Un presidente demócrata en la tierra del Gengis Kan
Resumo
Un país milenario y de una gran extensión pero con una población menor a la de Uruguay (con quien mantiene relaciones diplomáticas desde 1997) vivió durante junio la asunción de un nuevo presidente. La Mongolia del Gengis Kan, fundador del primer gran imperio mongol en el año 1206, recibió a su primer presidente educado en Occidente y que no pertenece al Partido Revolucionario del Pueblo. Elbegdorj Tsakhia, de 46 años, periodista de profesión y líder del Partido Democrático, asumió su cargo el 18 de junio.
Tsakhia estudió en la Unión Soviética (Ucrania) Periodismo y Marxismo-Leninismo desde 1983 hasta 1988. Allí aprendió el concepto de Glasnost (transparencia), una política impulsada por el líder soviético Mijail Gorbachov entre 1985 y 1991. Casi quince años después de haberse graduado de su primer título, obtuvo un Master en Administración Pública en la Kennedy School de Harvard University.
“Tú no te puedes preparar para la política”, dijo el mandatario en una entrevista que le realizaron para el sitio web de Harvard. El líder mongol sostuvo que “la tecnología nos hace más iguales”. Por eso cree en la implementación del gobierno electrónico para terminar con el papeleo burocrático. “Si yo tengo acceso al correo electrónico y tú tienes acceso al correo electrónico, eso nos hace más iguales”, sostuvo. Para Tsakhia también es importante incentivar el uso del inglés en su país, donde el ruso es el segundo idioma. Paradójicamente, por aparentes problemas técnicos, es imposible acceder a la versión inglesa de diversas páginas gubernamentales, aunque todos los sitios estatales la ofrecen.
Sus fans le crearon una página en la popular red social Facebook. Actualmente, Tsakhia tiene 385 partidarios. En su perfil se destaca que fue uno de los 13 líderes del movimiento prodemocrático que terminó con 75 años de gobiernos comunistas; que fundó el primer diario independiente mongol, llamado “Democracia” y que introdujo la libertad de prensa en el país. Asimismo, según sus partidarios, el premier mongol estableció la libertad de expresión y reunión en el país.
Sus seguidores, recuerdan además que en 1998 se convirtió en el primer ministro más joven de Mongolia y en su segundo mandato, en 2004, “lideró la lucha contra la corrupción y la pobreza”. En el ámbito internacional trabajó como asesor de las Naciones Unidas y desarrolló y “fortaleció” las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos.
“El Sr. Elbegdorj es un regordete intelectual con gafas que, con sus 41 años de edad, marca la extraordinaria transformación política de la vasta y poco poblada nación que está en la mitad del sándwich que forman China y Rusia”. Así definió el diario New York Times al actual presidente en un artículo publicado en diciembre de 2004.
El territorio mongol abarca 1.564.115 km2 (compárese con los 176.215 km2 de Uruguay) pero tan solo tiene 2.951.786 habitantes. Es más, el historiador inglés (nacido en Alejandría, Egipto) Eric Hobsbawm señala en su obra “Historia del siglo XX” que, durante el régimen soviético, Mongolia era el país socialista con menor población.
Asimismo, el historiador sostiene que “el colapso del comunismo tras 1989 se redujo a la Unión Soviética y a los estados situados en su órbita, incluyendo Mongolia, que había optado por la protección soviética contra la dominación china durante el período de entreguerras”.
Mongolia se independizó de China en julio de 1921 pero recién aprobó su Constitución en enero de 1992, cuando logró su independencia de la Unión Soviética y estableció un marco democrático para el funcionamiento del país. El artículo 1 de la Constitución establece que Mongolia es una república soberana e independiente y que el Estado deberá asegurar la democracia, justicia, libertad, unidad nacional y respeto por la ley. En el artículo 3 la Carta Magna afirma que el poder del estado reside en el pueblo.
Por su parte, en el artículo 16 enumera los derechos básicos de los ciudadanos: derecho a la vida, a la salud y a un medio ambiente seguro, a la libertad de elección laboral, a la compra, posesión y herencia de bienes, a la educación, a la libertad de conciencia y religión, a la libertad de pensamiento, de expresión, de reunión, prensa y demostración pacífica.
Tsakhia fue corredactor de esta Constitución, convirtiendo a Mongolia en el primer país centroasiático democrático, lo cual le valió el apodo de “Thomas Jefferson mongol”, en referencia a uno de los padres fundadores y redactor de la Declaratoria de la Independencia de Estados Unidos.
Uno de los emblemáticos países del milenario Lejano Oriente renueva su liderazgo, que tendrá el gran desafío de mantener sus buenas relaciones con Occidente y enfrentar las provocaciones de la “atómica” Corea del Norte.
(*) Licenciado en Comunicación Periodística.
ORT - Uruguay
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