Una mala jugada del kirchnerismo: ¿el principio del fin?
Resumo
El sistema democrático argentino se ha erosionado sobremanera en estas últimas décadas. Desde la salida de la dictadura, la práctica de la democracia en Argentina ha estado acompañada por vicios perniciosos que la llevaron a un constante deterioro. Especialmente, desde que Néstor Kirchner asumió el poder hasta cuando fue – teóricamente – sucedido por su esposa Cristina Fernández, la democracia argentina se desdibujó completamente. En este contexto, plagado de contraposiciones, llegaron las elecciones legislativas del pasado 28 de Junio.
La Constitución marcaba que estas debían realizarse el último domingo de octubre, pero por razones no muy definidas, Cristina Fernández decidió que las mismas fueran adelantadas en todo el país al 28 de junio. Comúnmente, estas elecciones persiguen el objetivo de renovar el aparato Legislativo, y a su vez, definir la aprobación con que cuenta el Ejecutivo, pero esta vez había más elementos sobre el tapete que jerarquizaban la elección. El Congreso de la Nación concentra tanto a Diputados como a Senadores, y es el principal órgano legislativo de Argentina. Hasta la fecha de realización de la contienda electoral, y desde que Kirchner llegó al poder en 2003, el oficialismo contaba con mayoría parlamentaria. Si bien estamos refiriéndonos a un sistema tradicionalmente presidencialista, el apoyo de las cámaras es un elemento sumamente influyente a la hora de ejercer el gobierno.
Entretanto, la disputa del poder – por el poder mismo – que se desencadenó en la perimida democracia argentina, hizo que las elecciones del pasado 28 de junio cobraran una importancia inusual para los grandes grupos del espectro político argentino. Entre tantas peculiaridades, un ex presidente se postuló como candidato – “testimonial” – a Diputado por la Provincia de Buenos Aires. El gobierno, tras el gran revés que otrora le había significado los enfrentamientos con el campo, e inmerso en una crisis financiera de carácter internacional, ponía a prueba su gestión en estas elecciones.
Amparado por la fuerte tendencia neopopulista que vienen alimentando ciertos regímenes latinoamericanos, donde la arbitrariedad parece ser la herramienta predilecta, el kirchnerismo – con sus acciones – dejó aflorar la fisonomía plebiscitaria de la democracia argentina. Es decir, el objetivo del oficialismo era lograr un voto de apoyo que le permitiera continuar con una dominación altruista que, en términos weberianos, se esconde bajo la forma de una legitimidad derivada de la voluntad de los dominados, y que sólo se sostiene a costa de ella.
A un lado quedaron los nombres, más atrás todavía las propuestas, y en este entorno tan vago como simplificador una sola pregunta acaparaba la atención: ¿lograría Kirchner el voto de confianza para seguir gobernando a piacere? Esto es muestra fidedigna del cortoplacismo que caracteriza al debate político argentino, y de lo vago e impropio que se ha vuelto el contexto social en el que el primero se desarrolla.
En cuanto a la oposición, la unión entre los partidos “Compromiso para el Cambio” de Mauricio Macri y “Recrear para el Cambio” de Ricardo López Murphy, se fundó Propuesta Republicana: el principal opositor del “Frente para la Victoria”. Con Francisco de Narváez (Unión PRO) y Gabriela Michetti como principales exponentes, esta alianza congregó desde peronistas disidentes a sectores independientes en busca de atenuar el poder del oficialismo.
En los comicios, de Narváez superó por 2.47% al ex presidente Néstor Kirchner logrando el puesto de Diputado Nacional de la Provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, Michetti se impuso con cierta comodidad en la Ciudad de Buenos Aires, donde obtuvo el 31.1% de los votos. La sorpresa vino por el lado del representante de “Proyecto Sur” Pino Solanas, que con un 24.2% de los votos se ubicó segundo detrás de Michetti. Inesperadamente, en Santa Cruz – donde se originó el poder político del ex presidente –, la victoria quedó en manos del candidato del partido “Cambiemos para Crecer” Eduardo Costa. Asimismo, se destaca el triunfo de Julio Cobos en Mendoza – que con la victoria impulsó su plan presidencial –, y la reelección de Carlos Reutemann con el 42% de los votos en Santa Fe. Contabilizando la totalidad de las provincias argentinas, el oficialismo obtuvo 34% de los votos, contra 66% de la oposición, que se quedó con la victoria en provincias determinantes como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
Tras reconocer su derrota, el inefable Néstor Kirchner renunció ipso facto a la presidencia del Partido Justicialista, alegando que cuando “los resultados no son los esperados, se debe actuar en tal sentido”. Sin embargo, dejó en manos de su principal aliado político Daniel Scioli la dirección partidaria, y se retiró a operar con “mayor libertad” de cara a las elecciones presidenciales del 2011.
Independientemente de los matices que puedan existir, las elecciones significaron para Néstor Kirchner y el oficialismo una rotunda derrota. En el ya socavado sistema democrático argentino, lo rescatable es que el pueblo se pronunció y no retroalimentó el afán del matrimonio Kirchner Fernández. Por lo demás, el futuro no parece en absoluto claro para Argentina. Habida cuenta de la intransigencia que ha mostrado Cristina Fernández para ejercer su mandato – aún contando con mayoría parlamentaria –, este nuevo contexto pone de relieve un problema altamente complejo.
En síntesis, no hay duda que el matrimonio Kirchner adelantó las elecciones apostando a ganador, y no sólo perdió el control parlamentario, sino que puso en tela de juicio la continuidad de su poder político. En un escenario optimista, los resultados de las elecciones favorecerán el intercambio político, y dejarán que Argentina comience a recomponer su menoscabado aparato institucional. De lo contrario, Argentina enfrentará una radicalización política que, lejos de contribuir con su recuperación, favorecerá la vaguedad e inconsistencia que ha adquirido su contexto social.
*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales
FACS - Universidad ORT - Uruguay
Downloads
Publicado
Edição
Seção
Licença
Reproducción y/o transcripción total o parcial, con fines académicos o informativos, solo es permitida, siempre que sea citada la fuente "Revista Letras Internacionales, Universidad ORT Uruguay".
Todos los links a los que se hace referencia en esta publicación corresponden a artículos y documentos disponibles en Internet con acceso totalmente gratuito. Las reflexiones y/o comentarios realizados a la información que aquí se envía y las opiniones contenidas en los artículos, son de exclusiva responsabilidad de los autores. La Editorial que se incluye en nuestras ediciones es de responsabilidad del equipo de Letras Internacionales.