y por cierto relevantes; pero a su vez, difícil de predecir y con poca capacidad de análisis–las causas inmediatas pueden ser tan impredecibles como el asesinato de un Archiduque a manos de un grupo terrorista. Para el realismo estructural es la estructura anárquica del sistema lo que permite que una situación particular lleve a una guerra. El tipo de dinámica que se establezca, por ende, va ser en extremo relevante. El ascenso de China promete desequilibrar el poder global -por lo menos coyunturalmente. Este será un momento de alta tensión y el conflicto, en medio de esos balances y contra-balances, podría estallar por innumerables razones. 

Grosso modo
, tres escuelas intra-realistas pueden ser evocadas que presentan matices en cuanto a sus estudios. En primer lugar, el neorrealismo clásico à laWaltz. Para Waltz el mecanismo equilibrador es automático, depende únicamente del poder. Su predicción, por lo tanto, sería que necesariamente los países asiáticos van a establecer un balance de poder para equilibrar el ascenso de China. A su vez, China intentaría equilibrar a Estados Unidos (interna o externamente) mientras dure la unipolaridad. La crítica clásica que refuta el argumento de Waltz se ha postulado en torno a la pregunta ¿Por qué el resto del mundo no ha intentado balancear el poder estadounidense? Aquí entra la segunda escuela: el neorrealismo defensivo de Stephen Walt.

Según el Profesor Walt, la existencia de equilibrios va a depender no sólo del poder, sino también de la cercanía geográfica, las capacidades de coerción y las intenciones de los estados. Así se podría explicar por qué el mundo no ha intentado equilibrar a un Estados Unidos aislado geográficamente, y con intenciones que, para muchos, serían  benignas. En términos de la díada sino-estadounidense, las variables de Walt aún están por definirse. En el ámbito regional asiático los prospectos son menos optimistas. La cercanía geográfica, el aumento de las capacidades de coerción y unas intenciones aún no tan claras (por un lado la historia no está del lado de una China que durante siglos, antes de la caída del imperio, mantuvo a sus vecinos en un estado de inferioridad bajo el sistema tributario; por otra parte, la retórica del peaceful rise y la participación china en las instituciones multilaterales asiáticas en la actualidad muestran indicios de intenciones benignas), podrían impulsar alianzas y carreras armamentistas en el continente asiático. 

En último lugar aparece el realismo ofensivo expuesto por John J. Mearsheimer. Para este profesor de la Universidad de Chicago, la anarquía internacional, la incertidumbre y las capacidades ofensivas de los estados hacen que el valor primordial de la política exterior sea la seguridad ante estados que podrían usar la fuerza. Continuando con su planteo, la manera más eficiente de obtener seguridad sería a través de una política ofensiva. Los grandes poderes (ya que sobre éstos agentes versan las teorías) tenderían a expandirse en su región hasta lograr la hegemonía y así la seguridad. Pero a su vez, establecerían políticas dirigidas a impedir que otros estados adquieran poder hegemónico en otras regiones del globo. Esta es la visión más pesimista de todas. Para Mearsheimer el aumento del poder chino necesariamente traerá consigo un ambiente de alta tensión y probablemente conflicto entre China y Estados Unidos. Según su modelo teórico: Estados Unidos intentará impedir que China obtenga la hegemonía en el continente asiático (mediante alianzas con estados asiáticos o a través de la confrontación directa); China, por su parte, y debido al miedo que genera el sistema anárquico, buscará una expansión de su poder hasta conseguir estar en la cima de la jerarquía de poder asiática (y posteriormente mundial); por último, los estados más pequeños de Asia buscarían coartar el ascenso chino, ya que la historia -especialmente la europea- les ha enseñado los peligros de un vecino ensañado con la primacía regional. 

El ascenso de China es un fenómeno demasiado complejo para ser captado en su totalidad por un solo modelo. Aún así, las advertencias realistas deben ser tenidas muy en cuenta. En primer lugar, porque más que una teoría, el balance de poder es una corriente de pensamiento histórica. Con raíces que van tan lejos como el magnífico relato de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso. La Historia respalda sus previsiones y darle la espalda sería una actitud por demás inocente. 

Sin embargo, no todo es negativo. El equilibrio de poder da sus explicaciones sobre el conflicto, pero también acepta la idea de la paz (aunque nunca perpetua). El sistema bipolar de la Guerra Fría, con sus más de 40 años de paz (por más precaria que fuese), sustentado en el poder de la disuasión nuclear, demuestra que los mecanismos de balance pueden ser beneficiosos. Por otra parte, los trabajos desde esta tradición de política internacional suelen estar sustentados en la experiencia europea. Para muchos analistas, sobre todo asiáticos, estudiar el escenario de Asia en torno a conceptos eurocéntricos puede llevar a apresuradas y erróneas conclusiones. 

Profundizando la discusión sobre el ascenso de China desde una clave teórica, en el siguiente número de Letras Internacionales se desarrollará la influencia la polaridad del sistema internacional sobre el fenómeno que nos ocupa.

 

*Candidato a la Maestría en Estudios Internacionales, 
Universidad Torcuato di Tella
Buenos Aires, Argentina

Publicado

2009-07-30

Edição

Seção

Enfoques